Tomás Etcheverry lo tuvo en las manos pero lo dejó escapar. Estaba set arriba y le ganaba 3-1 al italiano Flavio Cobolli, 35 del mundo y con mejor actualidad. Sacó 15-0 y todo lo que siguió fue cuesta arriba. Cayó por 6-2, 5-7 y 4-6 en las semifinales del ATP 500 de Hamburgo y se quedó sin final, la chance de ganar el primer título de su vida.
Es un viernes de frustración para el de La Plata, en una semana que debería ser de alegría. Es que su secuencia de triunfos en el polvo de ladrillo germano cortó una racha adversa que venía padeciendo desde hace meses y le provocaron un bajón preocupante.
El argentino llegó a ser 27 del mundo en diciembre del año pasado y hoy sorprende verlo en el puesto 55 del ranking ATP. La explicación la da una cadena de caídas tan sorpresivas como dolorosas: primeras rondas en Indian Wells, Miami y Houston; segunda ronda en Montecarlo; primera en Barcelona; segunda en Madrid y otra vez en primera de Roma. Fueron 7 reveces y dos victorias, demasiado viento en contra para una de las raquetas más versátiles del país.
La curva descendente de Etcheverry se frenó en la previa de Roland Garros, que tendrá a 10 compatriotas luchando por avanzar en el cuadro principal, y donde el derrotado por Cobolli deberá debutar ante un peso pesado: Stefanos Tsitsipas. Si Tomás juega como en Hamburgo podrá darle pelea al griego; si lo hace como venía jugando hasta hace unos días irá a París de paseo.