Mientras que la nueva búsqueda de pistas en el caso de Madeleine McCann, la niña británica de tres años desaparecida el 3 de mayo de 2007, no arrojó resultados, surgió un nuevo testimonio que apuntó contra Christian Brueckner, el único sospechoso que nunca fue imputado.
Las autoridades alemanas realizaron un rastrillaje en una zona cercana a la pedanía de Praia da Luz, un turístico enclave costero a pocos kilómetros del municipio de Lagos, en el Algarve portugués, donde desapareció Maddie hace 18 años cuando estaba de vacaciones con su familia.
La búsqueda fue solicitada por la Fiscalía de Braunschweig y contó con el apoyo de la policía de Portugal con el objetivo de hallar pistas que vinculen la desaparición de McCann con Brueckner.
El hombre 48 años cumple una condena de siete años en la cárcel por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en el Algarve, en 2005. A fin de año podría quedar en libertad.
Las autoridades buscaron en la zona donde —de acuerdo con el medio británico The Sun- Brueckner solía acampar. Para ello, recorrieron 50 hectáreas con excavadoras, picos, drones y barridos a pie.
Los fiscales alemanes también registraron previamente una granja abandonada que Brueckner aún posee, donde hallaron memorias USB, lápices y textos de fantasía escritos por él. Sin embargo, el operativo finalizó sin los resultados esperados.
La nueva búsqueda captó la atención de medios locales e internacionales, que aguardaban pistas que permitieran saber qué pasó con Maddie, y generó nuevas teorías sobre el caso. También motivo a nuevos testigos a dar su visión de los hechos.
Thomas Hertel, antiguo compañero de piso de Brueckner, pidió a la policía alemana que lleve a cabo más registros. “Estoy triste. Los padres se merecen que Maddie sea encontrada”, afirmó en diálogo con Sunday Mirror.
El hombre de 51 años, que vivió con el convicto alemán entre 1992 y 1995 cuando los dos eran adolescentes, cree que Brueckner enterró pruebas claves. “No creía que fueran a encontrar nada en Portugal, pero creo que podrían encontrar algo si excavan más en Alemania”, insistió.
“Me gustaría que registraran todos los lugares donde vivió Christian. Brueckner no dice la verdad, así que es muy importante que encuentren alguna prueba para saber qué pasó realmente”, afirmó, de acuerdo con el medio citado.
Hertel afirmó que sabe de lo que habla y remarcó que las “piezas de evidencia deben estar en alguna parte”, ya que para él “Christian lo enterró o lo conservó todo”.
Por otra parte, recordó cómo era vivir con Brueckner en el mismo hogar infantil alemán, una comunidad de pisos compartidos gestionada por una organización benéfica evangélica, al afirmar que “sabía que guardaba en secreto todo tipo de cosas raras y las conservaba”, ya que “podía ver su balcón”.
“Solía tener montones de tarros de conserva llenos de lo que parecían ser órganos o intestinos. Estaba seguro de que mataba animales de la zona, los descuartizaba y metía sus órganos en esos frascos, porque no había otra forma de entenderlo”, detalló.
“Sabíamos qué provisiones nos compraba el hogar, y nunca nos compraban órganos, ni intestinos, ni nada parecido”, agregó y afirmó que Brueckner es una “bomba de relojería” que no debería quedar en libertad.