Una disparatada anécdota diplomática en redes sociales refleja el trasfondo de una situación compleja: las dificultades que enfrenta el Gobierno para mantener en organismos internacionales el histórico reclamo que Argentina le hace al Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas. Es consecuencia de la poco participativa y hasta agresiva política exterior de Javier Milei.
Días atrás, se vio al embajador de Argentina ante Etiopía, Juan Ignacio Roccatagliata, en fotos con su colega de Guinea Ecuatorial ante dicho país, Miguel Ntutumu Evuna, que este último hizo circular. La foto se viralizó en el contexto de una visita en abril pasado a Buenos Aires que hizo el primer ministro en exilio de la Isla de Annobon, Orlando Cartagena Lagar, para buscar apoyos en el gobierno de Milei para que reconozcan su soberanía de Guinea Ecuatorial.
El islote lanzó una declaración unilateral de independencia en 2022, pero en los hechos, es una provincia de Guinea ecuatorial, una de las más longevas y crueles dictaduras en el mundo. La gobierna desde 1979, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo
Lagar se reunió aquí con diputados y senadores, y después los libertarios hicieron circular con euforia que la sufrida Annobon, ubicada en las costas africanas, quería anexarse a la Argentina. Lo plateaban como una victoria del gobierno libertario y hasta comenzaron a especular -parece broma- que Argentina pasaba a ser un país tri continental.
Ocurrieron dos cosas, poco después. Primero Lagar salió aclarar. “No pedimos ser anexados. Pedimos el apoyo político de Argentina y querríamos ser parte de ese país, pero no pensado como anexado”, detalló en el sentido de que buscaban una suerte de asociación.
En segundo lugar al ignoto Roccatagliata lo agredieron tanto por redes sociales que debió cerrar su cuenta en X, en la que según llegó a ver Clarín no tenía casi posteos.
Al mismo tiempo se colaron versiones en los medios críticos al Gobierno diciendo que Milei avalaba la dictadura de Guinea y que su hermana Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia, estaba enojada con el diplomático, al que ni conoce. Pero lo que ocurría era otra cosa.
Javier Milei, Roccatagliata, Annobón y Cancillería: el ridículo argentino ante la dictadura de Obiang – NewsDigitales https://t.co/cF10qkUMCi pic.twitter.com/zeZhOhTaRt
— News Digitales (@news_digitales) June 2, 2025
El trasfondo
Milei no apoyó a la dictadura africana y Roccatagliata cumplía instrucciones. Según confiaron en Buenos Aires a Clarín fuentes del Gobierno, Roccatagliata recibió órdenes de reunirse con su colega de Guinea Ecuatorial, Miguel Ntutumu Evuna, luego de una protesta dura por la visita de los líderes en la diáspora de Annobon. Por el principio de Integridad Territorial a Ntutumu Evuna se le aclaró que no podían pronunciarse a favor de lo que pedía Lagar, y de paso le pidieron que apoyara a la Argentina por Malvinas. Igualmente Guinea, no forma parte del llamado C24.
La embajada argentina en Addis Abeba, capital de Etiopía es muy importante porque allí tiene sede la Unión Africana, que reúne a 55 países de los más de 190 de Naciones Unidas. La abrió el gobierno de Cristina Kirchner. Su primer embajador fue Gustavo Grippo, que estuvo allí hasta la llegada libertaria, cuando asumió Roccatagliata. Por encargo del vicecanciller Eduardo Bustamante, cuentan aquí, debió cumplir su instrucción: pedir el voto para la Argentina, algo que le están pidiendo a varios embajadores.
De acuerdo a lo que supo este diario durante la gran fiesta del embajador italiano Fabrizio Lucentini por el día nacional de su país, el viernes pasado, y a la que asistió Gerardo Werthein, el canciller viajará a la reunión anual del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas (C24) el próximo 18 de junio, tras su vuelta de la gira con Milei por Israel.
Pero existe mucha preocupación en su Ministerio por el próximo C24 y también por la próxima Asamblea General de la OEA. Esta tendrá lugar el 25 y 27 de junio en Saint John, capital de Antigua y Barbuda. El canciller viajaría desde New York hasta allí. Ya el año pasado no hubo apoyo a la Argentina por Malvinas. Fue cuando la directora de DDHH Ursula Basset intervino fuertemente con una política anti Agenda 2030.

Varios factores confluyen para que existan preocupaciones. En primer lugar, la política exterior de Milei hacia Cuba, que es un Estado clave en el C24 porque tracciona los votos de los países del Caribe y de otros No Alineados que integran el Comité.
Se recuerda que Milei echó por televisión a Diana Mondino por haber votado a favor (al igual que casi todos los países del mundo menos EEUU e Israel) de la resolución sobre el levantamiento del embargo a Cuba en la Asamblea General de Naciones Unidas en octubre de 2024. Argentina tenía un voto a favor por tradición y equilibrando la cuestión del libre comercio con el pedido por Malvinas.
Milei calificó públicamente a todos los diplomáticos que habían intervenido en el proceso de toma de decisiones de “traidores a la Patria” y ordenó a través de un comunicado de la Oficina del Presidente la apertura de un sumario administrativo para identificar “impulsores de agendas enemigas de la libertad”.
El enojo de Milei no exceptuó a los tuiteros que responden a su asesor, Santiago Caputo, porque en realidad fueron Juan Pablo Carreira (Director de Comunicación Digital de Presidencia) y Nahuel Sotelo (el Secretario de Culto y Civilización de Cancillería) los que acordaron ese voto con el Vicecanciller Eduardo Bustamante.
En segundo lugar, la ausencia y el rechazo de Milei en la CELAC, donde suele enviar funcionarios de segunda categoría con un discurso antisistema, profundiza aún más el encono de Cuba y de otros países del Caribe que integran el C24. En las últimas reuniones, donde Argentina no participó o participó a medias sin firmar sus declaraciones como ocurrió en China, nadie se hizo cargo de promover el histórico apoyo regional por las Malvinas para la Argentina. Un precedente por demás importante y favorable a la posición británica.
Pero hay otros países del C24, en especial de África, que están disgustados por la política exterior de Milei de completo alineamiento con Trump y Benjamín Netanyahu, en momentos en que desde 2024 las Naciones Unidas vienen condenando su política en la Franja de Gaza. En particular porque la cruzada contra los terroristas de Hamas se tradujo en un tendal de muertos palestinos, niños y mujeres, y en un bloqueo que mantiene hambreada a la población.
En cuarto lugar, tampoco ayuda la mala relación bilateral con países como Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Rusia, que también integran el C24.
Con todo, el Gobierno cuenta con una carta importante a favor. A pesar de lo mencionado anteriormente, es probable que los miembros del C24 terminen apoyando a la Argentina en su reclamo sobre Malvinas, debido a que la mayoría de los países mencionados son fuertemente anticolonialistas.
En quinto lugar, al frente de la embajada en Naciones Unidas en Nueva York está un diplomático sin experiencia multilateral, el encargado de negocios en Israel, y encargado aún de monitorear el vínculo con Netanyahu. Es Francisco Troppepi, encargado de hacer complejas gestiones ante los miembros del C24 que en el pasado realizaron colegas seniors con mayor rodaje como los embajadores Ricardo Lagorio, Martín García Moritán, Fernando Petrella, entre otros.
Pero al mismo tiempo, la desconfianza del canciller en la propia secretaria del Area Malvinas, Paola Di Chiaro -que es de origen político y no diplomático- llevó al a pedirle a Francisco Troppepi que participara él del Seminario Regional de Descolonización del C24 en Timor Oriental. Ello desconcertó a otras delegaciones. Y degradar la secretaría de Malvinas a subsecretaría en la nueva conformación del ministerio dilatada desde octubre, y que tal vez pueda anunciarse en julio.