Cada final de temporada, a falta de competencia, empieza el Loto de quien ganará el Balón de Oro. Hay tres candidatos claros: Lamine Yamal, Ousmane Dembélé y Kylian Mbappé. Votan, se recuerda, entrenadores y capitanes de selecciones, periodistas de todo el mundo y una parte proporcional y minoritaria para los aficionados. La Liga de Naciones, última prueba del año era un buen testeo para medir a los candidatos. Si es por eso, final de bandera verde, para utilizar un anacronismo.
Lamine hizo un año impresionante. Campeón de Liga, de Copa del Rey y de la Supercopa y actuación descollante en la Liga, hasta las semifinales con Francia. Ayer, en el partido donde más lo necesitaba España, estuvo tan ausente que hasta fue reemplazado en el momento crítico de la final. A su favor, la edad. Con apenas 17 años (cumple 18 el 13 de julio), la rompió toda en 2025. ¿Cuánto lo perjudicará este partido fallido?
Dembélé se hizo dueño del PSG de Luis Enrique. Fue campeón de Copa y de la Ligue 1 francesa, mérito menor porque ya se sabe que el club parisino no tiene rivales domésticos. Pero fue campeón de la Champions League y hombre clave en los partidos definitorios, sobre todo en el 5-0 al Inter de la final en el que, curiosamente, no convirtió goles. Pero los hizo hacer.
Mbappé tuvo un año en blanco en el club blanco. Real Madrid no ganó nada. Con Francia llegó a semifinales y fue decisivo en la remontada del 5-4 ante España. Bordeó la hazaña. Y en el partido por el tercer puesto, todos los elogios fueron para él. ¿Alcanza?
Estará movida la votación y es difícil que quien se adjudique el Balón de Oro lo haga por margen amplio. No sólo por los méritos acumulados y cómo los evalúen los electores sino por el lobby que hay detrás de este tipo de elecciones. La única certeza es que llegó el recambio. Messi y Cristiano dejaron un legado. ¿Quien recoge el testigo?