Si las declaraciones de dirigentes de la izquierda y de sindicatos vinculados con el kirchnerismo fueran un termómetro, la CGT estaría pintándose la cara contra el flamante DNU de Javier Milei que limita el derecho de huelga. Pero el clima que se respira en la conducción de la central obrera peronista es exactamente el opuesto. Están convencidos de que el decreto se caerá por inconstitucional.
Este viernes volverán a reunirse los abogados de diferentes gremios cegetistas para terminar de definir la estrategia judicial. El plan es hacer una presentación en la Justicia el lunes que viene, y también hacer una denuncia ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ante las dudas de Clarín de que la vía judicial no camine, un integrante de la mesa chica de la CGT fue tajante: “Vos fuma”, contestó confiado. Se respalda en que la central ya logró frenar en la Justicia el DNU 70/23 del Presidente, que apenas asumió busco imponer una reforma laboral sin pasar por el Congreso.
El capitulo IV de ese decreto, que también establecía limites al derecho de huelga, fue declarado inconstitucional por el Juzgado Nacional del Trabajo N° 69. Lo mismo opinó la Sala VIII de la Cámara de Apelaciones del Trabajo. Desde el año pasado el tema está en estudio de la Corte Suprema, que no tiene plazos para dar sentencia definitiva.
“Hay varios caminos posibles, por eso la clave es no equivocarse en cuál se toma”, señalo uno de los abogados que trabaja en la estrategia legal de la CGT. Ese abogado entiende que debe recurrirse ya a la Justicia con un planteo preventivo. Otros abogados laboralistas, que no trabajan en el recurso cegetista, entienden que se debería esperar a que haya una medida de fuerza y que ahí, una vez que se les cercene a un gremio el derecho a la huelga, debería recurrirse a la Justicia.

Pero más allá del camino jurídico, entre los jefes sindicales cegetistas parece haber calma. A Luis Barrionuevo, jefe de los Gastronómicos, lo llamó este jueves el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez.
“No le des bola al decreto, no va a pasar nada”, le dijo Martínez. Barrionuevo bromeó: “¿No vamos a hacer el paro que quiere (Juan) Grabois?”, le contestó con ironía el histórico sindicalista.
Lo que desde ya está descartado es que la central convoque a un paro por un decreto al que considera inocuo ya que, entiende, caerá en la Justicia.
El tema es que el nuevo DNU que limita el derecho a huelga salió tres días después del triunfo del libertario Manuel Adorni en la elección porteña. El Gobierno interpretó que su gestión fue plebiscitada y se envalentonó otra vez con su agenda para embestir contra los gremios.
La pregunta que se empiezan a hacer en la mesa chica de la CGT es qué pasará después de las elecciones de octubre, en caso de que La Libertad Avanza se imponga en las legislativas nacionales. Es un tema de conversación en la mesa chica cegetista.
Con bloques más numerosos en ambas cámaras del Congreso, ¿Milei insistirá con la reforma laboral, cambios en las indemnizaciones y en la limitación del derecho a huelga? ¿Qué pasará con las iniciativas que hasta ahora no pudieron avanzar de reforma sindical y que apuntan a impedir las reelecciones perpetuas de los sindicalistas?
“Si ganan, se van a querer agrandar”, vislumbra con alarma un referente cegetista. Y agrega: “Fijate cómo lo hicieron pelota a (Mauricio) Macri, que encima los ayudó con la gobernabilidad”.
Otro integrante de la mesa chica de la CGT sostiene: “Al nuevo DNU hay que tomarlo como un antecedente más. No podemos estar tranquilos. Está es una maratón de cuatro años y hay que estar preparados. Pero la estrategia nuestra debe ser judicial, no política”.
En un importante sindicato del sector privado interpretan que cualquier reforma laboral debe hacerse por consenso y en una negociación entre el Gobierno, la CGT y los empresarios. “Si quieren ser reelectos deberán tener buen vínculo con los gremios y con los gobernadores, como hizo Menem”, analiza un sindicalista. Para ese gremialista el Gobierno no abrió un frente con el sistema de salud de las obras sociales únicamente porque éste está completamente desfinanciado.
En simultáneo, en la central obrera empezaron a discutir el proceso para la elección de sus nuevas autoridades. En la actualidad la CGT tiene tres cosecretarios generales, Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello.
La elección está prevista para noviembre, pero en una reunión reciente que se realizó en UPCN algunos propusieron adelantarla a septiembre: entienden que es mejor definir a la conducción -y sobre todo su perfil- antes de la elección legislativa de octubre.

¿La razón? Evitar que el resultado nacional contamine la votación en la CGT.
Por ahora hay dos grandes divisiones. Algunos sostienen que debe mantenerse el esquema de tres secretarios generales -el llamado triunviro- y para otros debe haber un solo líder.
Parece haber bastante coincidencia en que la actual conducción está desgastada y con que debe producirse un recambio generacional.
De distintas usinas sonaron últimamente dos nombres. El de Jorge Sola, del sindicato del Seguro, y el de Carlos Pérez, dirigente del gremio de Comercio de extrema confianza de Armando Cavalieri y que comanda la obra social de los trabajadores mercantiles, la mayor del país.

A Sola ya le apareció una bolilla negra. Cuentan en la CGT que él mismo planteó que quería ser el secretario general de la CGT. “Es un atrevido”, lo descalifica un importante referente cegetista,