Si uno puede identificar una película o serie de Netflix de acá a una legua es en parte gracias a Carlos Montero. Este director, guionista y showrunner español es un personaje clave en el moldeo del producto ideal de la plataforma. Clarín habló con él con la intención de saber cuál es la fórmula N.
Todo lo que estrena Montero le va bien o más o menos bien. Véase si no el caso de Legado, su producción más reciente, que todavía, varios días postestreno, sigue entre las tendencias. Es una historia sencilla sobre disputas de poder entre un dueño de medios y sus hijos. Un producto a la Netflix homologable, si se quiere, a Succession, serie de trama similar pero con la marca indeleble de HBO. Un claro choque de estilos que expone las huellas de los nuevos estudios.
¿Cómo es un producto a la Netflix? La plataforma tiene una forma loca de encarar sus producciones: o el libertinaje creativo de autores de alto vuelo poético, como David Lynch, Guillermo Del Toro o Alfonso Cuarón, o series y películas de fórmula.
Se pueden entender como que son “de fórmula” a las de género (policial, romántico, terror) que repiten patrones o a las que son de visionado entendible o fácil, sea al nivel de la historia o al nivel visual (de una pulcritud abrumadora). Dicho en criollo, ficciones o documentales que resignan calidad a cambio de un buen maratoneo, que van a lo seguro.
Montero mezcla un poco ambos estilos. Además de Legado creó con Netflix las series Élite, Respira, Todas las veces que nos enamoramos, Feria: la luz más oscura y El desorden que dejas. La única que falta, que a su vez es la única que no está en la plataforma, es Física o química. Estrenada en 2008, aquella fue la que le permitió hacerse un nombre en la industria de su país (y también, por ejemplo, a Úrsula Corberó, protagonista de La casa de papel).
-Tus producciones representan la marca Netflix. Comprendiste qué es lo que atrae a buena parte del público de la plataforma. ¿Qué es?
–Yo creo que es estar pegado a lo contemporáneo. A mi me gustan mucho todos los dilemas contemporáneos; estar muy atento a todo. Y es en la manera de contarlo: siempre estoy usando el impacto y un modo bastante fácil de hacérselo consumir al espectador. Eso tiene que ver. Juego mucho con el morbo sexual, con la cosa adulta, el hecho de hablar sin tapujos -a veces un poco a brocha gorda- , y siempre desde el melodrama y con una producción muy cuidada. Netflix se caracteriza porque las producciones tú las ves y dices ‘se nota el dinero que hay aquí detrás’ Es una mezcla de todo eso.

-En Élite con el paso de las temporadas sube un montón el contenido sexual. ¿Qué pasó ahí?
–No lo sé, hay series que te lo piden y hay series que no. A mi como espectador me gusta entonces no me corto cuando estoy creando. Si creo que la serie lo necesita voy a por ello, y si voy a por ello voy hasta el final.
Legado, particularmente, tiene un valor agregado; un jugador que siempre querés tener en tu equipo; un siete de oro; un soldado fiel; un tirador implacable: José Coronado.

El Liam Neeson español es garantía de éxito. Omnipresente en la plataforma, el actor vive a sus 67 años el prime de su carrera. No deja de trabajar un segundo, aunque la mayoría de las veces interpreta los mismos personajes: tipos rudos o parcos, a veces padrazos, a veces de moralidad dudosa, que siempre están dispuestos para la acción.
—¿Qué tiene José Coronado que no tienen otros?
–Es una estrella. No lo conocía antes de empezar a rodar, y realmente en la primera escena que tuvimos te das cuenta de que atraen sus miradas. Tiene mucha presencia. Es un tío muy educado, muy amable y encantador. Y siempre ha sido un tío muy atractivo. Creo que todo ese cúmulo de cosas hace que a la gente le guste, y no solo en España, sino en toda Latinoamérica.
-En España es un clase A, ¿no?
–Sí, seguramente. Además hay muy pocos como él. Por eso actualmente trabaja tanto; está en una edad donde hay pocos actores que se mantienen activos tan bien, que siguen siendo unos tíos tan atractivos y tan profesionales, entonces es lógico que siempre aportemos a él.
Video
Trailer de Legado, la nueva serie de Netflix con José Coronado
Para Legado, Montero estudió historias del periodismo en su país. Leyó biografías y se instruyó en comprender cómo funciona un diario puertas adentro. A partir de ahí construyó el escenario perfecto para sus típicos conflictos infalibles vinculados a las clases, el poder y el sexo.
“Me gusta mucho el juego de poder, ya sea en un grupo de adolescentes de Élite o aquí. Me parecía que el mundo empresarial, sobre todo el de la información, da mucho juego para esas relaciones que hay entre el poder político y el periodístico. Cómo se relacionan, cómo se chantajean unos a otros, cómo se necesitan unos a otros… Creía que había un juego muy chulo por explorar”, dice Montero a Clarín.
-¿Hay algunas similitudes entre Legado y la realidad de España?
–Sí, hay varios medios. De hecho, hay muchos hechos que están casi cogidos de la realidad. Luego los pasamos por nuestra visión, que es un poco más cínica, irónica o divertida. Hay personajes que se podrían parecer muchísimo a los reales, como este comisario que está en las cloacas del poder manejando los hilos, que está claramente inspirado en (José Manuel) Villarejo, el que aquí (España) hacía todo esto.

A sus 53 años, Montero se prepara para seguir creando éxitos con la “N”. Aunque no puede contar demasiado, confirma que está editando la segunda temporada del drama médico Respira y que tiene otros dos proyectos secretos en carpeta.
Y así termina la historia de uno de los pocos que logró domar a Netflix.