El argentino Horacio Zeballos es campeón de Roland Garros 2025 en dobles: lo hizo junto a su compañero, el español Marcel Granollers, y venciendo a la dupla británica de Joe Salisbury y Neal Skupski. A los 40 años de edad y con una carrera espectacular, que tuvo su pico máximo el año pasado cuando fue número 1 del ranking ATP en la especialidad, el marplatense se sacó la espina de tres finales perdidas (una en el US Open 2019 y dos en Wimbledon, 2021 y 2023) y por fin pudo llevarse un título de los grandes, nada menos que sobre el polvo de ladrillo de París.
De esta victoria histórica para el tenis argentino se habló y se hablará durante un buen rato: es el octavo representante del país, en mayores, que festeja en un Grand Slam, cerrando una lista iniciada por Guillermo Vilas y que continuaron Gabriela Sabatini, Paola Suárez, Gastón Gaudio, Juan Martín Del Potro, Gisela Dulko y Gustavo Fernández. Pero al marcador de 6-0, 6(5)-7 y 7-5 le faltará algo, un punto que fue clave y que pudo haber torcido el camino de gloria hacia una nueva frustración.
En un momento del tercer capítulo pareció que volvían los fantasmas. Es que tras el segundo parcial en que a Zeballos y Granollers se les escapó por poco la victoria cuando tuvieron dos bolas de quiebre para sacar 5-4 arriba, y luego pelearon palo a palo el tie-break pero no alcanzó, el choque estaba igualado pero parecía cuesta arriba para la dupla hispanoparlante, al menos en lo mental.
Pero lo que se pierde por la cabeza, se gana también gracias a ella. Marcel sacaba 3-3 y 15-40, jugándose la chance de que los británicos quebraran y quedaran con el partido a su merced. Apuntó al cuerpo de Salisbury, que devolvió como pudo, de revés y con la pelota encima, pero con tan buenos refjelos y muñeca que pudo meter un globo que pasó a Zeballos e incomodó a Grannolers, que fue hacia la izquierda pegó otro revés, débil, desde el fondo.
EL PUNTAZO QUE GANÓ HORACIO ZEBALLOS. 🤯#RolandGarros pic.twitter.com/u0tI82lINL
— ESPN Tenis (@ESPNtenis) June 7, 2025
Voleó Skupski ya en la red sobre Zeballos, que pudo responder con otra volea al medio, y allí la fortuna hizo de las suyas porque la bola tocó la faja y cayó flojita del otro lado, hacia Salisbury, que reaccionó rápido y alcanzó a cruzarla con comodidad en lo que parecía ser el tan ansiado (y temido) quiebre del game. “Parecía” para todos, menos para Zeballos.
El argentino, que en abril pasado llegó a las cuatro décadas, salió disparado hacia adelante como si tuviera las rodillas de aquel niño que corría con papá Horacio en el Edison Lawn Tenis, cerca del Bosque de Peralta Ramos de Mar del Plata. No sólo que llegó, sino que lo hizo con la mente tan fría como para resolver el punto con un recurso increíble: pasó la pelota entre el palo que sostiene la red y el cajón donde se ubican los alcanza pelotas. Punto no, puntazo.
La sonrisa de Zeballos lo dijo todo; la de Skupski también. Con la fe de quien sabe que se salvó de una brava, Granollers luego sostuvo el servicio y se pusieron 4-3 arriba, con otro semblante. Y el resto fue historia.