Manchester City tuvo un tren de emociones este martes en su triunfo contra Bournemouth (3-1), que lo dejó dependiendo de sí mismo para clasificar a la próxima Champions League, en la última fecha de la Premier League que se jugará el domingo. No estuvo el argentino Claudio ‘Diablito’ Echeverri después de haber tenido su debut en la final de la Copa FA, pero sí hubo un golazo descomunal de Omar Marmoush, la despedida a un hijo pródigo como el belga Kevin De Bruyne y la vuelta del español Rodri, el vigente Balón de Oro y que tardó ocho meses en recuperarse de una rotura de ligamentos en la rodilla.
A los de Pep Guardiola les valdrá un empate en la última jornada para asegurar el pase a la máxima competición continental, ya que en un hipotético empate a 69 puntos tienen mejor diferencia goleadora que Newcastle United, Chelsea y Aston Villa.
Un triunfo ante el Fulham el domingo confirmará el maquillaje a una temporada difícil y que solo puede ser reconducida con ese acceso a la ‘Champions’ y quizás con una buena actuación en el próximo Mundial de Clubes, que comienza el 14 de junio.
En ese campeonato estará Rodrigo Hernández, que disputó este martes sus primeros minutos desde aquella maldita tarde de septiembre en la que se rompió un ligamento cruzado en un empate contra el Arsenal.
El Balón de Oro español llevaba ocho meses de baja y reapareció justo a tiempo para conducir a su equipo a la Liga de Campeones y dirigirlo en el Mundial de Estados Unidos.
Rodri, que jugó los últimos diez últimos, fue el segundo gran protagonista de la noche, por detrás de Kevin De Bruyne en su última actuación en el Etihad Stadium. El belga recibió su merecido homenaje con un tifo espectacular y un estadio entregado que pronto le dedicará una estatua como las de David Silva, Vincent Kompany y el argentino Sergio ‘Kun’ Agüero.
Y para celebrarlo, el Etihad presenció uno de los mejores tantos de la temporada. Un misil de Omar Marmoush desde treinta metros que entró directo por el ángulo del arquero Kepa Arrizabalaga. El egipcio había hecho lo más difícil, sacar al City del insípido momento en el que está sumergido.
De Bruyne se quedó con la miel en los labios de degustar un gol y falló un tanto cantando, a metros del arco y sin arquero, mandando la pelota al travesaño, mientras que Evanilson le correspondió con un remate a un palo unos instantes después.
Ese perdón del delantero brasileño precedió al 2-0 de Bernardo Silva. Ilkay Gündogan, como si de un extremo se tratara, llevó a Dean Huijsen a la línea de fondo y le dejó clavado con un pase atrás que permitió la entrada del portugués desde atrás y la definición del portugués al primer palo.
Pese al 2-0, el City encontró el modo de complicarse la existencia, tónica habitual de la temporada, y Mateo Kovacic se ‘autoexpulsó’ al agarrar a Evanilson cuando se marchaba solo hacia el arco tras un errático pase de Gvardiol.
Sin embargo, el temblor de piernas le duró poco al City porque Lewis Cook se llevó puesto a Nico González con una entrada peligrosísima y el árbitro le expulsó.
Guardiola pudo respirar tranquilo, el City abrochó la victoria con un golazo de Nico González en el minuto 90 y ahora depende de sí mismo. Si gana al Fulham, estará en la próxima Liga de Campeones.
Para el Bournemouth, que recortó ya sobre el final por medio de Jebbison, esta es la confirmación definitiva de que el año que viene no irá a Europa porque ya tiene imposible alcanzar el octavo puesto.