En 1967, Bob Dylan grabó un disco seco, sin promoción, lleno de imágenes bíblicas y con una advertencia: no lo difundan. Una de sus canciones habla de San Agustín. Hoy, con un nuevo Papa agustino —León XIV—, ese tema cobra otro sentido.
Lo que Dylan escribió como una visión íntima coincide, sin buscarlo, con la orden religiosa del sucesor de Francisco. Y entre esas canciones está también la que Jimi Hendrix volvió leyenda.
“I Dreamed I Saw St. Augustine” forma parte de John Wesley Harding, el primer disco de Dylan con referencias directas al Antiguo Testamento. Aparecen también allí canciones como “The Ballad of Frankie Lee and Judas Priest”, “The Wicked Messenger” y “All Along the Watchtower”.
Bob Dylan pidió que no se lo promocione. Era un álbum demasiado personal. Igual, terminaron versionándolo Joan Baez, Patti Smith y hasta inspiró el nombre de Judas Priest. Y Hendrix… lo convirtió en otra cosa.

Qué une a San Agustín, Bob Dylan y el nuevo Papa
Bob Dylan venía de hacer Blonde on Blonde, un álbum eléctrico, considerado por muchos como el mejor de su carrera. Pero en lugar de seguir ese camino, frenó.
Es probable que, después de sobrevivir a un accidente en moto y de atravesar pérdidas personales profundas, Dylan —judío de nacimiento, católico por conversión tardía— haya pensado también en una forma de redención.
Volvió al estudio con apenas dos músicos. Nada de producción sofisticada. Nada de sobregrabaciones ni instrumentos eléctricos. Según Philippe Margotin y Jean-Michel Guesdon, los autores del libro Bob Dylan: todas sus canciones, George Harrison y Ringo Starr estuvieron cerca de participar.
Cuando Dylan le pidió al músico Robbie Robertson que sumara algo, él contestó: “Este disco no necesita nada más”. Y ahí apareció San Agustín.

Ese Agustín es el mismo que inspiró a la orden agustina. La misma a la que pertenece el nuevo Papa, León XIV.
La canción lo muestra entre multitudes, como si lo estuvieran juzgando. No es un himno ni una oración. Es una imagen inquieta, sin moraleja.
Qué dice la canción y por qué resuena medio siglo después
Según el libro Letras de Bob Dylan, la canción se inspira en la figura de San Agustín, quien tras una vida de excesos se convirtió al cristianismo y predicó una filosofía basada en la humildad y el sacrificio.
En los versos, el narrador cuenta un sueño en el que ve a San Agustín “con un abrigo de oro puro”. La imagen se interpretó como una crítica al lujo de la religión organizada, en contraste con la vida austera que predicaba el santo.
San Agustín vivió entre los años 354 y 430. Fue obispo de Hipona, pensador clave del cristianismo y su vida inspiró la Regla de San Agustín, base de la orden agustina.

El San Agustín de Dylan no busca poder, sino almas ya perdidas. Y en el primer verso, el compositor toma prestado el inicio de otra canción legendaria: “Joe Hill”, sobre un sindicalista fusilado sin pruebas. Una línea directa entre mártires, fe y rebeldía.
Frases de la canción que siguen resonando
“I dreamed I saw St. Augustine / alive as you or me.”
(Soñé que vi a San Agustín, tan vivo como vos o como yo)
“Searching for the very souls whom already have been sold.”
(Buscaba almas que ya estaban vendidas)
“So go on your way accordingly / but know you´re not alone.”
(Así que actúen como siempre / pero sepan que no están solos)
Por qué Dylan pidió que nadie hablara de este disco
A Dylan le bastaron unas pocas sesiones en Nashville. Grabó doce canciones con bajo, batería y voz. Como se dijo, ninguna guitarra eléctrica. Ninguna búsqueda de impacto.
Era 1967. Mientras el mundo escuchaba Sgt. Pepper de The Beatles o a los Rolling Stones en pleno viaje psicodélico. Bob Dylan tomó otra ruta.
Pidió a su sello, Columbia, que no hiciera promoción. Que no lanzara sencillos. Que el disco saliera sin anuncios.

En ese silencio, dejó pistas. Como si las canciones no fueran mensajes, sino señales que cada uno debía descubrir por su cuenta.
Cómo Hendrix transformó una canción escondida en un clásico del rock
Jimi Hendrix escuchó John Wesley Harding y algo le quedó vibrando. Pensó en versionar “I Dreamed I Saw St. Augustine”, pero eligió otra canción.
Fue “All Along the Watchtower“. Más urgente, más enigmática. La grabó en una sola toma. La distorsionó, la desarmó, la volvió propia.

Bob Dylan, a los pocos años, la empezó a tocar como Hendrix. Y ese cover pasó a ser uno de los grandes momentos de la historia del rock. Cuando el discípulo supera el maestro.
Un himno hecho a partir de una canción que, en su versión original, apenas había salido al mundo.
John Wesley Harding no fue pensado para perdurar. Pero ahí está: con canciones mínimas, visiones bíblicas y un silencio deliberado que lo volvió único.
Hoy, una de sus canciones vuelve a sonar distinta: menciona a San Agustín, figura clave de la orden del nuevo Papa. Un cruce inesperado entre la fe, la historia… y un músico que pidió no ser difundido.