por qué oculto la verdad y qué falta para que sea DT de Boca

Casi dos décadas atrás, Miguel Angel Russo era uno de los técnicos del momento. Había sido campeón con Vélez, gozaba de una gran reputación y para Mauricio Macri tenía el perfil ideal para suceder a Ricardo Lavolpe, que había dilapidado un increíble campeonato en el histórico desempate con Estudiantes, casualmente disputado en el Amalfitani. El Bigotón fue despedido y el mandamás xeneize, antes de lanzarse a la arena política en la Ciudad de Buenos Aires, llamó al entrenador nacido en Lanús. Le ofreció el puesto en Boca y fue amor a primera vista.

A tal punto, que Russo se comunicó con Raúl Gámez y, a pesar de que le quedaban seis meses de contrato y hasta había planificado la pretemporada, presentó su renuncia. “Él me dijo que tenía ganas de irse; entonces yo, defendiendo los intereses de Vélez, le contesté ‘si vos te vas, tenés que indemnizarnos’“, sostuvo el presidente del club de Liniers. Y acusó a Macri, con quien nunca tuvo piel, de “romper todos los códigos”.

La coyuntura es similar a la que el propio Russo vive por estas horas. De nuevo apareció Boca -por tercera vez en su carrera- y el técnico, que ahora tiene 69 años, tomó la misma decisión que en diciembre de 2006. Dejó todo por los colores azul y oro. Ni siquiera importó que el mismísimo Juan Román Riquelme lo haya echado en agosto de 2021, cuando su segundo ciclo languideció tras 64 partidos. El veterano estratega atendió el llamado de Román, aquel crack que apuntaló su equipo durante la conquista de la sexta Libertadores, y le dio el “sí”.

La bronca de los hinchas de San Lorenzo, que a pesar de la derrota con Platense aplaudieron a Russo en el final del partido, tiene que ver con los modos. El técnico recibió -y aceptó- la propuesta de Román antes de la semifinal. Así lo hicieron trascender los satélites del presidente xeneize. Y aunque Miguel no quiso hablar del tema en la última conferencia de prensa que brindó en el Nuevo Gasómetro, procedió del mismo modo que Fernando Gago, que les mintió en la cara a los periodistas mexicanos. Entonces, ya le había dado el okey a Riquelme para dejar Chivas y volver a la Argentina para dirigir a Boca.

Siempre respetado en el mundo del fútbol, y un ejemplo de vida por la lucha que tuvo contra el cáncer, Russo quedó expuesto tras su renuncia. Julio Lopardo, presidente interino de San Lorenzo, le preguntó si iba a dirigir a Boca y en todo momento lo negó. Lo hizo el viernes, 48 horas antes del duelo con Platense, y el lunes, cuando dimitió. Al igual que hizo con Gámez hace 18 años y medio, rompió un vínculo que estaba vigente para volver a orillas del Riachuelo, donde ganó el título más importante de su carrera.

Atrás quedaron las palabras de un entrenador enojado por la falta de pago que derivó en la huelga de los futbolistas, que no se presentaron a entrenar dos días antes del choque con Argentinos Juniors en La Paternal. “El problema más grande que tenés en el fútbol es cuando mentís. Si vos decís las cosas de verdad, o de frente, siempre hay una forma de llegar a un entendimiento. Pero, bueno, suceden de una manera en la cual… es la única diferencia que yo encuentro. Después, en el fútbol, la mayoría de los equipos tienen problemas de dinero. Todo es diálogo. Y cumplir. Si cumplís, es mucho más simple todo”, dijo tras el 1 a 1 y la clasificación en los penales.

Si el problema, según Russo, es no ir de frente… ¿por qué desmintió el llamado de Boca? ¿Por qué se negó a hablar de su futuro cuando terminó la participación de San Lorenzo en el Torneo Apertura? ¿Por qué le ocultó la verdad a Lopardo y hasta a Marcelo Moretti, el presidente licenciado pero activo desde las sombras, a quienes les juró y perjuró que no había ningún trato con Riquelme?

San Lorenzo no se la está haciendo fácil a Russo y todavía no puede dirigir a Boca porque no acordó su desvinculación. Es cierto que Miguel pensaba en dejar su cargo, cansado por los inconvenientes financieros que arrastra el club de Boedo. Pero en las últimas horas, le pagaron el sueldo de marzo y no puede considerarse despedido. Por eso la dirigencia azulgrana exige un resarcimiento.

La deuda con Russo es de 150 mil dólares y el entrenador está dispuesto a desembolsar 300 mil de su bolsillo. San Lorenzo primero pidió 2 millones de dólares, pero por una cifra que oscila en el millón y los 800 mil dólares, cerraría el trato. “No tengo todo ese dinero. Si no, me quedo en mi casa los próximos seis meses”, les dijo Miguel a Lopardo y a Moretti. “No es problema de San Lorenzo”, contestaron.

Boca tiene apuro y San Lorenzo no. El equipo azul y oro está listo para viajar a Estados Unidos, donde disputará el Mundial de Clubes y el 16 de junio debutará ante Benfica en Miami. El Ciclón, en cambio, no jugará hasta fines del mes que viene, o principios de julio, cuando se llevará a cabo su partido de la Copa Argentina contra Quilmes. En cualquier caso, ya está listo Damián Ayude, técnico de la Reserva azulgrana, para hacerse cargo del plantel. Por lo tanto, no tiene urgencia en contratar un reemplazante para Russo.

Este miércoles, la práctica en Ezeiza fue dirigida por Roberto Pompei y Silvio Rudman, hombres de las inferiores xeneizes, con la colaboración de Cristian Aquino en la preparación física. Los jugadores se entrenan a la espera del nuevo entrenador.

Hay mucho dinero en juego. Justamente, lo que le sobra a Boca y le falta a San Lorenzo, inhibido por doquier. Russo no se manejó nada bien. Riquelme tampoco: es la tercera vez que contrata un técnico con trabajo, y si no hay que remitirse a los casos de Diego Martínez (Huracán) y Gago (Chivas). Son decisiones, diría el propio Miguel. Y tendrán que hacerse cargo de ellas.