La historia de Ángel Di María y Rosario Central nació mucho antes que el 14 de diciembre de 2005 cuando debutó en la Primera División como visitante ante Independiente, en una calurosa noche de viernes en el estadio Doble Visera de Avellaneda. Con apenas seis años, su papá Miguel lo autorizó a jugar con el ‘Canalla’ y su primera transferencia desde el club El Torito fue a cambio de… ¡26 pelotas! -que técnicamente nunca se pagaron-. Este jueves, 18 años después de aquel día, se oficializó que regresará a ponerse la camiseta de sus amores para cerrar su historia como profesional.
“Nacer en la calle Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida”, reza el tatuaje en el brazo izquierdo de Fideo, lo que marca el amor que tiene por el lugar donde nació. Di María no la rompió en Inferiores ni mucho menos. Alternaba entre el equipo titular y el banco de suplentes al mismo tiempo que dividía su jornada entre el fútbol y las changas con su papá. Lo ayudaba en la carbonería, armaba las bolsas y lo acompañaba en los repartos. Terminaba con las manos negras.
Fue justamente un Angel, don Tulio Zof, el que le dio la chance a Angelito de debutar en Primera: entró por Emiliano Vecchio, jugó los 17 minutos finales de la última fecha del Apertura 2005 contra Independiente, con 17 años y la número ’37’ en la espalda. La crónica de aquella noche con resultado 2-2 y en la que fue figura Sergio ‘Kun’ Agüero, lo mencionó en dos oportunidades.
La primera por haber hecho una gran jugada individual por la banda izquierda que derivó en el centro previo al tanto de un joven Marco Ruben, de cabeza. Y la segunda cuando llegó tarde y le pegó un patadón al lateral Martín Pautasso, que lo encaró inmediatamente. En ese momento, ayudantes del ‘Viejo’ Zof y suplentes de Central ingresaron al campo de juego para defender al ‘pibe’ Di María, en una escaramuza que terminó con la expulsión de Pautasso por parte del árbitro Horacio Elizondo.
Para que el ‘Fideo’ convierta su primer tanto con la camiseta de Rosario Central hubo que esperar un par de meses más. Fue en el Gigante de Arroyito, en un triunfo de remontada contra Quilmes por 4-2 y ya con Néstor Raúl Gorosito como DT. Di María apareció por la banda izquierda sin marca para conectar de primera una pelota que había cruzado el área desde la derecha y agarró a contrapierna al arquero Derlis Gómez. Corrió hacia la platea y se dejó caer en el césped de espaldas para festejar el primero de sus seis goles con el ‘Canalla’.
La segunda transferencia de Di María fue por seis millones de euros. Apenas firmó con el Benfica, llamó a su papá y le dijo que cierre la carbonería. El resto, es historia conocida, y ahora con tres estrellas albicelestes en el pecho, volverá al lugar donde todo empezó.