el criminal que convirtió su celda en una escena de terror

Alexander Maslich fue un asesino serial ruso que recurrió al canibalismo como estrategia para evitar la pena de muerte y ser trasladado al Centro Científico de Psiquiatría Social y Forense Sébsky en Moscú para una evaluación psiquiátrica, un lugar que los presos consideraban una especie de “resort” del cual escapar resultaría más fácil.

De acuerdo con el medio ruso Alta Press, Maslich nació en 1972 en Aleisk, una localidad del krai de Altái ubicada en el río Alei, donde tuvo una infancia “muy dura”. A los 12 años quedó virtualmente huérfano, ya que sus padres eran alcohólicos, por lo que Maslich fue enviado a un internado para adolescentes problemáticos.

Descrito como alto y delgado, pero introvertido y reservado, incapaz de defenderse, Maslich durante seis años -hasta que se graduó- fue víctima de torturas, palizas, abusos psicológicos y sexuales por parte de estudiantes mayores y, posiblemente, los educadores del internado.

Al salir, decidió que lucharía “contra el mar” y mataría a otros violadores y pedófilos que ocasionan el mismo daño y abuso a otros chicos que él mismo sufrió. Así fue que adoptó el nombre de “sanitario del bosque”. Su carrera criminal comenzó con robos y hurtos menores, hasta que escaló a homicidio durante un asalto, por el cual quedó preso en el Centro de Detención Preventiva n.º 1 de Barnaul, una cárcel de máxima seguridad en Kueta.

En consonancia con su nueva ideología, su segunda víctima fue su compañero de celda, que estaba condenado por pedofilia. Una noche, en 1991, el recluso alardeó ante Maslich “sus hazañas criminales” y “sin escatimar en emociones, contó cómo le gustaba matar”.

En respuesta, el “sanitario del bosque” lo regañó y le advirtió que él mataba a “los suyos”. Luego, lo golpeó en la cara y el pecho. Unas noches más tarde, la discusión con su compañero de celda escaló hasta que Maslich lo estranguló con una sabana. El pedófilo murió por asfixia. Maslich dejó el cuerpo sobre la cama.

Tiempo más tarde, durante su juicio, contaría que fue aquella la noche en que ideó su plan. Con la intención de ser trasladado al Centro Científico Serbsky de Psiquiatría Social y Forense de Moscú, donde los peores criminales son enviados para ser examinados y determinar su cordura, Maslich afiló contra el suelo una varilla que tenía en la celda y cortó el cadáver de su compañero muerto.

Maslich abrió el abdomen de su víctima, metió la mano dentro y le arrancó uno de sus órganos, el cual hirvió en una taza. Sin embargo, no se lo comió. Solo fingió la antropofagia para obtener su ticket al complejo psiquiátrico. Recibió 12 años más de cárcel y el rango de reincidente por su crimen.

“Por extraño que parezca, daba la impresión de ser un hombre agradable. Su discurso era coherente y competente. Comportamiento adecuado e incluso educado. Como nos dijo el personal del centro de detención, tampoco hubo arrebatos agresivos por su parte”, aseguró el criminalista Sergey Voronin, de acuerdo con Alta Press.

Agregó que el “sanitario del bosque” tenía un “aspecto favorable”, ya que “era alto” de al menos 1.90. “Su motivación me quedó clara enseguida, no había duda. Quería que le declararan loco, y para ello creó toda una leyenda”, comentó el criminalista ruso.

“En mi opinión, Maslich era un delincuente ordinario con rencor contra la gente. Quería evitar el castigo con la ayuda de la pericia forense. Durante la reunión se comportó con normalidad. No inspiraba miedo. Aunque la comunicación con este tipo de personas, por supuesto, presupone protección: la presencia de un oficial de la colonia y de un perro de servicio”, aseguró otro de los investigadores, Eduard Bauer, según consignó Alta Press.

Por considerarlo un criminal “especialmente peligroso” y para evitar “motines masivos” entre los presos, en 1994 Maslich fue trasladado a un centro de aislamiento punitivo en una colonia penal de Rubtsovsk.

En la prisión de Rubtsovsk, Maslich conoció a sus nuevos compañeros de celda: Alexei Goluzov, tenía 25 años, condenado por robo y hurto, y Alexei Dzyuba, de 23 años, misma edad que Maslich, y preso por robo, hurto y secuestro.

Dzyuba aspiraba a ser traslado al centro psiquiátrico de Moscú, o al menos ser traslado a otra celda. Por lo que los tres decidieron atacar a un cuarto compañero. Pero su plan se vio frustrado cuando este presentó resistencia, por lo que el hecho se limitó a golpes y el cuarto recluso resultó trasladado.

Como “plan B” y para no esperar una nueva víctima, Maslich asfixió con una cuerda a Dzyuba con la ayuda de Goluzov, quien lo agarró por las piernas. Acto seguido repitieron el mismo plan: con una navaja de afeitar le extirparon el corazón y el hígado y bebieron su sangre. Hirvieron los órganos. Goluzov se negó a comer, y Maslich solo probó un pedazo de hígado, pero no pudo tragarlo. Exámenes posteriores confirmaron trozos de dientes en el hígado de Dzyuba.

“¡Nos comimos a Dzyuba! De verdad”, confesó Goluzov a los guardias la mañana siguiente. Obtuvieron su pase al Centro Científico de Psiquiatría Social y Forense Sébsky, pero los médicos comprobaron que Maslich y Goluzov habían simulado el canibalismo, por lo que los declararon cuerdos, aptos para ser penalmente responsables de sus crímenes.

Mientras se realizaba la investigación, Maslich mató a otro compañero de celda que no quiso pagar una deuda por un juego de cartas. En 1996, Goluzov fue condenado a 15 años de cárcel y Maslich a muerte. Pero tras la adhesión de Rusia en 1996 al Consejo de Europa, obtuvo una moratoria en 1997 que le evitó la pena capital.

Sin embargo, fue condenado a cadena perpetua y trasladado al “Delfín Negro”, la Institución Federal Gubernamental (FKU) de la Colonia Penitenciaria IK-6 UFSIN de Rusia del Óblast de Oremburgo, descrita por el medio ruso Alt Kp como “una de las colonias más espeluznantes” donde cumplen condena “maníacos, terroristas, asesinos en serie, los más terribles violadores e incluso caníbales”. En dicha prisión, Maslich murió en 2015 por causas desconocidas.