Restaban 1.06 segundos para el final del partido cuando Facundo Piñero tomó la pelota a un costado de la cancha del gimnasio Héctor Etchart. El alero pretendía reanudar un juego entre Ferro y Boca Juniors, por la Liga Nacional de Básquet, que parecía encaminarse al tiempo suplementario porque el marcador reflejaba un empate en 73.
El alero de la visita, apremiado por la situación, intentó un pase largo e impreciso hacia un compañero, en dirección hacia el aro rival, pero la pelota la interceptó Emilio Lezcano. Lo mejor estaba por ocurrir.
El reloj, a esa altura, indicaba que solo faltaban 4 décimas para que sonara la chicharra del tiempo regular de un partido válido por los cuartos de final de la Liga Nacional, en una serie hasta allí igualada en una victoria por lado.
Para cualquiera hubiera sido un tiempo escaso, un margen imposible para realizar algún intento. Para cualquiera, menos para aquel base tucumano, que tomó la pelota, se perfiló hacia su derecha y prácticamente desde debajo del aro, en su propia área, efectuó el lanzamiento.
La pelota viajó como un misil teledirigido en la noche de Caballito y se introdujo en el aro rival, impoluta, cuando las luces rojas alrededor del tablero ya estaban encendidas, señalando el cierre del juego. Fue el tiro ganador para Ferro y “el más impresionante de la historia de la Liga”, según la definición que le dio la web oficial de la competencia.
Por si fuera poco, Lezcano, quien antes había estampado el empate parcial en 73, terminó como el goleador del partido con 23 puntos. Definitivamente una noche perfecta.
La serie continuará este viernes, otra vez en Caballito, con el cuarto punto en el que Ferro tendrá la posibilidad de acceder a las semifinales de La Liga. Boca, en tanto, intentará forzar un quinto partido, que se disputaría en su casa.