Dos sacerdotes que se desempeñan como capellanes de la Policía de Misiones deben cumplir turnos de cuatro horas en comisarías, sin desempeñar ninguna tarea concreta. La decisión de la Jefatura de Policía de la Provincia recayó sobre Marcos Szyszkowski, párroco de Santo Pipó; y su hermano, Fabián Szyszkowski, quien está a cargo de la capilla de Campo Viera.
Ambos religiosos tienen un discurso crítico y el año pasado acompañaron a los policías que se acuartelaron en Posadas en reclamo de mejoras salariales. Uno de ellos, Marcos, en la invocación religiosa por el 25 de Mayo tuvo duros cuestionamientos al Gobierno provincial por la decisión del Tribunal Electoral de vedar el voto a policías y militares activos.
El sacerdote habló en su homilía de “policías silenciados por opinar, docentes agobiados por salarios indignos, médicos extenuados que trabajan por migajas, presos sin juicios, ciudadanos con miedo a hablar o alzar la voz”.
Marcos Szyszkowski está a cargo de la parroquia San Juan Bautista de la localidad de Santo Pipó, pero desde el lunes debe trasladarse todas las mañanas hasta una comisaría de Jardín América para cumplir con un turno laboral de cuatro horas, sin asignación de tareas.
Un cartel colocado en la iglesia anuncia que “el párroco atenderá en la Comisaría de 8 a 12” por “orden de la superioridad” al tiempo que pide “comprensión”.
El texto, que no requiere mucha más explicación, agrega que “la fe sigue caminando, incluso entre rejas”.
El capellán de Oberá, Fabián Szyszkowski, también comunicó a sus feligreses que debía cumplir cuatro horas de trabajo en la comisaría de Campo Viera. “A disposición de la comunidad en la comisaría”, señala en una publicación.
En una entrevista con Radio Up de Posadas, el capellán Marcos Szyszkowski, sostuvo que “el lunes a las 23:20 me mandan un mensaje de WhatsApp para que me presente el martes a las 7.00 en Jardín América para una notificación verbal”. Allí le comunicaron la decisión de la Jefatura pero no le asignaron ninguna función específica. “Sólo debo estar presente”, admitió.
El sacerdote advirtió que “si esto es por decir la verdad desde el Evangelio, entonces estamos entrando en un terreno muy delicado. No creo haber dicho nada malo”.
“Mis mensajes están todos escritos y entregados al protocolo antes de cada acto. No improviso ni busco polémica”, agregó.
La medida sólo alcanzó a dos sacerdotes de la fuerza de seguridad y fue sorpresiva. Es por eso que Marcos dijo que “se puede interpretar como un intento de silenciar la voz profética de la Iglesia. Puede ser una persecución religiosa solapada”.
Y advirtió: “Mis mensajes no cambian. La dignidad no se negocia. Si quieren conflicto, tengo firmeza, no otra cosa”.
“Cumplir mi misión de capellán es justamente la de acompañar las labores necesarias y visitar a los detenidos que lo requieran, acercando a Dios a los más necesitados, como dice la palabra”, sostuvo Szyszkowski en la entrevista radial.
Desde el Gobierno solo señalaron que la decisión de asignarles trabajo en las comisarías se tomó luego de constatar que ambos sacerdotes y párrocos en distintas iglesias no tenían una contraprestación laboral pese a que recibían una remuneración mensual.