Cuando apenas había transcurrido un minuto desde el despegue del que debía ser un vuelo intercontinental, Vishwash regresó literalmente de entre los muertos. Caminaba conmocionado y chamuscado, en mitad del gentío y del caos indescriptible producto del impacto y la explosión de un Boeing 787 contra un albergue de estudiantes de medicina, en Ahmedabad, noroeste de India. Hasta que alguien lo puso en una camilla, lo metió en una ambulancia y lo llevó al hospital.
Pasarían horas antes de que se aclarara que era el único sobreviviente de la peor catástrofe aérea india en treinta años. Que aquel hombre británico de cuarenta años y origen indio había escapado milagrosamente de la bola de fuego en que se convirtió el vuelo Ahmedabad-Londres Gatwick de Air India.
El ocupante del asiento 11A tuvo la fortuna, según explica él mismo, de que le tocara el lado opuesto al del impacto. El azar puso a su hermano Ajay en otra fila, sumándolo a la lista de 241 fallecidos, entre tripulantes y pasajeros (además de India, procedentes de Reino Unido, Portugal y Canadá, pero casi todos de origen indio).
Este viernes por la mañana, un Vishwash plenamente consciente recíbía la visita del primer ministro indio, Narendra Modi. Desde la cama 11 del hospital de Ahmedabad, la víctima recordó la tragedia. Una especie de freno -nada más despegar- el estruendo y el incendio. De repente vio un hueco y no se lo pensó dos veces. Saltó del avión -estaba junto a la salida de emergencia- y no pudo hacer más. El avión era ya pasto de las llamas y la humareda negra dificultaba dar un paso.
Fueron apenas unos instantes, pero tiene grabada la imagen de todos aquellos muertos, algunos desparramados. De hecho, según una revelación policial de este viernes, “casi el 70% de los pasajeros murieron en su asiento, con el cinturón abrochado”. Las mismas fuentes confirmaron la cifra de 290 fallecidos dada ayer. Aunque hay un número importante de muertos en el barrio afectado -alrededor de 27, sobre todo en el edificio impactado- la cifra final no está cerrada.
Como el avión acababa de despegar, todos los pasajeros y la tripulación estaban con el cinturón de seguridad abrochados. Según un informe policial, la mayoría de los pasajeros murieron sentados tal cual como se habían ubicado al momento de abordar.
Mientras tanto, circunspección sobre las causas del insólito accidente, aunque se baraja una falla técnico o una descomunal negligencia de mantenimiento. Varios expertos creen observar, por la conducta de la aeronave, que el combustible no habría llegado en el momento crítico a los motores (General Electric) del Boeing 787. Una de las dos cajas negras ya fue recuperada.
La zona del accidente en Guyarat amaneció este viernes bajo estrictas medidas de seguridad, ante la visita del primer ministro indio, Narendra Modi, que antes fuera jefe de gobierno de dicho estado. Ya no quedan cadáveres en el lugar, según la policía de Ahmedabad, la capital real (Gandhinagar, la capital formal, es en realidad un barrio burocrático de Ahmedabad).
En el suelo permanecen botellas de plástico, valijas perdidas, asientos carbonizados, ramas quemadas y cascotes. Hasta una puerta de emergencia desprendida del fuselaje, según EFE. El gigantesco Boeing -de dos pasillos- atravesó un edificio de punta a punta.
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Impactantes imágenes tras el accidente aéreo en la India: un Boeing 787 en llamas
En el centro de ADN del Hospital de Ahmedabad se tomaron 203 muestras de familiares de presuntas víctimas y se identificaron ya 192 cuerpos, difícilmente reconocibles.