La escena se repite una y otra vez. A metros de comenzar la cola para el ingreso al Grand Théâtre Lumière, hay una dama, de cualquier edad, vestida de gala cambiándose el calzado. Por lo general llevan puestas chatitas, que son más fáciles de guardar en la cartera, y se ponen los zapatos taco aguja.
Pero cada vez son menos. Es que el Festival de Cannes está pegando su recorrido final, y la cantidad de gente que queda por la Croisette disminuyó ostensiblemente.
Pero las películas dentro del Palais des Festivals, continúan. Y por suerte ya hay otra que puede quedarse con la Palma de Oro.
Sentimental, no sentimentalismo
Valor sentimental se titula lo nuevo del noruego-danés Joachim Trier. ¿Qué tiene de bueno? Que no es pretenciosa, que se basa en los personajes, que crecen, que ahonda en las relaciones familiares, tiene humor y es sentimental sin caer en el sentimentalismo.

A la primera que vemos es a Nora (la noruega Renate Reinsve, ganadora aquí del premio a la mejor actriz por La peor persona del mundo, también de Trier, hace 4 años), una actriz que tiene un pánico a salir a escena. Proviene de una familia de artistas: su padre (Stellan Skarsgard) es un reconocido director de cine que no filma desde hace años. Y con su hermana sobrevivieron las peleas de sus padres. Su madre falleció.
El lugar central de Valor sentimental es la casona donde la familia Borg lleva generaciones dentro. La relación de Nora con su padre es inexistente, pero él le ofrece el rol principal de una película que escribió para ella, y que filmará en esa casona. Cuando ella lo rechace, Rachel (Elle Fanning) está lista para hacerse cargo del papel.
Trier plantea tan bien las cosas en el guion como luego las plasma en la realización. De las pocas películas del Festival que uno volvería a ver a la salida del cine.

Como “La película de la semana”
Otras dos hermanas también protagonizan Woman and Child, del iraní Saeed Roustayi. Pero aquí ya estamos hablando de La película de la semana, el clásico de los domingos a las 22 por Canal 9.
La trama es bien de telenovela, pero no dicho de manera despectiva, sino por lo cuadrado de los personajes. A Mahnaz le pasa de todo. Enfermera y madre soltera, su hijo es como Jaimito, tiene otra hija y no quiere comprometerse con su novio conductor de ambulancias y luego se le viene el mundo abajo: su pareja en verdad quiere casarse con su hermana, y a Aliyar (o sea, Jaimito) le sucede algo tremendo.
La película no ahorra atrocidades -o intento de hacerlas- y no se parece en nada a la otra candidata a la Palma de Oro iraní, Un simple accidente, de Jafar Panahi.

Medio inclasificable, lo cual no habla mal de ella sino todo lo contrario, es la china Resurrection, de Bi Gan. Como es larga, el director se permite saltar de género y hasta de modo de narrar: empieza como una película silente, pero en colores, con música y sonidos, pero con intertítulos, habla del poder de vivir eternamente, de un personaje digamos fantástico, y de su posterior andar por la Tierra.
Lo mejor es el final, y no porque termina, sino porque está narrado en un solo plano secuencia (sí, a la medida de Adolescencia, la serie de Netflix), y allí también cambiando hasta de género en una sola escena.
El caso Julian Assange
Y en Special Screenings se vio The Six Billion Dollar Man, que nada tiene que ver con la serie El hombre nuclear, aunque juega con el título original (Billion en vez de Million) del programa con Lee Majors. Se refiere a Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, y el documental de Eugene Jarecki es esclarecedor, aunque tendencioso.

Asange vivió asilado en la embajada de Ecuador en Londres por más de un motivo -Assange vino a Cannes, no habló con la prensa, y trajo al expresidente Rafael Correa-, el principal el encono del gobierno estadounidense por la filtración de informes de las guerras de Irak y Afganistán que salieron desde departamentos militares, y que dejaban muy mal parados a varias administraciones estadounidenses.
Recordarán el monstruoso video en el que desde un helicóptero masacran a periodistas de Reuters, y civiles desarmados en Irak en 2007. Fue filtrado en 2010, y sumado a otros informes, más un supuesto caso de violación a dos mujeres (ninguna de ellas presentó cargos contra el australiano), Assange terminó viviendo en el piso de la embajada por siete años, sin poder salir.
El poder de las imágenes, más que los testimonios, y algunas revelaciones que para muchos serán precisamente eso, vuelven a The Six Billion Dollar Man un filme atrapante, que cuestiona la censura y la liberta de prensa.
Pero nadie se atrevió a ponerlo aquí en la competencia. O sea.
Y no hubo suerte en la premiación de La Cinefondation, y Tres, el cortometraje de Juan Ceballos, con Gastón Cocchiarale como uno de los protagonistas, se quedó con las manos vacías.