El español Rafael Nadal, quien este domingo será homenajeado durante la primera jornada de actividad en Roland Garros, aseguró que no extrañaba el tenis, reveló que no había vuelto a tomar contacto con una raqueta desde su retiro, ocurrido hace un año y medio, y sostuvo que nunca se había sentido “un esclavo o un obsesivo” del deporte.
“No extraño el tenis. Siento serenidad, pero no nostalgia”, afirmó el mallorquín en una entrevista publicada este jueves en la revista francesa L’Equipe. “Entendí que ya no tenía mucho más por hacer en virtud de mis lesiones y de mi cuerpo. Durante los primeros 40 días después de mi retiro, me habría gustado seguir jugando porque todavía era capaz de hacerlo. Pero mi pie estaba muy mal. Apenas podía caminar. He tenido mucho cuidado y hoy tengo poco dolor, en general, en el cuerpo”, explicó.
Rafa abandonó la práctica profesional del tenis tras participar de la etapa final de la Copa Davis en Málaga en noviembre de 2024. Entonces llevaba ya varias temporadas lidiando con lesiones que había condicionado su carrera. “Todo el período de transición, decidir qué hacer o no hacer, fue lo más complicado de vivir”, admitió el manacorí, quien remarcó que el retiro había tenido “un impacto real” en su vida.
Desde que se despidió del tenis, Nadal reparte su tiempo entre las labores vinculadas con su academia de tenis en Mallorca, actividades recreativas como la práctica del golf y el pádel (suele jugar en pareja con Carlos Moyá) y su vida familiar. Respecto a ello, contó que dormía menos que durante sus años como jugador debido a los compromisos que implica la crianza de su hijo. “Rafita ya tiene dos años y medio. Algunos días descanso un poco menos, pero es parte de la vida misma”, señaló.
“Tenía la intuición de que (el retiro) no sería una situación muy complicada de vivir porque tengo muchas cosas, proyectos en mi vida que me hacen feliz. Estoy disfrutando de esta nueva etapa, estoy aprendiendo muchas cosas nuevas y disfrutando de mi familia. Es un cambio radical”, aseguró. Y agregó: “No tengo días normales como antes. Hoy no tengo rutinas. Todavía estoy en una fase de organizar mi vida, de descubrir lo que me gusta y lo que realmente me hace feliz”.
El ex número uno del ranking mundial, quien el 3 de junio cumplirá 39 años, fue una de las figuras estelares del circuito durante las últimas dos décadas junto al suizo Roger Federer y al serbio Novak Djokovic. En este período ganó 92 títulos, entre ellos 22 de Grand Slam. Si bien conseguir semejantes logros le demandó muchísimo tiempo y esfuerzo, Nadal aseguró que su vida no se había circunscripto a las fronteras del tenis.
”Yo no sacrifiqué 20 años de mi vida por el tenis. Era muy feliz jugando, pero también de otras maneras, fuera de las pistas. Trabajé duro, pero mi vida siempre valió mucho más que el tenis. A menudo salía con mis amigos. No todos los viernes y todos los sábados porque si quieres seguir en esta vida, siempre es un poco una cuestión de prioridades. Pero nunca he sido un esclavo o un obsesivo del tenis. He tenido muchos momentos para disfrutar de mi familia, de mis amigos, de la fiesta, del mar, practicar otros deportes. No siento que haya sacrificado nada. He hecho lo que sentía, lo que quería y tengo la suerte de tener una vida más allá del tenis”, aseguró.
Durante la entrevista para L’Equipe, a Nadal le consultaron si se arrepentía de no haberse retirado en mayo de 2022, después de haberse consagrado por 14ª y última vez en Roland Garros y antes de que las lesiones lo complicaran definitivamente. “No podía saber entonces (cómo sucederían las cosas). Había ganados en Australia, en Roland Garros, estaba peleando por el uno del mundo. Me desgarré en la zona abdominal en Wimbledon, donde llegué a las semifinales. Si eso no hubiera sucedido, creo que habría estado listo para ganar en el césped. ¿Cómo habría podido retirarme si estaba en un gran momento deportivo, feliz de poder jugar al tenis?”, reflexionó.
Rafa sostuvo que la convivencia con las lesiones y con el dolor le había permitido valorar los logros que había alcanzado en su carrera, a la que consideró más larga y rica de lo que había imaginado. “De lo que estoy más orgulloso es de la longevidad y de la capacidad que he tenido para afrontar y aceptar desafíos a lo largo de mi carrera. Siempre he mantenido una actitud coherente ante una vida hecha de muchos extremos. Nunca perdí de vista quién soy, de dónde vengo. Siempre he logrado mantener a mi equipo, a mi familia, a mi centro de vida en el mismo lugar. Mi vida real nunca ha cambiado mucho. Y eso me dio estabilidad”, señaló.
Respecto a quienes hasta hace unos meses fueron sus colegas, Nadal elogió a Carlos Alcaraz y a Jannik Sinner. Sobre su compatriota, dijo que mucha gente se había generado una imagen equivocada de él a partir de la difusión del documental A mi manera. “Carlos es un gran profesional, no alguien que anda de fiesta”, sentenció. Y defendió al italiano, quien recibió una sanción de apenas tres meses luego de dar positivo en un control antidoping. “Sé lo estrictos que son los controles y si no han encontrado motivos para declararlo culpable es porque no lo es. Creo en Jannik. No siento que lo hayan beneficiado por ser el número uno”, afirmó.