De un lado de ese imponente cordón montañoso que separa ambos países reside, recostada sobre el Atlántico, la tranquilidad de tener sobre la mesita de luz los pasajes ya emitidos hacia el próximo Mundial. Del otro lado, del que recorre a sus costas el Pacífico, se instala el temor y los nervios de estar caminando sobre una cornisa demasiado angosta en la que un paso en falso más lo haría casi caerse de otra cita mundialista. La Argentina atravesó la Cordillera de los Andes para un duelo más en estas Eliminatorias que ya tiene cocinadas, o al menos eso parece en los papeles. Sin embargo, el retorno de Lionel Messi no hace de este cruce ante la necesitadísima Chile de Ricardo Gareca un mero trámite para cumplir. Ahora bien, ¿va o no de arranque el capitán?
Después de perderse por lesión los encuentros de marzo ante Uruguay y Brasil, Messi volvió para ponerse la camiseta de su país en lo que será su primer partido del año con el escudo de la AFA apoyado sobre su corazón, que late cada vez más fuerte por llegar a la Copa del Mundo de 2026, la zanahoria que le queda perseguir. Eso, si es que efectivamente sale como titular este jueves desde las 22:00 (hora argentina, televisan Telefé y TyC Sports).
¿Por qué la duda? El propio Lionel Scaloni avisó en la conferencia de prensa en Ezeiza antes de viajar que, si bien Messi “en principio está para jugar”, todavía no habían decidido “si va a estar de arranque o no”. “Tenemos que hablar con él para saber cómo se encuentra a nivel físico. Es evidente que hoy estamos en condiciones de poder probar otras cosas. Ya decidiremos”, completó.
Según averiguó Clarín, el capitán no arrastra molestias y la decisión de estar o no de movida será suya, más pensando en regular cargas que otra cuestión.
Si juega, Leo pisará el pasto del Estadio Nacional de Santiago como el futbolista argentino con más cotejos profesionales disputados en la historia, ya que en su última presentación con Inter Miami jugó su partido número 1.103 y superó así el récord de Javier Zanetti (1.102). Messi nunca quiere quedarse en el banco, pero el apretado calendario podría hacerlo reconsiderar. Es que luego de Chile se viene Colombia en el Monumental el martes que viene y apenas cuatro días después tiene el debut en el Mundial de Clubes con su club frente a Al-Ahly de Egipto.
Pero el mejor jugador del mundo tiene primero otro foco, el de reconectarse con la Scaloneta para disfrutar a pleno de lo que ya sin dudas están siendo los últimos compromisos de Eliminatorias de su carrera. Eso podría inclinar la balanza para ir de movida. Y en frente tendrá a Chile, con el morbo de darle un empujoncito más hacia lo que sería su tercera ausencia consecutiva en un Mundial. Una derrota ante el conjunto albiceleste dejaría a La Roja al límite, aunque aún con cierta chance remota desde lo numérico. Y se sabe que para Messi los cruces con Chile están cargados de un condimento picante extra.
Si bien de este lado de la cordillera se empeñan en llamarlo “el clásico trasandino”, lo cierto es que para la Argentina lejos está de significar un derby como sí lo es ante Brasil o, en menor medida, contra Uruguay (“el clásico del Río de la Plata”). De todos modos, es innegable que, para el rosarino, Chile siempre tendrá un saborcito especial. Los fanáticos chilenos sacan pecho al hablar de las dos finales de Copa América ganadas en forma consecutiva en 2015 y 2016 contra la Selección de Gerardo Martino, ambas por penales. La segunda, sobretodo, fue una daga directo al pecho de Messi, que para colmo falló su penal en la tanda. A la salida del vestuario del estadio MetLife de Nueva Jersey, con la tristeza apoderándose de su lengua, llegó a renunciar a la Selección: “Ya está, no es para mí”.
Pasaron exactamente 3.265 días de aquella declaración que le heló la sangre al mundo entero, pero principalmente a todos los argentinos. Por suerte, se arrepintió y volvió recargado. Tras el olvidable Mundial de Rusia 2018, la renovación lo puso al frente de la revolución de la Selección que ganó todo lo que jugó de la mano de Scaloni. Pero antes, en 2019 y contra Chile, empezó a mostrar otra faceta en su personalidad dentro de la cancha. El Messi calladito le dejaba lugar al Messi líder y contestatario, un Messi que además de jugar también ahora se animaba a pelear. En el cruce por el tercer puesto de la Copa América de 2019 se ganó la única expulsión en un duelo por los puntos vestido de celeste y blanco cuando se midió cara a cara con Gary Medel.
Esos tragos amargos, que en su momento lo hicieron sufrir, han quedado totalmente de lado por los dulces que a partir de 2021 le regocijaron el paladar en forma de títulos para él con la Mayor. Además, sus números contra Chile no dejan dudas: de 12 enfrentamientos (1.079 minutos disputados), ganó siete, empató cinco y perdió uno, con cinco goles convertidos.
La resignación parece apoderarse de cada chileno futbolero que camina por las calles de Santiago en las horas previas a un partido que, en otras circunstancias, sería digno de un clima previo mucho más agitado. Sin embargo, entre la desazón del local y la sobrada posición argentina habrá que esperar a que empiece a rodar la pelota para que la temperatura suba en la cancha.