“Bella, estilizada, tiene el pelo negro y los ojos verdes. Mide 1,75. Sus medidas son 90-59-90”, recitaba el presentador del certamen Miss Venezuela mientras Maye Brandt cruzaba la pasarela con una sonrisa y un traje de baño celeste. Era 1980, y Venezuela la coronaba como su reina más joven. Dos años después, el 2 de octubre de 1982, ese mismo rostro aparecería en las noticias por una razón devastadora: se había suicidado.
Maye, cuyo verdadero nombre era María Xavier Brandt Angulo, tenía apenas 18 años cuando se ganó la atención del jurado y fue nombrada la mujer más bella de su país entre otras 13 concursantes. Pero todo ocurrió por una confusión.
El organizador del certamen de aquel momento, Osmar Sousa, la había animado a participar, convencido de que se trataba de otra chica que le habían recomendado. Cuando descubrió su error, ya era demasiado tarde: la corona y la banda de Miss llevaban el nombre de Maye.
Error o no, desde el inicio de su reinado, la vida de la joven se llenó de presentaciones, entrevistas y pasarelas, tanto dentro como fuera de Venezuela. Rodeada de luces, halagos y glamour, parecía tenerlo todo. Sin embargo, dos años después, tomó una decisión que desataría uno de los mayores escándalos en la historia del Miss Venezuela.
Ese mismo año, Brandt representó a su país en el Miss Universo celebrado en Corea del Sur, pero no logró entrar entre las finalistas. Su desempeño fue criticado por la prensa local. Incluso al calificarla de “fea”. A esto se sumaba la atención mediática por su vida personal: los titulares también hablaban de su vínculo con su esposo, un reconocido actor venezolano que en ese momento protagonizaba una telenovela junto a su exnovia.
“Ella tenia solo 19 años, no estaba preparada para el acoso de los medios de lo que ocurría entorno a la relación que existía con su esposo. Estaba padeciendo en carne propia que no estaba feliz en su matrimonio y le daba temor enfrentarse a los medios como una perdedora”, afirmó su amigo en un documental.
Su hermana también expresó que Maye había crecido en un entorno de valores y respeto, una vida que, tras convertirse en Miss, “de pronto se vio sumergida en mentiras”.
Poco tiempo después de su participación en Miss Universo, fue nombrada miembro honorario de la Policía Metropolitana de Caracas, institución que, como parte del reconocimiento, le entregó el uniforme y un arma de fuego reglamentaria. Nadie imaginaba que ese gesto simbólico tendría un papel clave en el trágico desenlace de su historia.
El 2 de octubre de 1982, la joven modelo mató de un disparo en la sien, utilizando el arma calibre 22 que había recibido dos años antes. Su cuerpo fue hallado por las autoridades en su vivienda de Caracas, luego de que una vecina, alarmada por el sonido de un tiro, diera aviso a la policía.
En aquel momento, su muerte conmovió al país entero que no lograba comprender cómo una reina de belleza podía ocultar tanta oscuridad detrás de una sonrisa. A 43 años de su muerte, su historia aún resuena en Venezuela.