Cómo convertirse en estrella de rock en épocas de Spotify y YouTube


Años atrás, una banda de rock naciente debía emprender, paso a paso, un camino ineludible para ser masiva: recorrer un circuito de pubs, vender entradas con el típico sistema de borderaux (70 por ciento para el músico, 30 por ciento para el dueño del bar) presentarse en Die Schule o Cemento y, en paralelo, acercarse personalmente a la radio Rock & Pop para dejar en mano algún demo en formato de casete, contando con la esperanza de que a algún “conductor estrella” le guste y lo difunda.

Tras conseguir atravesar con éxito esos pasos básicos, y luego de años de batallar en el underground, recién llegaba la consagración cuando tocaban en el Estadio Obras Sanitarias.

A diferencia de aquella época, cuyos modos de difusión convencionales siempre eran presenciales y a pulmón, en la actualidad el rock se amolda a nuevos desafíos, pese a no perder ese espíritu “artesanal” a la hora de difundir lo suyo.

En tiempos de tecnología avanzada, el ámbito rockero juvenil no evita las redes sociales (Spotify y YouTube son imprescindibles) para promocionar sus canciones o videos pero, a diferencia del trap o el rap, el concepto sigue siendo el mismo de siempre: grabar en un estudio con el mejor sonido posible y salir a tocar por todos lados, con el fin de generar un “boca en boca” entre el público, apelando, además, a la inversión, o bien dejando las puertas abiertas a posibilidades de que algún productor se fascine con su propuesta y “los fiche” en alguna discográfica.

Sin embargo, en estos tiempos, el asunto de una disquera no es la ambición prioritaria de los grupos de rock.

En un paneo por el ambiente, las coincidencias son prácticamente similares en la mayoría de los casos: nadie sale a golpear puertas de productoras discográficas para que alguien se apiade y financie sus grabaciones.

O sea, según relatan los músicos actuales de rock, las firmas de contratos nacen “por decantación”, pero no por una asidua búsqueda de los músicos, quienes prefieren poner más énfasis a encerrarse en una sala de ensayo y crear canciones, para luego pasearlas por todos los escenarios posibles. Veamos ejemplos concretos.

El Plan de la Mariposa. La banda de los hermanos Andersen se vino de Nechochea a la Ciudad de Buenos Aires. Tocaron en el sube, volantearon y hoy son de las más convocantes del rock. Foto de prensaEl Plan de la Mariposa. La banda de los hermanos Andersen se vino de Nechochea a la Ciudad de Buenos Aires. Tocaron en el sube, volantearon y hoy son de las más convocantes del rock. Foto de prensa

El plan no era la fama, sino el subte y el tren

El Plan de la Mariposa (que cuenta con 720 mil oyentes mensuales en Spotify y 97.500 seguidores en YouTube) es una banda conformada por varios hermanos necochenses que cierto día se instalaron en la Ciudad de Buenos Aires para probar suerte. Aunque su cantante, Sebastián Andersen, aclara que lo suyo no era buscar fama, pese a conseguirlo y llenar estadios con el paso de los años (el 11 de octubre el grupo tocará en el Estadio de Argentinos Juniors), sino que su público “crezca para conocer sus canciones”.

“Nosotros, al principio, no lo pensamos como trabajo, porque cuando te apasiona la música, se elige como primer eje. Recuerdo que fuimos de manera independiente a grabar a un estudio, sin productor, a aprender por nuestra cuenta, fue todo a pulmón”, expresa.

En ese camino dentro del under, por el que ya transitaron hace años, los alimentó dos factores: la calle y los viajes, que se transformaron en espacios y situaciones claves para lo que llegó después, el reconocimiento y las multitudes.

“Cuando empezamos, nuestros padres nos dijeron: hagan lo que quieren menos pedirnos plata. Entonces, aquí salí a tocar a los subtes en la línea B. Y en veranos nos íbamos a trabajar en temporada a Necochea. Vivíamos todas amuchados en un departamento en Once. Tocaba una banda e íbamos a volantear a la puerta. También íbamos a tocar a Filosofía y Letras, en la calle Puán. O bien a la Universidad de La Plata”, resalta el músico revisando su pasado.

Con el mismo propósito que El Plan de la Mariposa, Sasha Vuela es un cantante solista con proyecto novedoso, que a veces se presenta en formato de grupo junto a La Banda Híbrida (por ahora cuenta con 200 oyentes mensuales en Spotify y 200 seguidores en YouTube). Antes vivía en el conurbano bonaerense y empezó a rodar lo suyo a puro empuje, hasta que consiguió su propio público, de manera genuina, presentándose en salas chicas.

Sasha Vuela toca en banda y en formato solista. Comenzó a utilizar el dinero para contratar más gente que lo ayude.Sasha Vuela toca en banda y en formato solista. Comenzó a utilizar el dinero para contratar más gente que lo ayude.

“Durante nueve años trabajé en las líneas de trenes Belgrano Norte y Sarmiento, después en la línea A de subtes. Yo vivía en Polvorines y me fui a Ciudadela. Si bien en el subte mucha gente te escucha, no es de manera directa. De todas maneras, yo les decía mi nombre y les contaba dónde podían ver mis shows en vivo. También utilicé el método de repartir stickers para promocionar lo mío”, argumenta.

En paralelo a la difusión musical de manera convencional, la aparición de las redes sociales es una pata trascendental. Y a diferencia del ámbito del trap, el rock no consigue impacto crucial que lleve a artistas a llenar estadio tan sólo en un par de años.

Para comprender esa diferencia, tan solo cabe destacar la explicación de Lara Moure Net, del grupo pop Luisas, una de las más jóvenes promesas de la escena actual (cuenta con 769 oyentes mensuales en Spotify y 130 suscriptores en YouTube).

“Nosotros apelamos a subir nuestras canciones a plataformas como Spotify, pero nuestra manera de difundir primero consiste en grabar las canciones en buena calidad, no utilizamos manera casera de hacerlo. Más allá del costo monetario, el sonido es prioridad, antes que la difusión. Después apelamos a los artesanal: imprimimos posters que incluye pegatina en calles, repartimos stickers, lo nuestro es un trabajo de hormiga. No tenemos dinero para invertir en publicidad”, señala la cantante, en comunicación con Clarín desde un crucero en cercanía de Alaska, donde está trabajando de cantante como parte de sostén de vida económica e incluso de su grupo musical.

Respecto a la organización de Luisas, ella aporta lo siguiente: “Ensayamos en lo de un amigo. Por lo tanto, el dinero lo invertimos en gastos de fechas. Conformamos una mesa chica en la que estamos los cuatro que componemos las canciones y grabamos. Y luego están los músicos que también acompañan a la banda. Además, afrontamos honorarios para ellos y el resto del equipo: fotógrafo, técnico de luces y visuales, asuntos de producción”.

Luisas, una banda de rock con cuatro compositores, que utilizan lo que ganan para pagarle honorarios a sus músicos y al resto del equipo: fotógrafo, técnico de luces y visuales.Luisas, una banda de rock con cuatro compositores, que utilizan lo que ganan para pagarle honorarios a sus músicos y al resto del equipo: fotógrafo, técnico de luces y visuales.

Redes sociales y sellos discográficos

Acerca de las redes sociales y su utilización, lo joven banda de rock Ryan (cuenta con 17.700 oyentes mensuales en Spotify y 2570 suscriptores en YouTube), no se muestra crítica con el trap o el rap, que graban sus canciones de manera casera y luego direccionan directamente a las redes sociales.

“La diferencia con ellos es que para nosotros es muy importante el sonido. Igualmente imagino que dentro de su ambiente existen buenos músicos. Respetamos los métodos básicos y principalmente la búsqueda. Pensá lo siguiente: hubo muchas bandas que grabaron en una porta estudio o bien con una consola de ocho canales. Sin embargo, consiguieron hacer discazos. Lo que más importa es transmitir sensibilidad, cada uno a su manera”, analiza Dante Citara, vocalista de la banda de rock, con integrantes cuyas edades oscilan entre los 20 y los 23 años.

Por otra parte, existe otra temática trascendental: beneficios o libertad a medias a la hora de firmar contrato con compañías discográficas. Para el caso, cada conjunto tiene su visión: algunos están a favor, otros en contra, según la convocatoria de público o su ideología.

Nasty Neighbours (cuenta con 4900 oyentes mensuales en Spotify y 1560 suscriptores en YouTube) es una agrupación punk integrada por Karina Kaos, cantante alemana, y sus compañeros que son todos argentinos.

Nasty Neighbours fue contratada por un sello discográfico alemán. Foto: Dusserre y ArnedoNasty Neighbours fue contratada por un sello discográfico alemán. Foto: Dusserre y Arnedo

Con pocos años dentro de la escena local, ya consiguieron un contrato con una disquera internacional (un sello alemán) para su segundo álbum titulado Horrorísimo. Su vocalista apostó a esta aventura artística tras haber atravesado una grave enfermedad por la que le diagnosticaron solo meses de vida. Pese a eso, decidió darle mecha a una propuesta distinta por tratarse de una combinación con la imagen de terror, tan en boga en tiempos de sagas cinematográficas exitosas como Terrifier, por nombrar tan solo una.

“Nosotros tocamos mucho por Capital, en diferentes escenarios como Strummer, Bula, las Horror Fiestas de Juliette Ramone o en una oleada de rockabilly en Mar del Plata. Pero también hemos girado por Europa. Por ejemplo, en Hamburgo tocamos en un barco flotante y allí nos vio una persona del sello discográfico y nos propuso firmar contrato. El requisito que ellos ponen es ver en vivo a la banda antes de decir un contrato. Eso nos abrió muchas puertas”, remarca la cantora, quien además aprovecha para contar que su último disco, además de estar subido a plataformas, aparece en formatos de CD, casete y vinilo.

Claro, firmar con una grabadora de discos resuelve por completo el financiamiento tanto del registro musical como del material físico, que el rock aún sostiene a capa y espada, más allá de que simultáneamente lleven sus canciones a plataformas digitales.

Aunque, en el mundo, y como puede apreciarse en la siguiente infografía, el impacto de las bandas de rock en cada vez menor en Spotify.

bandas
Ryan, una banda de rock, con integrantes de entre 20 y 23 años, que firmaron con un sello discográfico, PopArt.Ryan, una banda de rock, con integrantes de entre 20 y 23 años, que firmaron con un sello discográfico, PopArt.

Coincidentemente a la lectura de Karina sobre los beneficios que aporta el apoyo de una productora de discos, Dante Citara aporta su granito de arena.

“A nosotros nos vio el productor musical Alejandro Vázquez y le gustó mucho. Es que sus hijos escuchaban a Ryan y fue así como le agarró curiosidad. A tal punto que nos dijo: ‘Si hay productores, bien, sino quiero que grabemos de cualquier forma’. ¡No es que firmamos un contrato! Lo que sucedió fue que a través suyo llegó Pop Art, a quien le recontra interesamos. Debo ser sincero en esto: a nosotros la productora nos da la libertad para encarar nuestra música”.

Por otra parte, el líder de esta joven banda toma nota de algo que los beneficia sobremanera: “Nosotros tocamos donde queremos, pero el hecho de estar con Pop Art nos ayudó a llegar a festivales grandes. Por ejemplo, hace unos días estuvimos en Rock al Puerto, el más importante internacional que se hace en Paraguay”, destaca.

Camionero, la independencia y la radio

En contraposición a sus colegas, Camionero, un dúo power de rock & roll de tremenda repercusión en la juventud (cuentan con 31.400 oyentes mensuales en Spotify y 2600 seguidores en YouTube), apela a una experiencia diferente, aunque sea “por el momento”.

El dúo Camionero apostó al camino de la independencia y les va muy bien. Las redes, como aliados.El dúo Camionero apostó al camino de la independencia y les va muy bien. Las redes, como aliados.

Por lo menos así lo expone Joan Manuel Pardo, que junto a Santiago Luis conforman la banda: “Al principio, buscábamos que se acerque un sello, pero al final no fue lo que nos abordó. A algunos grupos les fue bien y a otros no con discográficas. Tuvimos posibilidad de firmar en un momento, pero no quisimos. Por ejemplo, conocemos a gente de Indie Folks, la mejor con ellos, pero no quisimos. También contamos con gente cercana a Virgin. Hoy por hoy hasta Sony tiene bandas de rock. No te niego que tenemos posibilidades de charlar, eso existe”, desgrana.

Toma aire y retoma: “¿Sabés que pasa? Nosotros ya rompimos techo a nivel convocatoria. No necesitamos que alguien venga a empujarnos. Ni tampoco con un maletín lleno de dinero. No sé si nos interesaría. Ya tenemos lo que necesitamos. Además, yo también soy docente y Santiago es arquitecto. De hecho, ahora lo musical empieza a crecer y estamos en tiempos de transición entre nuestras profesiones. En mi caso, puedo dejar horas de clases. Y en el caso de Santi, delegar trabajos a su pareja, que también es arquitecta”.

Por otro lado, la pregunta obligada es si los potencia sonar en las radios, tal como sucedía en los ’80 0 ’90, cuando era eje central para el crecimiento en convocatoria.

Pardo analiza lo propio: “En nuestro caso, no es así. Nuestra canción Agua asesina rodó un poco en La Mega, Rock & Pop y Radio Nacional y no nos cambió la ecuación. El streaming es lo que más peso tiene para lo nuestro, porque además cuantifica en mediciones, tanto en Spotify como en YouTube. A otras bandas sé que les ayuda rotar en La Mega, que es el público que consume netamente rock nacional, pero en general son bandas más antiguas, no a las nuevas”.

En ese sentido, Sebastián Andersen le da la razón, pues su agrupación nacida en Necochea cuenta con más tiempo de vida. “Cuando arrancamos en nuestra ciudad de origen, la radio Estación K2 nos ayudó mucho. Fue muy importante vincularnos con Leandro Torcianti, su dueño, porque además llevaba bandas a Necochea. Y fue así que a través de la radio conocimos y entablamos amistad con La Vela Puerca”, remarca con seriedad.

Nasty Neighbours: cantante alemana, banda argentina y el terror como propuesta artística. Foto: Dusserre & ArnedoNasty Neighbours: cantante alemana, banda argentina y el terror como propuesta artística. Foto: Dusserre & Arnedo

Posteriormente, se refiere a lo que sucedió cuando se instalaron en suelo porteño: “Al llegar y empezar a tocar acá, pasaban un tema muy de vez en cuando en la radio. Fue un proceso que creció de a poco y fue importante porque la radio tiene esa magia: la música tuya puede llegar a diferentes lugares. Creo que es una parte importante. Por lo menos para nosotros. Además, por ejemplo, este fin de semana tocamos en un festival importante, estaba La Mega y nos hicieron una nota junto a León Gieco: o sea, genera más llegada y a diferente gente”.

Después Pardo interviene y aporta más sobre su mirada al respecto: “No porque rotes en la radio te va a ir bien. Sí te da mayor difusión. El algoritmo de Spotify funciona parecido. Entrás en muchas playlists aleatorias de radios en Spotify. Incluso mucha gente nos descubrió a través del algoritmo de Spotify. Aunque hay que clarificar esto: aunque aparezcas en la radio personal de alguien, no implica que vayas a generar atracción con seguridad”.

Circuito y lugares propios

Pero retomando el asunto de la independencia artística, que en muchos casos parece responder a una cuestión ideológica, Sasha Vuela sigue la misma receta de Camionero en sus inicios, con su propio razonamiento.

“Firmar con una discográfica es razonable hasta cierto punto. Yo tengo una manejo muy personal y organizativo. Cuando organizo un show grande, sé que me la juego a todo o nada. Claro que armo un presupuesto, porque para ganar hay que vender entradas, depende de eso. Con una discográfica sería distinto. Hoy la mayoría de colegas que conozco se mantiene en la independencia. Y, de alguna manera, resuelven lo suyo”, deduce con convicción.

Luisas. Todo lo que ganan lo invierten en la banda. Incluso, lo que cobra la cantante trabajando en un crucero.Luisas. Todo lo que ganan lo invierten en la banda. Incluso, lo que cobra la cantante trabajando en un crucero.

Piensa y sigue: “En mi caso, ahora que sacamos un disco y lo presentaremos en Café Berlín el 18 de junio, me nació la necesidad de sumar personas al equipo, cada una en un rol determinado, por ejemplo, en la comunicación. Eso forma parte de la infraestructura para que el proyecto llegue a donde tenga que llegar. Es que lo mío aún se está construyendo, con público que va creciendo. Todo lo decido como inversión, no como gasto. Y utilizo todos los medios existentes: claro que existe lo viral y hasta usamos un QR cuando nos presentamos en un festival”.

Y sobre el circuito que tanto ayuda a los grupos nuevos para que sus públicos se multipliquen, existen coincidencias: El Emergente o lugares como Moscú son cruciales, aunque este último, según revela el cantante de Ryan, está por bajar sus persianas.

“Moscú nos permitió siempre vender entradas económicas: mucha ayuda para nuestro público que mayoritariamente es de la secundaria y más aún con un país complicado en lo económico. Su dueño ya anunció que en unas semanas lo cierra. Es una pena para el circuito, porque por allí pasamos muchísimas bandas y se armó un ambiente propio, en principio tocando varias juntas: eso permitía solventar los gastos, mientras que el lugar ganaba con la venta de cervezas. Incluso, ya llevando público propio, en ese lugar nosotros llegamos a grabar un disco: Baby Rock Vivo Moscú”.

En semejanza a la defensa de un circuito propio, Camionero también contó con un espacio determinado, donde supo cosechar su primera camada de fanáticos.

Una antigua foto de los Andersen, el núcleo de El plan de la mariposa, que comenzaron en los subtes y ahora tocarán en el estadio de Argentinos Juniors. Foto: Juano TesoneUna antigua foto de los Andersen, el núcleo de El plan de la mariposa, que comenzaron en los subtes y ahora tocarán en el estadio de Argentinos Juniors. Foto: Juano Tesone

“Es importante tener un espacio como base, pero hay que salir a tocar por el interior del país o por la provincia. Nunca hay que dejar de tocar. En nuestro caso, nuestra afinidad con el espacio Morrison nos aportó muchísimo. Allí armamos nuestro ciclo mensual y marcó un punto de quiebre, porque veníamos de sacar nuevo disco y se generó allí una identidad en los recitales, con un público que crecía y crecía en cantidad”, devela con seriedad.

Toma aire y concluye: “Pepe, su dueño, nos dio mucha libertad: nosotros nos ocupábamos de convocar a gente y su negocio era la venta de bebidas. Morrison no era de esos otros lugares en donde abundan los doble turnos para shows. Además, era un espacio fuera del circuito convencional del underground, que es Palermo, Villa Ortúzar o Colegiales. Allí tuvimos la libertad de intervenir con telas el espacio, pintamos las paredes de negro y hasta hicimos un mural de Camionero. Luego, como crecimos tanto en convocatoria, nos pasamos al Centro Cultural Matienzo”.

Camionero copó un lugar hasta que les quedó chico y se mudaron a otro más grande. Aconsejan salir a tocar por todo el país.Camionero copó un lugar hasta que les quedó chico y se mudaron a otro más grande. Aconsejan salir a tocar por todo el país.

Cada uno a su manera, pese al camino elegido o que circunstancialmente le toca atravesar, apela al sacrifico a través de una combinación del hoy y el ayer, si de métodos se trata. Lo cierto es que existe un circuito, existen propuestas y el rock goza de buena salud.



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