El Espérance Sportive de Tunis, fundado en 1919 en un café del barrio Bab Souika, en la medina de Túnez, es uno de los clubes más antiguos y laureados del continente africano. Su historia está íntimamente ligada al crecimiento del fútbol en Túnez y al sentimiento nacionalista de resistencia durante la era colonial. Desde su primer gran logro en 1957 con la Copa de Túnez hasta su consolidación como potencia regional en los años 90, ha acumulado un impresionante palmarés con 34 títulos de liga, 16 Copas de Túnez (en la actual temporada logró el doblete) y 4 coronas de la Liga de Campeones de la CAF, lo que lo convierte en el club más exitoso del país y uno de los más importantes de África.
A la Copa Mundial de Clubes, que se disputará en Estados Unidos con 32 equipos, el Espérance llega como una referencia del fútbol del norte africano. Compartirá la representación continental con otros gigantes como Al Ahly, Mamelodi Sundowns y Wydad Casablanca. Para los tunecinos, será una nueva oportunidad de mostrar su jerarquía en un escenario global y reivindicar su historia frente a las potencias de otros continentes.
#TakeItToTheWorld 👋❤️💛💪 pic.twitter.com/BITZI1L6Xn
— Espérance de Tunis ❤️💛 الترجي التونسي (@ESTuniscom) May 15, 2025
El Espérance accedió al Mundial de Clubes gracias a su regularidad en la Liga de Campeones de la CAF en las últimas temporadas, especialmente por su desempeño en la edición 2023/24, en la que fue finalista. Aunque cayó ante el Al Ahly egipcio en la definición, la campaña confirmó al club como una fuerza estable del continente. Esta clasificación no se debe a un solo torneo, sino a un proceso sostenido que incluye 14 participaciones consecutivas en la principal competencia africana de clubes.
Más allá del golpe que significó perder una nueva final continental, el equipo llega con una estructura consolidada y con rodaje internacional. Es un club habituado a competir bajo presión, con una dirigencia firme y una base de jugadores acostumbrados a la alta exigencia. Esperance apuesta a la experiencia, la consistencia táctica y un estilo sobrio que le ha permitido mantenerse siempre entre los mejores.
En Porto Alegre, donde nació, o en Túnez, donde es ídolo, Yan Sasse es sinónimo de resiliencia. Su historia dio un giro inesperado en 2022, cuando una llamada telefónica lo rescató de una etapa oscura. Por entonces, el brasileño atravesaba un momento de dudas y lesiones, al punto de contemplar el retiro a los 25 años. Pero el Wellington Phoenix de Nueva Zelanda apareció en su camino. Allí, lejos del ruido, volvió a entrenar, a jugar y, sobre todo, a creer. “¡El Wellington Phoenix salvó mi carrera y mi vida!”, reconoció él mismo en una entrevista con Globo. Desde entonces, nunca más miró atrás.
Con pasos anteriores por Coritiba, Vasco da Gama y Rizespor de Turquía, Sasse encontró en el Espérance de Tunis el escenario ideal para desplegar su talento. Desde su llegada, se consolidó como el conductor del equipo: ya sea como extremo o mediapunta, es quien enciende la chispa ofensiva. En la temporada 2023/24 fue clave para conquistar la liga tunecina y alcanzar la final de la Liga de Campeones de África, en la que marcó tres goles y fue el máximo anotador del club. Su ausencia por lesión en noviembre pasado dejó en claro su peso en el equipo: la hinchada lo extrañó como se extraña a los distintos, y muchos lo señalan como el legítimo heredero de Saad Bguir.
Hoy, Sasse es la principal amenaza ofensiva del Espérance rumbo al Mundial de Clubes de la FIFA 2025. Con su visión de juego, precisión en los pases y capacidad para romper líneas, es el faro futbolístico del equipo tunecino. No sólo aportó desequilibrio individual, sino también liderazgo y presencia en los momentos determinantes. En Estados Unidos, buscará llevar su redención personal al escenario global.
El equipo es dirigido por Maher Kanzari, exjugador del club y de la selección tunecina, que asumió el mando en 2024. Kanzari conoce en profundidad el fútbol local y ya había tenido pasos anteriores como técnico interino de la selección nacional. Su llegada significó un regreso al perfil institucional, con un entrenador de la casa que prioriza el orden táctico, la solidez defensiva y la gestión del grupo. Bajo su conducción, el Espérance mantuvo su competitividad y potenció a varios jóvenes del plantel.
El Espérance se clasificó a la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025 a través del sistema de ranking de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), que premia el rendimiento sostenido en la Liga de Campeones. Su lugar fue asegurado tras varias temporadas consecutivas llegando a las instancias decisivas del torneo, incluido el subcampeonato en la edición 2023/24. Sin haber ganado la competencia recientemente, su consistencia en la élite africana le garantizó un cupo entre los mejores equipos del continente.