Quédese, si esta nota no es más que un favor. Son cinco minutos de su vida a cambio de noventa. Un negocio redondo si lo que quiere es aprovechar su valioso tiempo.
Cuando desee ver una película de terror y no sepa cuál elegir quizás deba empezar por descartar las siguientes cinco. Si cree en el mal gusto, acá tiene argumentos.
Estos títulos fueron, en su mayoría, más o menos vapuleados por la crítica especializada internacional y local. Repiten patrones, no aportan nada nuevo y generan lo peor que puede generar una película de terror: sopor. Son malas copias de otras que están bien.
Estas son cinco películas de terror que están en streaming, son siempre lo mismo y tenés que perderte porque son una peor que otra:
Lo único bueno de Winnie the Pooh: miel y sangre es que dura 78 minutos. Como un capítulo de una serie.
Lamentablemente, no bien los derechos del personaje quedaron a merced del público estos cayeron en manos equivocadas más rápido de lo esperado.
En su megalómano afán de crear un universo de películas de terror basadas en cuentos infantiles, Rhys Frake-Waterfield dirigió una versión de la obra de A. A. Milne en la que el oso mielero es un asesino psicópata. Mejor perdérsela que encontrarla.
El pulso es la representante de las malas adaptaciones de la obra de Stephen King. Es la versión cinematográfica de “Cell”, una novela del autor sobre un apocalipsis zombie provocado por las señales de los celulares.
Apenas funciona como pasatiempo y, mal que pese, el responsable del traspié también es King, que participó en la concepción del guion.
La genial capacidad narrativa del creador de “Carrie” y “Misery” no logra rescatar al proyecto de la mediocridad: El pulso no encuentra rumbo ni en sus escenas de acción, ni en su trama, ni en sus actores, ni en sus pobres efectos especiales.
Si todavía no lo hizo y se le ocurre debutar en el visionado de cine ruso, no empiece por La novia. Elija Tarkovsky, Konchalovsky, Sokurov…
Esta película -de inexplicable estreno en cines argentinos- es una más de casas encantadas, novias monstruosas y “sustos” inesperados. Tiene la desafortunada particularidad de tener unos paupérrimos efectos especiales. Mas de lo mismo.
En 2018, David Gordon Green y el comediante Danny McBride decidieron saltarse ocho películas de la franquicia de Halloween y coescribieron una secuela directa de la original de 1980. Y estuvo bien.
Halloween (2018) fue un exitoso arranque de una trilogía que prometía aportar novedad a una franquicia que no había trascendido más allá del clásico slasher de John Carpenter.
Halloween Kills: La noche aún no termina (2021) ya no era igual de eficiente que su predecesora y la tercera y última parte del pack, “La noche final” (2022), directamente derribó toda esperanza de cierre digno.
Hacer que al espectador le cueste terminar una película de Halloween es toda una proeza que debería ser ejercicio en las escuelas de cine. A quien corresponda, felicitaciones por eso.
Verdad o reto es todo lo que uno puede esperar de una película inspirada en un juego de previas a boliches. Es tan predecible y poco inspirada a nivel visual que su gracia dura menos que una burbuja.
Para comprobar que sí se puede véase Bodies, Bodies, Bodies, una película de premisa similar, pero con un poco más de amor en su génesis. Un verdadero reto es verla hasta el final.