La ola de calor comienza a agobiar a España. En algunas regiones el mercurio trepa a los 36 grados y el país se prepara para los primeros sofocones de un verano que se anticipa. En el paddock del autódromo de Montmeló, los integrantes del tecnológico circo itinerante que es la Fórmula 1 eludía los efectos térmicos del abrasador asfalto catalán.
A unos 40 kilómetros, en la ciudad, sucedía algo similar. A eso de las 19:30, cuando el sol, aún visible, ya no hostigaba y la brisa aparecía casi de manera salvadora, el Atelier Alpine encendía las luces celestes de la gran fiesta. Allí, la marca deportiva francesa, se vestía de gala para un evento singular: el equipo de Fórmula 1 llegaba al lugar, para lubricar un sello comercial entre la marca de automóviles y una gama de distinguidos relojes.
De repente, un inmaculado Alpine modelo 1955 llegó a la puerta del recinto, a pocas cuadras de la Sagrada Familia, y de allí se bajó Franco Colapinto, que era el conductor del particular vehículo, acompañado por su coequiper en la máxima categoría, el francés Pierre Gasly.
Los flashes de las cámaras rebotaban en sus siluetas, el público que se abalanzaba, el tránsito que se interrumpía por unos minutos hasta que los pilotos, poses y fotografías mediante, entraron al local donde se exhibía una maqueta del Alpine de F1.
Palabras alusivas, presentaciones, representantes de ambos rubros destacando sus valores y los pilotos, sentados en unas butacas altas, acompañaban la reunión. Tras la presentación de Melissa Jiménez, una animadora española vinculada, según los medios locales, con el piloto Fernando Alonso, Colapinto y Gasly se prestaron al evento con la mayor simpatía.

“Tenemos buenas expectativas para este fin de semana. Haremos un trabajo con Pierre para lograr el objetivo, que sin dudas es llegar entre los 10 primeros. En mi caso obtuve una buena posición en Mónaco, eso siempre es positivo, pero sabemos que debemos esforzarnos para llevar al equipo a lo más alto que podamos”, destacó el piloto argentino.
Alpine es parte del grupo Renault, que representa la deportividad y los vehículos de alta gama, los premium, y conecta con la automotriz del rombo porque ambas pertenecen al mismo grupo. Con la llegada de Franco al equipo de Fórmula 1, comienza a ser conocida en la Argentina, al menos para las nuevas generaciones, que quizá con la participación de Colapinto, se abre un espacio para esa marca, que hereda la participación histórica de Renault Sport en el deporte motor mundial.
En medio de una suerte de conferencia llevada a cabo en inglés, Franco pidió un diálogo en español, al que accedió Clarín.

-Ya que estamos en Barcelona, cuna de Messi, ¿qué sentís que uno de los pocos que superó al futbolista en los buscadores de internet en nuestro país seas vos en este último tiempo?
-Bueno, para mí es un honor. Los argentinos somos muy pasionales y eso se ve día a día, en cada Gran Premio. Me gusta porque me siento acompañado. Pero la realidad es que la Fórmula 1 es una actividad con mucha tradición en nuestro país, hacía 23 años que no había un piloto argentino en la máxima categoría y eso provoca esta situación de aliento permanente.
Franco y Pierre se probaban los respectivos relojes que les regalaron en el evento, posaban, bromeaban. “Es fundamental llevarse bien con todos los integrantes del equipo. Y Pierre lo es, como lo soy yo ahora. Por eso tratamos de pasar buenos momentos. Estamos mucho tiempo junto con el equipo. Es divertido trabajar en este clima”, destacó.
-En el poster oficial del Gran Premio de España están Alonso, Carlos Sainz y vos. ¿Qué significa esta competencia para vos?
-Es muy especial para mí. Conozco muy bien este circuito, bah en realidad todos los pilotos lo conocemos muy bien. Pasamos muchas carreras en otras categorías y había pruebas aquí también, por lo que resulta especial.
-Después de Imola y de Mónaco, ¿hay permiso para atacar en Barcelona?
-Vamos a acelerar todo lo que podamos y hacer fuerza para empujar lo máximo posible en esta competencia.
Los responsables del equipo alertaron sobre los tiempos. “Me gusta el reloj, el tiempo es fundamental en nuestro trabajo, estamos permanentemente desafiándolo. De eso se trata nuestra labor”, comentó.

Y allí se despidió. Con una sonrisa. Una pregunta coloquial para despedirse, y una van estacionada en la puerta aguardaba por los pilotos para la rápida salida del local ubica en la céntrica esquina catalana.
Afuera, muchos argentinos esperaban con entusiasmo el premio de la selfie o algún autógrafo como recuerdo del encuentro con el nuevo ídolo, que buscará sellar en el autódromo de Montmeló, que tantas veces compitió allí desde la Fórmula 4, un buen resultado que lo apuntale dentro de su incursión en el equipo Alpine, de Fórmula 1.