Las historias de El Chavo del 8 no hubieran desplegado todo su encanto y ternura sin el personaje de Quico.
Este niño de la vecindad es recordado por el vestuario con un conjunto marinero, su forma particular de hablar y su actitud presumida. Además, era muy mimado por Doña Florinda. Por estas características, siempre tenía conflictos muy graciosos con los demás personajes.
El artífice de este entrañable personaje es Carlos Villagrán. De muy joven, él comenzó a trabajar como reportero gráfico. Aunque su deseo latente era ser un actor cómico. Así fue como, con su credencial de prensa, empezó a circular por los canales y estudios de televisión.
Él mismo se encargaba de pedir una oportunidad a productores y cómicos. A fuerza de insistencia y perseverancia, logró distintos papeles como extra. Luego, el siguiente escalón fueron las pequeñas participaciones en diferentes programas populares del momento.
Hasta que, de acuerdo al portal La Voz, fue invitado a una fiesta en la casa de Roberto Gómez Bolaños -más conocido como Chespirito y el alma de la factoría de El Chavo. En este encuentro, Villagrán le presentó una pequeña muestra de un posible personaje. A Chespirito le gustó y en 1973, lo llamó para integrarse a su incipiente proyecto: El Chavo del 8.
En los años siguientes, el programa se consolidó y Villagrán se volvió indispensable en las distintas temporadas.
El éxito continuó en sentido ascendente. Pero no estuvo acompañado de un clima apacible.
Es sabido que Chespirito fue una persona controvertida y tuvo enfrentamientos con varios integrantes fundamentales de su equipo. Villagrán no fue la excepción.
Una nota del sitio Milenio cuenta que a medida que el programa ganaba popularidad, el vínculo entre ellos comenzaba a fracturarse.
El punto de disputa se debió a los derechos que Roberto Gómez Bolaños tenía sobre el personaje de Quico y que derivaron en una rivalidad personal. Al tal punto que en 1978, en pleno furor de El Chavo, Villagrán salió de la serie y comenzó él mismo a interpretar su personaje de siempre, pero con el nombre de Kiko.
La versión que contó Villagrán en el programa La Peña de Morfi, tal como recopiló la nota de Milenio, es la siguiente: “Hicimos una gira a Chile, a la vuelta, en el avión, me llama Roberto y me dice que había un déficit en los registros de los personajes y que me iba a quitar parte de mi sueldo. Yo era intérprete, era un pretexto para sacarme. Y así fue”.
Entonces, el actor decidió salir a hacer sus propios shows con el nombre de Kiko, en lugar de Quico. “Lo seguí haciendo. Pero Chespirito registró caricaturas con todos nosotros, supo que había dinero. Él había escrito un libreto, traía los nombres, pero cada uno hizo su personaje”, recordó en ese programa.
Aunque su justificada rebeldía tuvo su costó. En otra entrevista contó que Emilio Azcárraga, el magnate de ese momento de la televisión mexicana, le cerró las puertas del trabajo. “Mandó fax a todos los lugares donde se transmitía El Chavo para decirles que no me dieran trabajo o dejaba de darles El Chavo y las series mexicanas”, contó Villagrán.
“En ese momento, perdí hasta mi casa”, agregó. Pero, tal como agregó en su relato, tocó fondo y decidió salir adelante.
Carlos Villagrán tiene actualmente 81 años. Hace unos años incursionó en política pero retiró su candidatura. También se habló de algunos problemas de salud que aparentemente superó.
Por otro lado, no hay actualizaciones en sus redes sociales desde hace algunos meses.
“Hoy, solo quiere envejecer con dignidad. Lo único que pido es poder valerme por mí mismo hasta el último momento. No le tengo miedo al dolor, pero sí quiero morir en paz”, dijo reflexivo y sabio hace un tiempo.