La decisión de Cristina Kirchner de competir como candidata en las elecciones provinciales del 7 de septiembre movió todo el tablero político de la provincia de Buenos Aires.
Además del revuelo interno dentro del propio peronismo, la noticia impactó en La Libertad Avanza y también en el PRO, que se perfila para ser el principal aliado electoral del mileísmo, en caso de concretarse definitivamente el acuerdo en el que trabajan.
Y es en el macrismo donde consideran que esa sociedad electoral, si era necesaria antes, ahora se vuelve todavía más fundamental, sobre todo por el peso que tiene la Tercera Sección por la que competirá Cristina en el próximo comicio provincial.
La movida, creen, le da más acciones al PRO a la hora de elaborar la estrategia electoral, por contar con representantes en cada uno de los 19 municipios que conforman un bloque de casi cinco millones de electores e incluso por haber gobernado dos importantes en algún momento, como Quilmes y Lanús, de 2015 a 2019 y de 2015 a 2023, respectivamente.
Además, el partido tiene a Jorge Etcheverry como jefe comunal en Lobos y un aliado del radicalismo como Gonzalo Peluso gobierna en Magdalena. Hacer un acuerdo entre todos, entienden, se convirtió directamente en “una obligación”.
En las charlas que tienen macrismo y mileísmo por estos días se ponen sobre la mesa las cartas principales que cada uno tiene para ofrecer en los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires y en la discusión sección por sección.
Ese punto es el que genera alerta en la alianza bonaerense. La Tercera Sección tiene 4.845.998 personas habilitadas para votar, casi un tercio de todo el electorado de la Provincia. Si Cristina arrasa ahí, por más que se ganen las otras siete por poco margen, el resultado final se leerá como un derrota.
“Una diferencia en la Tercera muy grande te puede hacer perder la Provincia. En 2023, sumando a Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, nos ganaron por más de 20 puntos”, explican. Y a partir de ahí desgranan lo que sería un voto por voto teniendo en cuenta las últimas performances electorales.
En la Primera sección, la segunda en relevancia en términos de padrón, imaginan una “elección ajustada”. “Podés ganar o perder, pero va a ser por muy poco”, afirman. Lo mismo pasa en la Octava, que incluye a La Plata como distrito capital.
“Va a ser ajustada también esa, porque increíblemente es donde mejor imagen tiene Kicillof”, reflexionan sobre otra sección potente en cantidad de votos. En la Segunda, Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima sección es donde el PRO y los libertarios se tienen más confianza, aunque preocupa que el margen por el que ganen no sea tan importante para compensar una derrota en la Tercera.
Si bien no dan nombres, las fuentes consultadas sostienen que hay que “jugar fuerte en septiembre”, al igual que se “jugó fuerte con Adorni en la Ciudad, hay que causar ese efecto”. De allí que surjan nombres del universo libertario como los de Leila Gianni, Sebastián Pareja, José Luis Espert o Agustín Romo, entre otros.
La apuesta del PRO, parece ser la de las últimas veces: Diego Santilli, aunque siempre se pensó en él para competir en una elección de octubre, cuando tenga que renovar su banca como diputado nacional.
En el macrismo reconocen que es la figura más potente que tienen para jugar, por el recorrido que ha tenido en los últimos dos comicios, en 2021 cuando ganó, y en 2023 cuando perdió. No obstante, evitan dar nombres por ahora.
La relevancia de la elección de septiembre con vistas a octubre tiene fundamento en que será allí “cuando los intendentes se jueguen la gobernabilidad y pongan el aparato en serio para defender los concejos deliberantes”.
Y citan casos puntuales: “No es lo mismo para (Fernando) Espinoza en La Matanza, para (Federico) Otermín en Lomas de Zamora o para Mariel Fernández en Moreno esta elección que la de octubre, donde se juegan menos. Van a poner todo ahora”.