Manar Maged nació el 30 de marzo de 2004 con craniopagus parasiticus, una malformación congénita que sucede cuando el proceso de separación del embrión que da lugar a los gemelos no se produce por completo en el útero.
De acuerdo con un artículo científico de los médicos obstetras e investigadores Houda Nasser Al Yaqoubi, Nishat Fatema y Badriya Sulaiman Al Fahdi del Sultanato de Omán, publicado en la Revista Turca de Pediatría, “la incidencia de esta rara deformidad es de aproximadamente 4 a 6 por cada 10.000.000 de nacidos vivos”.
También se lo conoce como “gemelo parasitario” porque uno de los siameses no desarrolla su cuerpo, sino que se mantiene unido al gemelo mediante su cabeza.
Este fue el caso de Islaam Maged, que tenía un cerebro diferente, pero compartía un vaso sanguíneo con Manar, y aunque era capaz de sonreír y parpadear, no podía sobrevivir de forma independiente.
Esto llevó a Manar sufrir insuficiencia cardíaca severa al menos seis veces en los primeros meses de su vida, y estar internada durante 10, hasta que su condición se volvió crítica y los médicos se vieron obligados a operarla
Un caso similar ocurrió en República Dominicana, cuando 18 cirujanos, enfermeras y doctores del Centro de Ortopedia y Especialidades de Cure Internacional en Santo Domingo que trabajaron por turnos —liderados por el médico Jorge Lazareff— operaron por 10 horas sin éxito a Rebeca Martínez una bebé de ocho semanas que nació con dos cabezas, según informó BBC.
Un equipo de 14 médicos del Hospital Infantil Benha —en las afueras de El Cairo— integrados por los doctores Walid Sharshera (neurocirujano), Nassif Hefnawi, (cirujano plástico), y Abla El Alfi, (jefe del equipo de terapia intensiva); y los profesores Mohamed Farouk (anestesiólogo) y ohamed Lottfy (neurocirujano), entre otros, se reunió para realizar la cirugía altamente compleja.
“Fue una cirugía muy riesgosa. La tasa de mortalidad es del 100 por ciento porque nadie sobrevivió. Tuvimos muchas reuniones y revisamos toda la literatura de lo que había sucedido en casos como este en todo el mundo”, explicó el doctor El Alfi en el programa de televisión de Oprah Winfrey, de acuerdo con el archivo web fechado el 19 de mayo de 2005.
Así, a los 10 meses de edad, Manar fue operada con éxito en febrero de 2005 en una intervención quirúrgica que tomó siete horas de trabajo para separarla de Islam, y otras dos horas para la división de los dos cerebros.
Luego, quedó bajo observación en la sala de cuidados intensivos y fue sometida a una segunda intervención por la cual se le extrajo el exceso de líquido de su cerebro, se detuvo las convulsiones y agrandó su cráneo, según consignó la agencia de noticias Reuters.
“Islam no tenía un corazón para sobrevivir. Sobrevivía gracias al corazón y a los pulmones de Manar. Ella estaba recibiendo nutrición de Manar. Estaba intercambiando gases a través de los pulmones de Manar. Y el corazón de Manar le suministraba sangre”, explicó el Dr. El Alfi en el programa de televisión citado.
Un año más tarde, Manar volvió al hospital con fiebre, por la cual los médicos decidieron le colocaron una derivación externa para tratarla, pero le produjo una infección en el cerebro, lo que complicó su salud.
El 27 de marzo de 2006, a tres días de cumplir dos años, Manar murió a causa de la infección que se agravó con un cuadro de neumonía y problemas cardiacos, según informó el doctor Naseif Hefnawi, director del Hospital Neonatal de Benha.