Desde sus comienzos, el rock buscó una manera de transmitir la fuerza, energía y actitud de una nueva generación, lo cual implicó romper con modelos establecidos de sonido e instrumentación. Sin embargo, casi a la par hubo muchos formatos y combinaciones a lo largo de las últimas seis décadas que fueron más allá del cuarteto de rock clásico, con batería, bajo y guitarras.
Así, desde el estilo big-band de Bill Haley en adelante, siempre constantes coqueteos con cuartetos de cuerdas (Yesterday y All you need is love de los Beatles) y con orquestas sinfónicas (Concerto for Group and Orchestra, de Deep Purple), siempre en busca de una mayor amplitud tímbrica y también cierta majestuosidad.

Cada cual tendrá su ejemplo favorito, como el grandioso Kashmir de Led Zeppelin, el épico final de November rain de Guns N’Roses, el tema Climax de Usher, el trip-hop de Portishead en Roseland NYC, o la larga lista de obras completas de bandas de rock con orquestas, que va desde Metallica con la San Francisco Symphony hasta la versión de La Biblia de Vox Dei con el Ensemble Musical Buenos Aires, o Soda Stereo con los arreglos de Alejandro Terán en 11 episodios sinfónicos.
El último ejemplo fue No Te Va Gustar, el grupo uruguayo que en Argentina juega de local prácticamente desde sus inicios. El año pasado recibió una invitación de la Orquesta Filarmónica de Medellín para tocar juntos en Colombia. Dudaron mucho, pero igual decidieron no dejar pasar la oportunidad de hacer algo diferente, después de 30 años de carrera.
De hecho, el cantante Emiliano Brancciari dijo a Clarín: “Te soy sincero: no quería saber nada con un concierto junto a una filarmónica. Nunca había visto en vivo un show con una banda de rock y una orquesta. Solo vi videos como el de Metallica y el de Cerati. No me gusta ninguno y no me parece que las versiones sean mejores. ¡Me aburro al tercer tema, por más que sean maravillosos!”.

Sin embargo tocaron juntos en febrero y ambas partes (incluyendo a Emi) quedaron tan satisfechas que decidieron repetir el concierto en ciudades como Buenos Aires y Montevideo. Y ante la imposibilidad de conseguir el Teatro Colón, reservaron dos fechas en el estadio Movistar Arena. El debut fue en la noche del 21 de mayo y repiten este jueves 22, con 58 músicos colombianos dirigidos por el director asociado Tami Daniel Rueda-Blanco.
Cómo fue el show de NTVG con la orquesta
El estadio Movistar Arena lució bastante diferente a lo habitual para recibir a No Te Va Gustar y la Orquesta Filarmónica de Medellín, sin la típica pantalla gigante de video en el fondo y con un gran cortinado de tul de fondo, que las luces bañaron de diferentes colores.

Los músicos que subieron al escenario también se vistieron distintos al look informal de los artistas de rock y trap que tocan ahí cada fin de semana, con gran mayoría de trajes (incluso Brancciari), algunas zapatillas y el inefable sombrero del trombonista Denis Ramos. Hubo un preludio instrumental antes del ingreso de los rockeros, y a los pocos minutos arrancó el tan esperado concierto de banda y orquesta, ante una sala llena.
Un dilema que se repite en este tipo de uniones es cuánto avanzar sobre los arreglos originales de las canciones, porque ser muy respetuosos no agrega nada, y ser muy osados puede irritar a los fans. En esta oportunidad se manejó un buen equilibrio de ambas partes, con el grupo de rock cediendo volumen y la orquesta sumando épica, majestuosidad y a veces sutilezas.

Hacer arreglos para 22 temas es toda una proeza, aún más si seguramente se hicieron con tiempos muy ajustados. Sin embargo queda para el debate si fue acertada la decisión de poner el mayor acento en la grandiosidad, como quien quiere poner toda la carne al asador, sin tanta variación dinámica y apelando una y otra vez al volumen máximo y los unísonos de instrumentos.
Fueron minoría las canciones donde la orquesta aportó elegancia, belleza y sutileza. Casi siempre buscó el impacto para generar asombro en una audiencia tal vez poco acostumbrada a la música clásica. Las notables excepciones fueron Me ilumina hoy y Una triste melodía. También pasajes de Verte reir y De nada sirve.

De todas formas, fue un concierto único que escapó de los clichés del género ya desde el inicio con Nada fue en vano, cuando Emi arrancó acompañado por acordes de piano y se fueron sumando la banda y la orquesta, mientras él se desplazaba por el escenario como todo un crooner, hasta llegar a un inmenso final de la canción.
No Te Va Gustar nunca tapó a la orquesta, por ejemplo, como suele suceder en muchos casos durante las últimas décadas, y el baterista Diego Bartaburu no dudó en cambiar palillos por escobillas en algún tema.
Arde fue uno de los puntos fuertes de la noche, casi invocando el espíritu de Kashmir. En cambio hubo pasajes donde el volumen casi tapó al grupo, como Tu defecto es el mío y No te imaginás. Quizás influyó cierta afonía del cantante, que superó el percance con oficio y talento.

“¡Hola, muy buenas noches, qué felicidad volver a esta ciudad y de esta forma, compartiendo con la Orquesta Filarmónica de Medellín!”, arrancó el saludo de bienvenida de Emiliano. “Es un concierto único que hicimos en Colombia y por suerte acá. Ojalá les guste y la pasen lo mejor posible”, concluyó.
Por lo visto y escuchado en cuanto a aplausos, ovaciones y versos coreados por todo el estadio, realmente fue un éxito y una lección para que otros artistas tomen en cuentan al encarar este desafío que tanta atracción ejerce sobre los grupos de rock.