la historia de Luli Pampín, la artista mendocina que emigró a España a los 12 y hoy es furor entre los más chicos


Cuando Lucía Pérez estaba por cumplir doce años, su papá decidió dejar Mendoza y probar suerte en España. Corría el 2001 y su situación económica estaba muy comprometida. Con los claroscuros del desarraigo, Luli -la segunda de cinco hermanos- abrazó la experiencia y se crió en ese mix de culturas. Luego de una década en el ejército, una exigida maternidad reordenó sus prioridades y decidió armarse un traje de bailarina de cajita musical para explorar su vocación artística. A fuerza de determinación y talento, se convirtió en una superheroína furor entre los chicos y chicas: en julio traerá al Teatro Broadway su show Luli Pampín y el libro musical, cuyas primeras tres funciones se agotaron en un día.

“Volver a la Argentina siempre me llena de ilusión. Es una parte súper especial de mi camino: mi infancia, donde todo comenzó. Me emociona reencontrarme con tantas familias que me acompañaron desde el principio”, dice en conversación con Clarín.

Corazón dividido

Nacida en Guaymallén, Mendoza, vivió unos años en Salta, donde su familia se mudó por trabajo. “Viví una infancia muy feliz, aunque no fue fácil: somos cinco hermanos, había cinco bocas que alimentar”.

Cuando su papá -que “se reinventó mil veces y trabajó de todo para sacarnos adelante”- los llevó a todos a Alicante -donde tenían familiares-, sufrió el desarraigo, pero “siempre saco lo positivo de todo: siento que llevo las dos culturas dentro mío y está rebueno poder combinarlas. Siempre voy a tener el corazón dividido”, dice la artista, que desde hace unos años vive en Andorra con sus dos hijos.

Luli Pampín y el libro musical se presentará del 15 al 20 de julio en el Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155). Foto: prensa.Luli Pampín y el libro musical se presentará del 15 al 20 de julio en el Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155). Foto: prensa.

Artillería antiaérea

Cuando terminó el colegio, tenía que elegir un camino: “Me gustaba mucho el arte y el dibujo pero, justo cuando iba a meterme a la universidad, me vino la idea del ejército, donde iba a viajar y aprender otro tipo de cosas, me llamaba la atención por el lado del deporte. Y a los 18 años -esa edad en la que te guiás por lo que te dice el corazón que te va a gustar más-, me decanté por ahí”.

“Fueron unos años bastante bastante buenos: aprendí un montón e hice todo lo que tenía que hacer, pero llegó un punto en el que era un trabajo monótono”.

Cuando uno piensa en un trabajo monótono, difícilmente lo primero que se le venga a la cabeza sea “artillería antiaérea”, la especialidad de Luli durante el último tramo de los más de diez años que pasó en el ejército español.

Pero ella explica: “Hay un punto en el que se estructura todo: estudiás cómo funciona el cañón o cómo se dispara, pero después sigue siendo lo mismo, día tras día. Pasé por todas las disciplinas que podía aprender, y me estanqué. No podía aprender más”.

La maternidad, el punto de quiebre

En medio de esta sensación de monotonía, a los 25 Luli se convirtió en mamá. Fue Mateo, su primer hijo, el que la impulsó a buscar un cambio real y explorar alternativas para ponerle un freno a la vida militar.

En esos años tenía la chance de viajar en sus primeras misiones militares, algo que no podía ni siquiera plantearse, ya que “primero estaba mi hijo. Fue una época en que él se enfermaba muy seguido y no tenía con quién dejarlo: en la guardería no podía estar porque estaba enfermo, con mi familia tampoco porque estaban trabajando: solo me tenía a mí. No podía irme, ¿qué hago? Necesito disponer de mi tiempo para poder estar ahí cuando me necesite, no tengo otra”.

“La conciliación familiar es difícil cuando tienes un hijo tan pequeño y tenés que estar tantas horas fuera de casa. Era una situación muy peliaguda. Además, siempre tuve ese runrún en la cabeza que me decía ‘no estás haciendo lo que de verdad te hace feliz’”, señala la cantante sobre esos tiempos.

Es que desde chica sintió una gran conexión con el arte: “Bailaba, cantaba y me disfrazaba desde que tengo uso de razón. Y siempre me decía ‘este es tu camino’, pero a veces uno mismo se sabotea: pensás que no sos lo suficientemente bueno, o te da vergüenza hacerlo delante de los demás por si te equivocás… Y el problema está en uno mismo”.

“Lo bonito de la maternidad fue que mi hijo vino a enseñarme que uno tiene que confiar y apostar. Te puede salir bien, o te puede salir mal, pero nunca lo vas a saber si no lo intentás”.

En 2016 nació Luli Pampín, con un video nuevo que subía sin falta cada semana a You Tube. Foto: prensaEn 2016 nació Luli Pampín, con un video nuevo que subía sin falta cada semana a You Tube. Foto: prensa

Luli Pampín salió de la cajita musical

Cuando Mateo tenía alrededor de un año y medio, Luli disfrutaba de poner música, cantar y bailar juntos. Rememora Luli: “En un momento de felicidad tan plena y bonita, me animé a cantar e inventar canciones para él. Esa felicidad que veía en él encendió en mí esa chispa y dije ¿por qué no puedo ir por este camino de cantar a los niños?”

Así que tomó el apellido de un familiar muy querido, se armó un traje, le pidió ayuda a uno de sus hermanos para empezar a animar los videos… Y en 2016 nació Luli Pampín, con un video nuevo que subía sin falta cada semana a You Tube. ¿El primero? Ya no está on line, pero ya arrancaba con su clásico “¡hola, pequeños!” y era una versión de Saco una manito.

Inicialmente, el personaje era una muñequita de cajita musical, toda rosa y delicada. Y lo explica a Clarín: “Una de las cosas que hicieron que me separara del ejército fue porque me estaba convirtiendo en una persona que no era yo misma. Si bien siempre fui una persona muy sensible, me veía más ruda, y eso no me gustaba. Cuando -de la mano de mi maternidad- sentí que podía volver a esa sensibilidad, me dije ‘este es mi camino, quiero todo lo contrario a la ruda’”.

Sin embargo, narra, en ese juego de opuestos se dio cuenta que los extremos nunca son buenos: “Tampoco me consideraba del lado de la ‘sensibilidad total’. Creo que las madres y los padres afrontamos todo tipo de situaciones en la vida, y ahí vas con la fuerza también, no se puede simplemente vivir en la delicadeza”.

Así, poco a poco fue mutando a la Luli Pampín de hoy, que salió de la caja para recorrer el mundo, como “una superheroína que también les enseña a los niños sobre la fortaleza”.

“Me llena de orgullo cuando veo que se disfrazan de Luli y se sienten poderosos, porque eso es lo que quiero transmitir: que se sientan fuertes y que afronten el mundo, con la realidad que tiene el mundo, que no es todo color de rosa, ni somos las princesas que vamos en zapatitos porque no nos vamos a encontrar con nada. También hay que criar niños fuertes, que puedan enfrentar lo que conlleva la vida”.

Un mundo maravilloso

Esa fuerza interna que Luli quiere compartir con las infancias empezó a volcarla en todo su trabajo artístico: en su actitud, sus trajes (que idea ella misma, a los que incluso les sumó detalles de su uniforme militar) y las letras de muchas de sus canciones.

Su repertorio es muy amplio: va desde clásicos populares conocidos por todos hasta temas nuevos y originales, pasando por varios “especiales temáticos”, con playlists y discos que reúnen canciones para fechas específicas, como Halloween o Navidad.

En YouTube sus mayores éxitos son Camino por la selva y A mi burro le duele la cabeza, que acumulan más de 1.272 millones y 971 millones de reproducciones, respectivamente. Pero aunque acumula varios “hits”, la cantante considera que no hubo un “hito” que la catapultara a la fama, sino que hubo un crecimiento gradual, “pero siempre sin parar hacia arriba”.

Tal es así que Luli -que contagia energía en cada video, así como entusiasmo en cada respuesta de esta entrevista- no para: el año pasado grabó un disco con Topa, Vamos a jugar (2024), con éxitos de ambos, y también diversifica idiomas: grabó canciones en italiano (reunidas en Ciao Bambini, 2023, como un homenaje a su abuelo italiano), y acaba de lanzar un disco en inglés con Daisy Dot, En español e inglés (2025), para ayudar en el aprendizaje del idioma.

En YouTube sus mayores éxitos son Camino por la selva y A mi burro le duele la cabeza. Foto: prensaEn YouTube sus mayores éxitos son Camino por la selva y A mi burro le duele la cabeza. Foto: prensa

Recuerdos de una infancia feliz

La última vez que la artista pisó suelo argentino estaba embarazada de ocho meses de su segunda hija. Hoy Laila está por cumplir dos años y acompañará a su mamá en la gira, porque aún está en “modo teta” (Mateo, de diez, se quedará disfrutando el verano español con su abuela y sus primos).

Cuando aún estaba todo el tiempo en “modo madre”, se propuso leer varios libros, de crianza, lactancia y otros temas, pero “tenía una pila de libros pendientes que ahí estaban, llenándose de polvo… Yo no me pude leer ni uno. Así nació la idea de este nuevo show, con un polvo que aparece cuando los libros no se leen y se come su interior. ¿Qué hacemos para que no aparezca este señor polvo, este polvoso? Pues, ¡leer los libros! Los niños me ayudarán a crear este libro musical y se van a ir con ganas de leer, esa es la misión de este show”, Luli Pampín y el libro musical, que en Buenos Aires se presentará del 15 al 20 de julio en el Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155).

“Hoy más que nunca es fundamental no sólo entretener, sino sembrar mensajes que queden en el corazón de los pequeños y de las familias. Como mamá que soy, es el valor profundo que atesoro y es la misión que guía todo mi trabajo: tener ese poder, o súperpoder: ofrecer a las infancias un contenido de calidad que los inspire, les enseñe y se queden con esa huella de amor, que es la gran magia que mueve el mundo”.



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