Si tenés más de 40, Wilco puede ser tu nueva banda favorita, aunque no tengan hits ni fama masiva


En While We’re Young, una película sobre gente de más de cuarenta que intenta no quedarse afuera, Ben Stiller menciona a Wilco como quien revela una contraseña. No da contexto: apenas nombra. Y algo se entiende.

Wilco es de esos grupos que no llegan como novedad, sino como recuerdo. Como si siempre hubieran estado ahí, esperando que alguien -con más o menos de cuarenta años- por fin los escuche.

Suena a otra época sin nostalgia. Y, sin oxímoron, no podrían ser más contemporáneos. Tiene la precisión de una máquina, pero una máquina blanda: hecha de melodías humanas, líneas que se repiten sin cansar y una fuerza que nunca levanta la voz.

Este 30 de mayo, Wilco se presenta en el C Art Media de Buenos Aires. Conviene detenerse en lo que representa: una banda que esquiva el brillo fugaz, que sigue tocando con una ética del detalle, y que encuentra en la canción una forma de resistencia íntima.

El show será parte de una gira que repasa canciones de Cousin (2023), su EP Hot Sun Cool Shroud (2024), y celebra dos reediciones clave: The Whole Love (2011) y A Ghost is Born (2004).

Una conversación con su bajista John Stirratt, un repaso por su historia de desvíos y una mirada al libro donde Jeff Tweedy escribe -sin solemnidad- sobre cómo hacer canciones.

Jeff Tweedy, el compositor principal de Wilco. Aunque la música se hace en grupo. Foto de prensaJeff Tweedy, el compositor principal de Wilco. Aunque la música se hace en grupo. Foto de prensa

Wilco, el sonido lo hacemos todos

-Aunque Jeff Tweedy es el principal compositor, ¿cómo es el proceso creativo dentro de Wilco?

-Cada disco tiene su historia, pero desde hace más de 20 años, con los mismos músicos, trabajamos de dos maneras. A veces construimos una canción desde un beat, capa por capa. Otras, nos sentamos todos juntos, la ensayamos y la grabamos en vivo. Ahí está la magia: el sonido de Wilco depende del conjunto, no sólo de una persona.

¿Qué es Wilco y por qué suena como nadie?

¿Què o quién? Porque Wilco es principalmente el sexteto del cantante y compositor del grupo, Jeff Tweedy. Wilco empezó como una banda de country alternativo, pero duró poco esa etiqueta. Enseguida se volvió otra cosa.

El bajista John Stirratt y el guitarrista Pat Sansone,  miembros de la banda estadounidense Wilco. Foto: Foto: Prensa/ Jamie Kelter DavisEl bajista John Stirratt y el guitarrista Pat Sansone, miembros de la banda estadounidense Wilco. Foto: Foto: Prensa/ Jamie Kelter Davis

No por ruptura, sino por un diseño sonoro de buscar sin hacer ruido. Discos como Being There o Summerteeth ya dejaban claro que el grupo no quería quedarse en el margen del rock estadounidense, pero tampoco encajar en su centro.

Y por si todo esto fuera poco, Wilco tiene en sus filas a Nels Cline, guitarrista de jazz que graba para Blue Note Records. Sí, el mismo sello donde tocaron Coltrane y Herbie Hancock.

-¿Cómo hacen para que su música sea experimental pero igual llegue a la gente? ¿Hoy hay menos espacio para eso?

-Con la forma en que hoy se escucha música, hay menos barreras entre géneros. Mi hija, por ejemplo, escucha a John Cale junto a otras cosas muy distintas. Ya no se rechaza el rock progresivo como antes. Pero también se consume en reels, en fragmentos. No es lo mismo que sentarse a poner un vinilo y escuchar un tema de siete minutos.

Así que sí, en cierto sentido hay menos espacio para lo experimental, pero también hay nuevas maneras de acceder a eso. Y en Wilco siempre intentamos encontrar ese equilibrio: jugar, explorar, pero sin perder conexión con quien escucha.

A comienzos del 2000, con Yankee Hotel Foxtrot, firmaron su rareza. Una obra que mezclaba guitarras rotas con armonías suaves, ruido con respiración. Lo rechazó su sello discográfico, lo compartieron en internet y terminó siendo uno de los discos más influyentes de su tiempo. A partir de ahí, Wilco hizo lo más raro: seguir sin volverse predecible.

Nels Cline y Jeff Tweedy, en pleno show de Wilco. Foto: Prensa/ Jamie Kelter DavisNels Cline y Jeff Tweedy, en pleno show de Wilco. Foto: Prensa/ Jamie Kelter Davis

No tienen hits. Tampoco carisma evidente. Pero hay algo en sus discos -en su manera de cantar sin apuro, de tocar como si fueran seis personas en una conversación privada- que se impone sin forzar imponerse. Escuchar a Wilco es volver a una idea vieja: que una canción puede no decirte qué sentir, pero igual hacerte sentir algo.

Porque Wilco suena a las tres grandes B: Beach Boys por la audacia armónica, The Band por el pulso de la tierra, The Beatles por las melodías perfectas.

Wilco: historia con mitología propia

Wilco podría haber sido una banda de culto más, una nota al pie en la genealogía del country alternativo. Vienen de ahí, de esa escena folclórica que en los años ’90 volvió a los Estados Unidos: Americana.

Folk-rock, swing, blues, gospel. Ese sonido “de la tierra”, huella de polvo y de guitarras acústicas que conforma un mapa que une a Tom Petty, The Jayhawks, Norah Jones, Johnny Cash y los discos de Neil Young.

-¿Cómo lidian con etiquetas como “Americana”, que a veces parecen limitar a una banda?

-Es curioso que una banda sobreviva a un término o categoría, pero siento que eso nos pasó. Cuando empezamos, ni siquiera existía “Americana”; lo que se usaba era “alt-country”. Siempre fuimos fanáticos de la música estadounidense en general, así que terminamos sonando así, aunque no lo busquemos. Pero sí, creo que de algún modo duramos más que la etiqueta.

Hay más: La canción Hummingbirds, por ejemplo, podría ser un estándar de jazz. Con su violín jazzero (como un grupo hot de la tradición de New Orleans) tiene el timing, la cadencia y la armonía de un tema de Cole Porter o de Gershwin. No suena igual, pero respira parecido.

Un grupo que grabó trece discos de estudio, ganó varios Grammy, fundó su propio sello (dBpm Records), y organizó su propio festival (Solid Sound) sin perder elegancia ni repetición. Que no necesita de una mitología porque tiene una obra. Lo que los une no es una épica, sino una ética: tocar como si lo importante no fuera dejar huella, sino seguir andando.

Jeff Tweedy, líder de Wilco, escribió un libro sobre cómo componer canciones. Foto: Prensa/ Jamie Kelter DavisJeff Tweedy, líder de Wilco, escribió un libro sobre cómo componer canciones. Foto: Prensa/ Jamie Kelter Davis

¿Por dónde empezar a escuchar a Wilco?

Sky Blue Sky, un disco grabado en vivo en estudio, que suena como si David Gilmour hubiera nacido en Chicago y no en Cambridge.

-¿Hay discos a los que siempre volvés antes de grabar uno nuevo?

-Sí, últimamente diría: 20/20 de The Beach Boys, Something Else de The Kinks y A Love Supreme de Coltrane.

Tres canciones que explican a Wilco mejor que cualquier texto

  • I Am Trying to Break Your Heart: desconcierto y belleza en un mismo acorde.
  • Impossible Germany: guitarra como relato emocional.
  • Jesus, Etc.: dulce melancolía sin sermón.
Glenn Kotche, el baterista de Wilco, en acción. Foto: Prensa/ Charles HarrisGlenn Kotche, el baterista de Wilco, en acción. Foto: Prensa/ Charles Harris

Tres razones para no perderte el show de Wilco en Buenos Aires

Es su primer recital en la Argentina en ocho años, y llegan con formación completa y material nuevo.

Repasan Cousin (2023), producido por Cate Le Bon, y su EP Hot Sun Cool Shroud (2024), aún inédito en vivo.

Celebran la reedición de clásicos como The Whole Love (2011) y A Ghost is Born (2004).

Bonus track: el método de Jeff Tweedy

En su libro Cómo componer una canción, Jeff Tweedy, líder de Wilco, comparte un método casero para escribir desde lo más simple y sincero. Habla de probar melodías con una sola cuerda, de tocar con un dedo en el piano, de grabar canciones masculladas antes de tener la letra.

Wilco, una banda en la que todos trabajan en pos de la canción. Foto: Prensa/ Jamie Kelter DavisWilco, una banda en la que todos trabajan en pos de la canción. Foto: Prensa/ Jamie Kelter Davis

Recomienda robar acordes y sugiere escribir letras nuevas para melodías ajenas: “Relatá tu salida del armario al ritmo de Poker Face de Lady Gaga si es necesario”.

Tweedy también aprendió copiando: “Me grababa tocando riffs de Kansas”, dice. Y recuerda a artistas que lo inspiran: Nick Drake, Mountain Man, Johnny Cash. Los menciona como quien enumera sus constelaciones. Dice que el sonido, como un aroma, evoca emociones. Que tocar canciones de otros es entender cómo están hechas.

Cree que ser buen músico es saber escuchar. Y que hay una forma de componer que es desaparecer: perder la noción del tiempo. “No todas mis canciones me gustan”, confiesa, “pero me gusta haberlas hecho”.



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