Aparece a media luz, por detrás de las paredes grises que reconstruyen el universo Rocky Balboa en Filadelfia, incluido el ring que lo convirtió en héroe por siempre. Un universo con el que Nico Vázquez soñó desde chico, por el que peleó desde que tiene memoria y que será el suyo desde este jueves 12, el día que cumple 48 años, cuando se corra el telón del Lola Membrives.
El actor, productor y director teatral ya no es rubio sino morocho y sus ojos celestes serán disimulados por lentes marrones. De pronto suena Gonna Fly Now, la canción icónica de la saga creada por Sylvester Stallone, y Nico crece al posar ante la cámara.
Entonces se pone en modo Rocky. Luce shorcitos, guantes y botas negras, réplica del look previo a la épica pelea con Apollo Creed del filme de 1976, que al año siguiente ganaría tres premios Oscar. Luego de las primeras tomas, pide el protector bucal y que le maquillen los golpes como si hubiera tenido un combate real.
El nuevo rey de la calle Corrientes, título que empezó a madurar en 2016 con El otro lado de la cama, siguió con Una semana nada más y se consolidó con Tootsie, se acomoda en las butacas del tercer palco para no perder detalle del montaje de la escenografía.
-¿Cómo manejás la adrenalina ahora que estás a punto de subirte al ring para cumplir lo que definiste como el sueño de tu vida?
-Trato de tener los pies en la tierra como siempre, aunque estoy más tranquilo que en otras ocasiones, y eso que es algo que vengo programando y deseando hace tiempo. Hubo momentos de mucha excitación, otros angustiantes, porque Rocky es un antes y un después, no se hizo nunca acá una apuesta así. Fue un proceso en el que estuvimos todas las áreas unidas, conviviendo durante meses.

-La posibilidad de compartir todo empezó cuando saliste del rol único de actor y te volcaste también a la producción y la dirección.
-Es verdad, eso pasó hace muchos años ya, cuando volví al teatro. Y digo “volver” porque empecé en el teatro. Se me conoció por la tele, en programas como Son amores, Casi ángeles, Los Únicos, pero yo arranqué en el teatro, en la Casa de la Cultura de Olivos. Mis primeros escenarios, a los 14 o 15 años, fueron en la plaza de Olivos, a la gorra. En un momento, con mucho agradecimiento, dije: “Hice un montón de tele, ahora quiero volver el escenario”, pero cuando volví, no fue con el papel que me hubiera gustado interpretar…
-Porque solían convocarte únicamente para papeles relacionados con los de la tele…
-Sí, igual venía haciendo otras cosas que me gustaron muchísimo, como Rumores con Carlín Calvo, Full Monty o Stravaganza Tango… Todo fue parte del crecimiento. Salí un poco del molde con mi unipersonal, pero todavía me faltaban piezas que quería hacer… Tenía obsesión con El otro lado de la cama, muchas ganas de producirla, de dirigirla, y como ya tenía director me dejaron codirigirla. Ahí arrancó esta nueva etapa y me cambió la carrera.
-El unipersonal se llamó Mutando (la primera versión fue en 2000). ¿Tiene que ver con vos el mutar?
-Cien por ciento, porque trataba de dejar ver distintas facetas mías. Desde la comicidad mostraba cosas bastante crudas que pasaban por el humor y, como en todos mis espectáculos, iniciaba y finalizaba con la música de Rocky. Es creer o reventar. Terminaba con un buzo, que decía Mutando, un Adidas trucho porque no alcanzaba para más, lo hice plotear, ponía la música de Rocky y me bajaba del escenario, es decir, me bajaba del ring. Esa posibilidad de mutación que me daba ese espectáculo la volví a recuperar recién en Tootsie.
Una inspiración personal

Siempre se despidió como un campeón. Los éxitos teatrales se sucedían, todos con el anhelado cartel de “no hay más localidades”. Y aunque la lógica indica que jamás hay que bajarse de lo que funciona, lo hizo. Aún en la piel de la protagonista de Tootsie, Nico viajó a Filadelfia para respirar el espíritu Rocky y comprar los derechos, no para hacer el musical que se vio a nivel mundial, sino la adaptación teatral.
“No sabés el orgullo que me da, es muy fuerte. Y lo más importante es cómo recibieron el proyecto, tanto la gente de MTI (Music Theatre International) como Sylvester Stallone, nos autorizaron después de preguntarnos cómo lo haríamos”, cuenta.
-¿Cuándo surgió tu pasión por Rocky? Porque no habías nacido cuando se estrenó la película en Argentina (fue el 13 de enero de 1977 y Nico nació el 12 de junio de ese año)?
-Mi viejo (Fernando) es el que trae Rocky a casa: yo se lo paso a mi hermano Santi y nos volvemos los dos muy fanáticos, ¡al nivel de una religión! No es solamente ver las pelis, sino trasladar lo de la pantalla a lo que te sucede en la vida. Por eso yo quiero contar Rocky. Todos somos Rocky, su historia es de amor y de resiliencia. Es la historia de un tipo simple, humilde, al que muchos le dicen que no va a lograr nada. Entonces, ¿cuántos de nosotros podemos ponernos en su lugar? De chico algunos querían ser Robin Hood, Superman o Spider-Man, yo quería ser Rocky.
-¿Te acordás cuando la viste por primera vez?
-Tendría 8, 9 años. Después no me cansé de verla y verla y verla. Y como te contaba, todos mis espectáculos, hasta Tootsie, fueron con la música de Rocky. Y la gente sentada decía: “¿Qué tiene que ver esta música?”. Tenía que ver conmigo, me empoderaba al salir a escena.
-¡Ayer, en casa! (se ríe) Cuando terminamos una pasada o quiero corroborar algo, vuelvo a ponerla. Con Tato Fernández, el escenógrafo, trabajamos en cada detalle. Bah, todos somos muy minuciosos: también Lili Diez, responsable de la realización, y Mariano Demaría, con quien formamos una dupla espectacular y vuelvo a darme el gusto de dirigir.

-¿Gimena (Accardi, su pareja desde 2007) no te saca volando cuando te ve viendo a Rocky otra vez?
-¡No! Pero ya empecé a hacerlo sin ella, porque hace seis meses llegaba a casa y me veía: “Hola, amor, ¿qué hacés?”. Ponía pausa, la saludaba y seguía laburando, estaba en el proceso de trabajar en el libro. Ahora aprovecho cuando ella está de gira, pero son detalles de cositas. Por ejemplo, ayer cambié algo del vestuario.
-¿Aprovechaste que sos productor de En otras palabras para mandarla de gira y evitar problemas?
-(Lanza una carcajada) ¡Nooo! Es un éxito muy grande esa obra, Gime está descomunal y demuestra que es una de las mejores de su generación… ¡Y Andrés Gil está extraordinario! Terminaron acá, llenando este teatro, y arrancó la gira, que iba a ser corta, pero sold out en todos lados. Acabamos de confirmar que sigue unos meses más, es imposible parar un éxito así.
Video
Nico Vázquez ya tiene todo listo para el estreno de ROCKY
El entrenamiento y un equipo conocido
-Hace nueve meses que venís preparándote, ¿cómo fue ese entrenamiento?
-Hace dos años trabajé con la coach vocal Vir Módica para aprender a cambiar la voz: anulé mis graves y laburé todo el agudo para ser Dorita, el personaje de Tootsie. Ahora al revés: anulé mis agudos para trabajar todos los graves. Subí ocho kilos de masa muscular después de haber bajado seis para Tootsie. Hice una transición increíble y como sabía que había que hacerlo muy sanamente, arranqué en agosto. Tootsie terminaba en octubre, y en septiembre me tuvieron que ir agrandando los vestidos. En enero ya estaba entrenando fuerte y dejé de comer porquerías.

-¿Tenés una dieta estricta?
-Desde hace dos meses empecé a comer sano, básicamente. Mucho pollo, mucha carne, dejé las harinas y los dulces, muy poquita gaseosa, vino, una copita cada tanto. Sí me costó parar con la gaseosa, el chocolate, los sándwiches… No tengo tendencia a engordar, pero para crecer muscularmente tuve que dejar el azúcar y las harinas. Lo más fuerte es entrenar, 45 minutos o una hora todos los días. Lleva mucho tiempo el boxeo, fueron nueve meses muy exhaustos. Todo en mi vida desde hace un año es Mundo Rocky, un mundo que me gusta y en el que la paso bien.
-¿Habías practicado boxeo?
-Como hobby, pegándole un poco a la bolsa, pero yo soy derecho y Rocky, zurdo. Tuve que cambiar la guardia, que es bastante difícil, pero lo hice con el boxeador José Driussi y con mi entrenador Daniel Cajarabilla, que además es el coreógrafo de la pelea de la obra. Es de mis mejores amigos y vamos a un gimnasio cerca de casa, en Benavídez. Llegamos a las 9, hacemos cafecito, revisamos la pelea, vemos el video, y entrenamos.
-¿Sentiste la exigencia al punto que tuviste que parar un tiempo?
-Mirá esta mano (muestra la izquierda), mirá esta mano hinchada (la derecha). Tengo rota la cápsula (el tejido que envuelve las articulaciones), termino de boxear y la meto en agua con hielo; el traumatólogo y el kinesiólogo me pidieron dejar boxear un mes, pero no puedo. Ah, también tengo un golpe en la muñeca. Es que acá vas a ver una pelea real: los golpes van al cuerpo, van a los guantes y puede ser peligroso, porque si te equivocás te comés un piñón.
-El 80% del elenco estuvo con vos en Toosie. Entre otros, Dai Fernández (Adrian), David Masajnik (Mickey) y Leo Trento (Paulie).
-Ahí entendés cómo trabajo, en equipo y logrando una simbiosis. Ahora, si no fueran perfectos para el personaje o no tuvieran talento, no es que se van a quedar porque somos una familia. Se dio todo. Yo los iba soñando a cada uno. A Dai desde el primer día que la vi, cuando audicionó para Tootsie y mi cabeza ya estaba diciendo: “Estoy peleando los derechos de Rocky y ella va a ser su mujer”.

-La sorpresa es el dominicano Merlyn Nouel, ¿por qué lo elegiste para hacer de Creed?
-Me impactó por cómo pisó el escenario. Cuando lo vi en la audición supe que era él, porque tenía el mismo espíritu de Apollo y, a la vez, el mismo hambre que Rocky.
-También convocaste a Mercedes Oviedo.
-La amo. Es una loca linda, geminiana como yo. ¿Sabés qué me acerca mucho a ella? Disfruta cada momento. El año pasado no la pasó bien (estuvo internada por una miopericarditis aguda como consecuencia de una gripe) y entendió que todo es un instante. Y viene acá, se divierte y está bárbara.
La vida es corta y un nuevo nacimiento
-Vos también aprendiste eso de entender todo y disfrutar cada instante después de dos episodios que te marcaron de por vida…
-Sí, cuando pasó lo de mi hermano (Santiago murió el 31 de marzo de 2016), al principio no lo entendí, pero hay que seguir y la mejor manera de honrarlo es viviendo.

-Y hace casi cuatro años, cuando se derrumbó el edificio donde te hospedabas con Gimena en Miami y se salvaron de milagro.
-Con ella decimos que el 24 de junio tenemos un segundo nacimiento y le agradecemos a la vida el poder haber tenido una segunda oportunidad. Lamento mucho lo que pasó con toda la gente que no puede decir lo mismo, es un dolor que nunca va a terminar de sanar, pero a la vez supimos que Dios quiso que nos quedemos acá. Siempre estuve muy conectado con la espiritualidad y no necesité que se muriera mi hermano o que me pasara otra tragedia para darme cuenta. Sí me reafirmó lo que pensaba. Que no manejamos nada, que todo lo maneja Dios y que, desde otro plano, llamalo como sea, nos acompañan y nos cuidan.
-Sí, he hecho la normal con (Gabriel) Rolón… Y aquí voy a aprovechar para decir: “Gabi, te volviste famoso y me abandonaste” (se ríe). Ahora estoy más con terapias alternativas. Y el teatro también es una gran terapia para mí. Es mi segundo lugar. Siempre lo digo: “Mi lugar favorito es mi casa: Y después vienen el teatro y la playa”.
Mar del Plata, los abuelos y la primera obra

-¿Cómo es tu conexión con Mar del Plata?
-¡Ufff! Es por mis abuelos maternos, Anselmo y Azucena, ellos fueron mi primer público. De viernes a domingo, mis viejos laburaban y mi plan era que, al salir del colegio en Olivos, los abuelos me pasaran a buscar. Me llevaban a su casa y allá era hacer todo lo prohibido: ver en televisión a Olmedo, a Brigada A… Mientras, mi abuelo Anselmo nos hacía la milanesa con fideos.
Íbamos con mi hermana Sole, que es mi orgullo y es puro amor. Santi todavía no estaba cuando te hablo de esto porque le llevo doce años. Bueno, cuando terminaba de ver algo en la tele les decía: “Yo también puedo hacer eso”. Imitaba lo que veía. ¡Insoportable! Sandro, Luis Miguel… Después vinieron las vacaciones en Mar de Plata. Los abuelos tenían un departamentito en Bolívar y Buenos Aires, piso 12. Mi primera vez en el teatro ahí fue gracias a mi abuelo que me regaló una entrada. Y la primera comedia que vi fue Amigos son los amigos, con Carlín Calvo.
-¿Tus abuelos te vieron triunfar?
-Mi abuelo no llegó… Mi abuela Azu sí, vio todo mi crecimiento. Era loca de las revistas y recortaba mis notas y fotos para hacer una carpetita. Cuando iba a verla, ya no estaban los fideos con milanesa porque ella no cocinaba, pero sí compartíamos momentos lindos: La tuve hasta sus 97 años.
-La versatilidad es una palabra con la que se te suele definir, ¿te identificás con ella?
-Sí, pero costó mucho que se me viera así. Cuando venís de éxitos televisivos y no te vieron tanto en el teatro, por más que seas número uno y llenes salas, tarda un poco más en llegar el reconocimiento. Realmente lo sentí a partir de Tootsie (obtuvo el Premio ACE como Mejor Actor). Fue un trabajo que me sacó de mi área de confort.
-Versátil, familiero, te gusta trabajar en equipo. ¿Cuántas cosas es Nico Vázquez?
-Todo eso. Me da mucha felicidad la felicidad de los otros, soy así y no me visualizo haciendo algo solo. Tengo claro que es imposible hacer Rocky sin el apoyo de mi socio Paul (Kirzner) con Preludio, productora que manejamos con Candelaria Audi y Damián Armocida; Vane Bafaro en la prensa, y el equipo de RGB comandado por Gustavo Yankelevich, quien junto a Pablo Puiggari, apenas los llamé, me dijeron: “Vos estás loco, pero sos un loco lindo, así que vamos por eso”.
-Se te ve un hombre feliz. ¿También con matrimonio perfecto?
-¿Qué es el matrimonio perfecto? ¿A qué llaman perfección? Creo que lo que llama la atención es que son 18 años con una persona en un medio donde se separan todo el tiempo y se ponen de novio muy rápido. Vamos a ser sinceros, es un medio difícil, y con Gime estamos juntos hace mucho tiempo. Es una mujer extraordinaria, tan buena, tan hermosa, tan buena amiga y tan buena hija como la ves. Tuvimos la suerte de encontrarnos y ojalá sea para toda la vida.

-Gimena es como Adrian para Rocky…
-¡Totalmente! Más histriónica que Adrian, más carácter también (risas).
-¿Te gusta todo de Stallone o sólo Rocky?
-Me gusta mucho todo, lo respeto muchísimo como artista, director y productor, pero mi personaje, con el que me identifico, es Rocky. No conozco a Stallone, me encantaría, y si no se da, ¿sabés qué me gustaría? Recibir un mensajito: “Hola, Argentina, estoy contento”. ¡Sería increíble!
-¿Fue azar o pensaste: “el 12 de junio, día de mi cumpleaños, nace Rocky en la Argentina”?
-Al principio no lo pensé. Después sí, cuando me mandan el contrato, lo leo, se me llenan los ojos de lágrimas y digo: “No puede ser”. Porque habíamos dicho que estrenábamos en mayo y pusieron junio, ¡y el día de mi cumpleaños! Causalidad. Me acuerdo perfecto que dije: “Ese día nací yo y también nace Rocky”.