El gobierno israelí instruyó a sus embajadas en el extranjero a cerrar sus puertas, incluyendo a la que se levanta en Argentina. Fue luego de que el primer ministro Benjamín Netanyahu iniciara un contundente ataque a las instalaciones nucleares y militares iraníes.
A su vez, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ordenó que se aumente la seguridad a la AMIA, y las instalaciones de la comunidad judía en Argentina como colegios, clubes, y templos religiosos. La ministra, además, subió el nivel de alerta a intermedio para estar más activo ante potenciales situaciones de riesgo.
Altas fuentes locales afirmaron que, si bien no querían generar preocupación local, existe coordinación con la inteligencia israelí y estadounidense. La condición de aliados carnales ambos por parte del gobierno argentino, los convierte en un blanco. Milei está regresando precisamente de una visita de alto nivel a Netanyahu.
El anuncio en Israel de que cerraban sus embajadas en el mundo, generó un cambio en la información que suministran. Clarín pudo saber que Seguridad mantiene ahora coordinación con Defensa bajo la premisa de que un ataque al corazón del enemigo israelí, es decir, Irán, puede generar efectos internacionales en lo que se conoce como proxies. Trabajan en esto la Dirección de Inteligencia Criminal del Ministero de Seguridad y la Dirección de Inteligencia Estratégica Militar que depende del Ministerio de Defensa.
Hay refuerzos en las fronteras con Bolivia, Brasil y Paraguay. Dos días atrás, el Departamento de Estado convocó a los periodistas latinoamericanos, entre ellos, Clarín, para hablar de nuevas formas de financiamiento del terrorismo, y las nuevas guerras en Oriente Medio estuvieron en el ojo de las conversaciones.
La decisión de cerrar embajadas por parte de Israel está directamente conectada con la posibilidad de que Iran busque atacar a través de proxies, es decir sus representantes.
Hezbollah y Hamas son proxies de la República Islámica de Irán. Hezbollah está acusado de estar por detrás de los atentados terroristas al anterior edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992, 29 muertos) y a la AMIA (85 muertos). Ambas son organizaciones consideradas como terroristas para la normativa argentina. La primera lo decidió el gobierno de Mauricio Macri. En el caso de la segunda, el de Milei.
“La Cancillería israelí decidió cerrar de manera preventiva sus embajadas. Esto no obedece a una situación específica con Argentina sino a una decisión a nivel global”, confirmó fuentes de la embajada de Israel en Buenos Aires, que se levanta sobre Avenida de Mayo al 700.
Entre tanto, el embajador israelí en Buenos Aires, Eyal Sela, deberá prolongar su estadía en el Estado hebreo, adonde viajó para acompañar la visita que hizo Javier Milei hasta el jueves mismo, día en que, por la noche, Israel lanzó su primer ataque a Irán. Las fuerzas de seguridad ordenaron el cierre del espacio aéreo, y no hay vuelos comerciales.
También están allá otros argentinos, entre ellos el presidente de la DAIA, Mauro Berenstein y una delegación de miembros de la colectividad LGBTQ+ que asistió al gay parade.