Las supersticiones más oscuras afloraron en Australia. Un pez remo, conocido como “el pez del fin del mundo” o “heraldo del desastre”, apareció en la costa de ese país. ¿Qué significa esto?
El pez fue hallado el lunes por una turista llamada Sybil Robertson mientras paseaba a su perro por la costa de Ocean Beach, Tasmania. “Sabía que era algo extraño e inusual”, dijo la mujer a The Guardian.
La mujer, una residente de Strahan, se acercó al ejemplar cuando vio algo plateado sobre la arena pensando que era una mantarraya. Sin embargo, cuando lo descubrió notó que era “un pez alargado” con “un hermoso colorido alrededor de su cabeza” y “marcas fabulosas” diferente a ese animal.
Según contó a la Australian Broadcasting Corporation, el pez, aunque presentaba lesiones, estaba en buenas condiciones.
Las imágenes del pez fueron compartidas en la página de Facebook “Científicos ciudadanos de Tasmania” y allí confirmaron que se trataba de un pez remo de poco más de dos metros y medio de largo.
Los peces remo tienen la peculiaridad de no exponerse al ojo humano porque viven a profundidades de hasta 500 metros. Los que lo hacen es probable que estén enfermas o cerca de morir.
El pez remo tiene mala fama porque en la mitología japonesa se dice que estos suben a la superficie y encallan en la playa cada vez que sienten que habrá problemas.
Lo más parecido a una prueba de su simbolismo catastrófico está en el terremoto y tsunami de Fukushima de 2011, cuando al menos doce de estos ejemplares aparecieron en el lugar a lo largo de los dos años antes de la catástrofe.
Que vivan en las profundidades del océano no es la única característica de los peces remo, o Regalecus glesne.
Entre sus peculiaridades, los peces remo son considerados los peces óseos más largos del mundo. Pueden alcanzar longitudes de hasta 11 metros, aunque lo más común es entre 3 y 6 metros.
Además tienen un cuerpo muy largo, delgado y aplanado lateralmente; su piel es plateada y brillante, con una textura gelatinosa y sin escamas; poseen una aleta dorsal larga que comienza en la cabeza y recorre todo el cuerpo; y la parte frontal de la aleta dorsal, justo sobre la cabeza, forma una especie de cresta roja llamativa.
Son solitarios y nadan en posición vertical, con la cabeza hacia arriba, y se alimentan de pequeños peces, crustáceos y plancton, filtrando o cazando lentamente.
Como son tan misteriosos, se sabe muy poco sobre su ciclo de vida, reproducción o longevidad debido a su hábitat inaccesible y su rareza.