Desde hace más de 20 años, Diqui James y su equipo logran sorprender al público con Fuerza Bruta, un show que siempre tiene más para dar. Porque, aunque parezca exagerado, ninguna función es igual a la anterior y la reinvención del espectáculo es constante.
Luego de una larga gira por el mundo, que los llevó a países como China, Japón y Alemania, la compañía vuelve a Buenos Aires con Aven, uno de los shows más vibrantes y conmovedores de su haber. Y, a pesar de que ya se habían presentado ante el público porteño con esta propuesta, estará, nuevamente, llena de innovadoras sorpresas.
Por ello, días antes del reestreno, la Sala SinPiso del club GEBA ya estaba llena de música, baile, colores, escenografía y mucha energía. Allí, Diqui James, atento a cada detalle, recibió a Clarín para charlar de su recorrido, sus nuevos desafíos y los cambios que verá la audiencia en el show.
Si bien, como él mismo admite, la sala es como “su casa”, las emociones nunca dejan de estar a flor de piel antes de un reestreno. “Estamos con vértigo de volver acá después de la gira. Fuimos madurando el espectáculo. Estuvimos en Brasil, México, Londres y Corea. Ahora que lo volvemos hacer acá, en casa, estamos teniendo el momento y el tiempo para hacer todos los cambios que queríamos hacer”, aseguró.

El arte de reinventarse siempre
– ¿Qué va a tener Aven de diferente respecto a la última vez que lo presentaron en Buenos Aires?
-Fuerza Bruta, de por sí, siempre es diferente. Más allá de eso, lo que van a ver es un show mucho más maduro, más desarrollado. El ritmo es muchísimo mejor. Creo que los que vuelvan, que seguramente van a ser muchos, se van a sorprender bastante. Ya para el show de Londres hicimos cambios importantes, y ahora le estamos dando otra vuelta.
-¿Cómo hacés para seguir innovando después de tantos años con Fuerza Bruta?
-Yo me hago la misma pregunta. Desde que empecé a estudiar actuación a los 19 años hasta ahora, todos los momentos del día estoy pensando en alguna idea. Es algo que ya forma parte de mí. Tenemos un equipo de trabajo aceitado, en el que nos entendemos bien y todo es posible. Logramos encontrarle la vuelta a todo. Y creo que tener ese equipo es lo que hace que el entusiasmo todavía esté. Si yo tuviera que pelear todo me agotaría.

-¿Te sentís presionado por la expectativa de los fieles seguidores de tu espectáculo?
-Cuando empezamos, íbamos a festivales y nadie esperaba nada de nosotros. Después la rompíamos y éramos el show más visto, no lo podíamos creer. Cuando pasamos a circuitos comerciales mucho más exigentes como lo es Nueva York, empezamos a sentir cada vez más presión. Lo más complejo de eso es que no empieces a hacer lo que los otros esperan de vos, sino mantener tu rebeldía, tu frescura. El deseo de hacer lo que tenés ganas de hacer, de la manera en la que lo querés hacer. Eso es lo más difícil.
Mantener la rebeldía, el entusiasmo y la frescura es lo que nos mantiene vigentes. No transformamos nuestro lenguaje en algo digerible para el mercado, seguimos siendo los animales que hacen las cosas al revés.
-Con Internet y las redes sociales, hay una cierta anticipación de lo que va a pasar, ¿Eso no arruina un poco la sorpresa de lo que se va a ver?
-Tiene dos caras. Antes era muy complejo explicar qué era Fuerza Bruta y venderlo. Ahora, el hecho de tener el Instagram a full con todos los videos te hace tener acceso a mucha más gente que entienda que es algo diferente. Algo que nos repiten constantemente es “yo había visto videos, pero nunca me imaginé que me iba a pasar lo que me pasó”. Es porque es una experiencia muy física. Todo lo que te pasa en el show es real, es físico, a diferencia del celular que es visual y sonoro. Nuestro desafío no pasa por lo visual, pasa por la acción.

La aventura de exportar un show argentino
A lo largo de los años, Diqui James logró llevar a Fuerza Bruta por más de 50 ciudades del mundo, convirtiendo a la compañía en un verdadero fenómeno global. Sin embargo, el corazón y la génesis de cada uno de sus shows siempre estuvo, está y estará en Buenos Aires.
“Nunca creamos un show fuera de la Argentina. Siempre el periodo creativo lo hicimos acá con un público de acá. Si yo tuviera que armar un show en Japón, estrenando en Japón, sería muy deforme todo”, explicó Diqui.
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Fuerza Bruta presenta el regreso de AVEN, un espectáculo renovado
-La reacción del público frente al show, ¿cambia mucho dependiendo del país en donde estén?
-Sí, totalmente. En Fuerza Bruta la experiencia del público es colectiva. No es un espectáculo que podés ver solo. El mismo clima del público te va llevando. Si ves el show en la Argentina te pega de una manera y si lo ves en Japón o en Corea te pega de otra manera, porque lo que devuelve el público es diferente.

-¿Creés que en Buenos Aires la rección de la gente tiene algo especial?
-Totalmente. Es que el show es muy argentino. Sin darnos cuenta lo hicimos así. Cuando lo hacíamos acá y cuando lo pensábamos acá, nunca se nos ocurrió, porque era algo que era raro, acá y en todos lados. Pero después cuando te vas de gira a lugares con culturas muy diferentes como Japón, China o Alemania, empezás a darte cuenta la argentinidad que tiene el espectáculo.
-¿Hacen pequeñas adaptaciones según dónde están o presentan todo tan cuál como se ve en Buenos Aires?
-Las adaptaciones dependiendo el lugar físico siempre se hacen, pero en general no son grandes. Los cambios son más por las ideas que se nos ocurren. Y es complejo, porque cuando cambiás algo es muy probable que te cambie la escena siguiente y la anterior también. No solemos tener tiempo de hacerlo en plena gira, pero sí en momentos como este que tenemos ahora para el reestreno de Aven.

La preferencia por el anonimato
A pesar de haber sido actor y trabajar en la industria del entretenimiento, a Diqui James no le gusta exponerse demasiado. De hecho, mientras se tomaba las fotos para esta nota, decidió dejarse las gafas en todo momento para “mantener el anonimato”.
Y es que, aunque a muchos les parezca curioso, para Diqui, la fama nunca fue un objetivo. “Me encanta que Fuerza Bruta sea conocido. Tengo ciertas dificultades con la exposición personal”, aseguró. Sin embargo, no es el caso de su hijo Jaime, más conocido como Louta, quien fue telonero de Taylor Swift y hoy la rompe con su música.
-¿Te gusta la exposición que te dio ser papá de Louta?
-Eso sí. Como papá de Louta me encanta. Soy su primer fan.

-¿Ustedes le inculcaron el arte de chico?
-Él tenía seis meses y estaba con la mamá sentado en el Maracaná viendo los ensayos de un show que estábamos haciendo. Y después estuvo de gira con nosotros hasta que empezó la primaria. Faltaba cuando podía y venía. Tenía cuatro años y se daba cuenta de que habíamos cambiado una luz. Venía y me decía “papá, ¿por qué cambiaste la luz? Era mucho mejor la anterior”. Opinaba de los actores también, desde muy chiquito. Era una locura.
-¿Qué tanto te involucrás vos en el proceso creativo de sus proyectos?
-Yo en el proceso creativo de él no puedo meterme en nada. Tal vez en algunos comentarios sobre los shows en vivo podemos compartir algunas ideas. Eso sí, a veces, pero muy poco. Y en él mi proceso creativo se mete mucho menos de lo que a mí me gustaría. Me da bola cuando quiere y cuando puede. Él está en la suya, a full.

-¿Qué es lo que más te enorgullece de verlo crecer en su camino artístico?
-A mí lo que más orgulloso me pone es que él es muy laburador. Creo que él, viendo todo de cerca, nos vio trabajar mucho. Vio el esfuerzo, el laburo y la dedicación que hay que tener para poder hacer que esto suceda, que no es una tarde de inspiración. Y todo lo que él hace tiene metido adentro ese laburo.