En la noche del martes 17 de junio, tras un corto vuelo de cuatro horas, un Boeing E-4B Nightwatch -el famoso “Avión del Juicio Final” (Doomsday plane) de Estados Unidos- aterrizó en la Base Conjunta Andrews, en Washinghton DC.
Mientras el presidente Donald Trump evalúa su participación en el conflicto entre Israel e Irán, este traslado alimentó todo tipo de especulaciones.
Es que esta aeronave, que funciona como puesto de mando aéreo para el presidente y altos mandos militares durante crisis graves, empleó una señal de identificación inusual, lo que incrementó aún más los rumores sobre su verdadero objetivo.
Además, el Boeing E-4B Nightwatch, que fue diseñado para proteger al secretario de defensa y otros funcionarios de seguridad nacional y mantener al gobierno funcionando en tiempos de guerra nuclear, fue detectado por rastreadores de vuelo y tomó una larga y sinuosa ruta hacia la capital, de acuerdo a lo que publicó The New York Post.
Como revelaron datos provistos por FlightRadar, una reconocida plataforma de seguimiento de vuelos, la aeronave despegó de Bossier City, Luisiana, poco antes de las 18 del martes y aterrizó en Maryland a las 22, después de bordear la costa y rodear la frontera de Virginia y Carolina del Norte,
El “Avión del Juicio Final” es una impactante combinación de estrategia defensiva e ingeniería militar.
Si bien a simple vista es muy similar a un tradicional Boeing 747, su función es, como dijimos, muy distinta ya que sirve como centro de comando aéreo para el presidente, el secretario de defensa y los jefes del Estado Mayor Conjunto a fin de garantizar el comando, el control y la comunicación críticos continuos en caso de emergencia, destaca el medio citado.
En total, la flota estadounidense está compuesta por cuatro Boeings E-4B que realizan vuelos regulares durante todo el año para mantener la preparación militar. En este sentido, están siempre preparados para despegar en cualquier momento.
Estas aeronaves son máquinas ultrasofisticadas que están preparadas para enfrentar una guerra nuclear. Así, tienen la capacidad de resistir explosiones nucleares, ciberataques y efectos electromagnéticos, y están equipadas para disparar misiles de represalia.
Si bien por afuera tienen el aspecto de un avión comercial, por adentro están completamente reconvertidos y es como volar en un cuartel militar.
El Boeing E-4B tiene capacidad para 112 tripulantes, no tiene ventanas, está blindado contra pulsos electromagnéticos y posee algunos de los sistemas de comunicación más avanzados del mundo, lo que lo convierte en una especie de “búnker volador”.
En detalle, cuenta con un blindaje térmico y nuclear que lo protege, y ofrece la posibilidad de comunicarse con cualquier persona en cualquier parte del mundo, gracias a las 67 antenas parabólicas y satelitales que contiene su cúpula de rayos, sostiene The New York Post.
En su interior tiene tres niveles (o cubiertas), divididos en seis secciones: una zona de mando, una sala de conferencias insonorizada con pantallas de video, una sala de reuniones informativas, un área para el equipo de operaciones, una zona de comunicaciones y un espacio destinado al descanso con 14 camas.
En síntesis, esta aeronave está diseñada para ser un “Pentágono volador” en caso de enfrentar una emergencia nacional, revela el medio.