El fútbol argentino está encantador. El mismo fútbol que tiene el bendito torneo de los 30 equipos -pero que después entrega unos playoffs súper entretenidos, con Platense y Huracán a la vera de una vuelta olímpica improbable bajo otro tipo de formato- recupera a uno de los jugadores más importantes de la historia de la Selección. Vuelve Ángel Di María y es motivo para celebrar a lo grande.
Será claramente un lujo ver a Angelito desfilar por las canchas de acá. Habrá ovaciones a granel y aplausos a rabiar para homenajear a uno de los grandes héroes de la ya legendaria Scaloneta -aunque siga vigente- y as de bastos de ese mazo ganador que tuvo -en realidad, tiene- como ancho de espadas a Lionel Messi.
Recordará por ejemplo a esos tiempos en que Diego Maradona tuvo su merecido -y tardío- reconocimiento en su paso como director técnico de Gimnasia. No habrá tronos, pero sí habrá caricias. Y ni qué hablar en ese Gigante de Arroyito que enloquecerá y se vendrá abajo cada vez que Angelito tire una gambeta o una rabona. Ni qué hablar cuando meta un gol…
La pregunta pasa por saber por qué vuelve. Y la explicación tiene que ver con la pasión. Hay cosas que el dinero no puede comprar, es más que sabido. Porque si no elegiría ir a Medio Oriente o la Major League Soccer, con más negocios en el horizonte y menos presiones.
Fue la pasión lo que llevó al uruguayo Edinson Cavani a darse el gusto de dejar todo y jugar en Boca, el club del que se enamoró cuando soñaba en su Salto natal. La misma que llevó al vasco Iker Muniain a tomar la decisión de cruzar el Atlántico. No se le cumplió el deseo de jugar en su amado River, pero se dio el gusto de mostrar su jerarquía en San Lorenzo.
El fútbol argentino, más allá de los formatos, es un imán. No hay plata, obvio, y tal vez no tiene el nivel técnico que abunda en las principales ligas de Europa. Pero es competitivo y complejo. Y, sobre todas las cosas, apasionante. Y eso tal vez es algo de lo que viene a buscar Di María a Rosario para ponerle un moño a una carrera fabulosa. Bienvenido sea.