Fue el acto de mayor complicidad que compartimos


Ulises tiene 55 años y habla con mucha ternura de su hijo Lisandro (17) y de la relación que mantiene con él y que construye a diario. Detalla esos momentos únicos en los que ambos se sienten felices y libres, como cuando pedalean sin rumbo por la Reserva Ecológica, cantando temas de Babasónicos o, simplemente, el feliz cumpleaños. O cuando se hacen escapadas a esa bucólica casita que tienen en Capilla del Señor, donde aman perderse en esos caminos que destilan tranquilidad. Padre e hijo disfrutan, juegan, se miran sin decirse nada, comen rico. Papá busca como sea acercarse al hijo, ser cómplice y, también, ponerse en su cabecita.

Cineasta de amplio recorrido, autor de filmes como “El descanso”, “Bonanza”, “Sofacama” y “El futuro”, entre otros, Ulises Rosell siempre encontró una excusa temática para postergar la que sería, tal vez, la película más importante e intimista de una trayectoria impoluta: una protagonizada por su hijo Lisandro, que tiene autismo.

“Aparecía siempre alguna razón para tomar por la tangente y dejar el proyecto para otra oportunidad. Hasta que entendí que se me estaba escapando esa oportunidad, que lo tenía que hacer de una vez y no patearlo más para adelante. Y apareció ese momento de comodidad y serenidad interior en el que, además de ser el papá de Lisandro, también tenía que ser el director de la película, lo que significaba que más allá del resultado en sí, tenía que quedarme conforme con lo realizado. Además de andar en bici juntos, descubrir que podía filmar con mi hijo, lo que fue uno de los actos de mayor complicidad y más íntimo que tuve con Lisandro”.

Así empezó a gestarse, en cuentagotass, “Presente continuo”, el conmovedor biodrama que describe el día a día de un adolescente con autismo en su casa, en la calle, acompañando a su mamá al trabajo o en el campo con su abuela. La mamá del filme es la misma que en la vida real: la actriz Valentina Bassi, que si bien desde el principio naturalizó la condición de su hijo mostrando su cotidianidad en Instagram, nunca se imaginó la propuesta que le iba a hacer su ex marido quien, todo lo contrario, sentía prurito de exponer a su muchachito en las fauces de las redes sociales.

“Me sorprendió, la verdad, la iniciativa de Ulises, nunca pensé que podríamos llegar a lograr una película con Lisan, porque siempre nos pareció que no iba a ser sencillo, pero en realidad estaba equivocada y fue genial, difícil, exigente, pero maravillosa”, dice todavía sorprendida Valentina, la madre.

Sentados en las butacas del cine Cacodelphia, Ulises Rosell, junto a Valentina Bassi, y el hijo Lisandro, protagonista de "Presente continuo". Foto: Emmanuel Fernández Sentados en las butacas del cine Cacodelphia, Ulises Rosell, junto a Valentina Bassi, y el hijo Lisandro, protagonista de “Presente continuo”. Foto: Emmanuel Fernández

“Presente continuo” acaba de ganar el prestigioso Premio del Público del BAFICI, el festival de cine porteño, y actualmente puede verse en los cines Malba y Cacodelphia. Todavía incrédulo por las repercusiones y por lo que generó en la gente, Rosell remarca que “lo más importante es eso, lo que causó en el público, lo que lo movilizó y que la terminó votando. Ese voto me parece más significativo que un premio que puede dar un puñado de jurados. Esta película es otra cosa, es un viaje sensorial, es libre, sin corrección política y quizás está despojada de los lineamientos con los que yo suelo trabajar”.

Subraya que “‘Presente continuo’ nunca tuvo la intención de dar respuestas de nada, sino más bien proponer un desafío sensorial. No se romantiza el autismo, sino que se ofrece naturalmente. El título responde a la realidad de Lisandro, “un chico que vive en un constante presente sin la necesidad ni la angustia de saber en qué van a transformarse las cosas. No es como los adultos, que nos intranquiliza el mañana, él es hoy y el hoy para Lisan lo es todo. Es el disfrute desde que abre los ojos hasta que se acuesta. Para él no existe lo que se viene, el plan para el verano, el de aquí a diez años… No, mi hijo es el título de la película, Lisandro es presente continuo”.

Una escena de "Presente continuo" en la que Valentina Bassi lleva a su hijo Lisandro a una marcha.Una escena de “Presente continuo” en la que Valentina Bassi lleva a su hijo Lisandro a una marcha.

La película que más le costó desde lo emocional a Rosell es, paradójicamente, la que más rápido estrenó. La terminó en abril, días antes del BAFICI y desde junio se puede ver comercialmente. “Mi hermana me dijo que es un regalo de por vida que yo le hice a mi hijo. No sé si es un regalo, yo pretendí construir un registro de su adolescencia a partir del vínculo con su mamá, con su abuela y, de alguna manera, conmigo, que estaba detrás de cámara, para que cuando sea grande ojalá él pueda verse”.

Rosell encendía la cámara buscando captar esos momentos preciosos que podían interesarle para el filme. “Mi hijo nunca se enteró que yo estaba haciendo una película, porque él no le presta atención a las indicaciones verbales… Él decía whisky pensando que le estaba sacando fotos y estaba perfecto. Hasta ahora, en lo que va de junio, ya la vio cuatro veces y en todas las proyecciones se sentó en la primera fila, matándose de risa, disfrutando. Yo lo observo y va repitiendo palabras mientras sigue atentamente la proyección. No imaginé que podría conectar ahora, de la manera que lo hace… Supuse que eso podía darse cuando fuera más grande”.

"Para hacer la película tuve que bajar mi ego y entender que la prioridad era mi hijo no la calidad técnica del filme", afirma Ulises Rosell. Foto: Emmanuel Fernández“Para hacer la película tuve que bajar mi ego y entender que la prioridad era mi hijo no la calidad técnica del filme”, afirma Ulises Rosell. Foto: Emmanuel Fernández

Habla desde las entrañas, Ulises. Lo emociona todo lo que tenga que ver con Lisandro. “Si no se concretó antes la película fue por inhibición, por pudor… No siempre uno está preparado para tamaña exposición, además tenía que pensar cómo quería filmar a mi hijo, de qué manera lo pensaba mostrar públicamente… Eso me daba vueltas en la cabeza, tenía mis dudas, pero era un rollo más mío, nada que ver con cómo lo encaraba Valentina, la madre”.

A Ulises no terminaba de cerrar que su ex pareja publicara fotos o videos de Lisandro en las redes. “No estaba de acuerdo, pero no lo cuestionaba. Se me mezclaba con cosas poco gratas que tenía que ver con hijos de personajes públicos que quedan expuestos por situaciones de mierda de los adultos. Esas dudas, viste, pero a la vez entendí que el cine no son las redes, es otro lenguaje, y que esa película, más allá de los resultados, la iba a ser yo, y… ¿quién iba a cuidar más a Lisan que su papá?”.

Lisandro Rosell, protagonista de "Presente continuo", esperando para ver una nueva función.Lisandro Rosell, protagonista de “Presente continuo”, esperando para ver una nueva función.

Como realizador puntilloso y exquisito, Rosell tuvo que entender que esta vez debía prescindir de esos detallecitos que marcan su impronta. “Debo admitir que tuve una bajada de ego muy importante para poder hacer ‘Presente continuo’. Yo estoy acostumbrado a trabajar con un equipo importante, con un sonido impecable, una imagen sagrada, todo organizado, y éste no fue el caso por lógicas razones. Prioricé la presencia de mi hijo por sobre todas las cosas. Frente a la cámara, Lisandro es un chico que no acata directivas, hace básicamente lo que se le canta… y acepté sus reglas”.

En ese viaje sensorial que resultó la película, Rosell se zambulló en el punto de vista de su hijo. “Yo traté que el espectador más que entender, sienta. Eso en cuanto al público, en cuanto a mí, bueno, qué decirte, desde el minuto cero percibí una felicidad distinta porque fui más papá que cineasta. Aunque él no entendiera del todo, lo aceptaba… Porque cuando Lisan no quiere algo, olvidate, es súper claro, transparente y no hay forma que decline. Pero aquí se metió en el juego de hacer algo con su mamá y su papá”.

Paradojas de la vida, Rosell encaró un rodaje fuera de su molde habitual, recorriendo un camino sinuoso y sin un estricto plan de trabajo. Así logró el premio cinematográfico tal vez más importante de su carrera. “Creo que de parte del espectador hubo un respeto por lo frágil, por el riesgo asumido, por la exposición personal, por la sinceridad y por la ternura… En tiempos de tanto egoísmo, parece que lo único importante en la vida es la guita…. Me parece que por todo esto el público se sintió tocado, lo cual me llena de satisfacción doblemente”.

El Día del Padre será un día más en casa de los Rosell. “Mucha bola no le doy, sinceramente, y a Lisan no le interesa. Pero por otro lado para él todos los días que está conmigo son el día del padre. Igual trataremos de armar algún plan padre e hijo, y sumaremos a Fary, mi mamá, que sí le da más bolilla”, concluye.



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