El pálido empate como local ante Universitario marcó el final de la primera parte del año para River antes de disputar el Mundial de Clubes en Estados Unidos. Y dejó un sabor agridulce. Tal vez, más agrio que dulce. Es que si bien había un equipo en vías de formación, no se cumplieron algunos objetivos y en general, el plantel quedó en deuda en el juego.
River tuvo un andar irregular. Después de un flojo arranque en los primeros meses de este 2025, logró recuperarse y cambiar la sintonía a partir de mediados de abril. Su momento premium fue durante un mes, hasta mediados de mayo, en el que el equipo encontró un pico alto. Sin embargo, en los dos últimos encuentros, ante Platense y Universitario, la flecha fue otra vez para abajo y quedó preocupación. Es que la duda hacia adelante es si se trata solo de un bajón pasajero o si efectivamente hay un retroceso en el juego.
Esa es una de las cuestiones de las que habló Marcelo Gallardo en la conferencia de prensa posterior al empate con Universitario. “No nos gustó terminar el partido así. No es lo que queremos expresar”, afirmó el Muñeco quien se fue pensando en que su equipo deberá retomar el camino de lo que hizo durante abril y parte de mayo, para poder potenciarse.
El técnico de River hizo su propio balance: “Fue una primera parte del año en la que nos costó entrar en la dinámica. Después el juego llegó, lo pudimos hacer de buena manera cuando llegó, el equipo empezó a mostrar un fútbol diferente, generó un entusiasmo en la gente y fue frenado por el partido de Platense, que no nos permitió llegar a uno de los objetivos, que era jugar la final. Esa dinámica que encontramos tiene que seguir fluyendo en esta etapa tras el breve descanso. Ese va a ser el estímulo para el segundo semestre. Que no nos cueste y pueda seguir fluyendo”, analizó.
Es que a River le costó fluir en esta primera parte del año, sobre todo en los primeros meses. Al principio, los partidos se le hicieron pesados. Los rendimientos eran inestables y los encuentros soporíferos. No lograba crear situaciones de gol en cantidad, no era contundente y efectivo arriba, pateaba poco al arco y era alérgico al gol. De hecho, en los primeros 17 partidos del año, River apenas anotó 15 goles. Eso cambió a partir del encuentro ante Gimnasia cuando se le abrió el arco. Desde ahí, hizo 25 tantos en 9 partidos.
A pesar de que la puntería cambió, de todos modos, no logró el objetivo de estar en la definición del Apertura y obtener el título. Fue eliminado por penales ante Platense. El karma desde los 12 pasos (lleva ocho definiciones consecutivas perdidas) ya le había arrebatado otro título, el de la Supercopa Internacional, jugada en marzo en Asunción, ante Talleres, que le ganó esa Copa.
Entonces, los golpes que River tuvo en el semestre dolieron más por rivales y contextos y porque el juego y el fuego sagrado no apareció en esas momentos cruciales. Con el andar que venía teniendo estaba para llevarse puesto todo en el Apertura y alzarse con el trofeo pero no ocurrió. Y a eso se le suma que, por errores de coordinación y fallas defensivas, le concedió a sus contrincantes posibilidades. A su vez, las lesions también fueron un problema. Hubo más de 20 desde que arrancó el año. De hecho, aún hay jugadores en recuperación como Gonzalo Montiel, Paulo Díaz, Maxi Meza, Matías Rojas y Leandro González Pirez.
No todo fue negativo, claro. Explotó Franco Mastantuono, la joya de 17 años con futuro de Selección y figura mundial. Y fue gran artífice del vuelco que había dado River. En el pico de rendimiento del equipo, Gallardo encontró una formación casi de memoria y el conjunto de Núñez tuvo goleadas, buenos partidos de visitante en la Copa Libertadores, se clasificó primero en su grupo y ganó el Superclásico en el Monumental con autoridad. Al fin y al cabo, esa fue la gran alegría del semestre.
Para lo que viene, Gallardo buscará rescatar lo mejor del mes en el que este River se identificó con el River de su primer ciclo y con lo que quieren ver los hinchas para poder terminar de moldear un equipo confiable y convencido, que logre plasmar su idea.