“Le dije que no me gustaba y me dijo bueno, está bien, y después él seguía igual, no le importaba mucho, el seguía. Yo tenía miedo”, relató en Cámara Gesell, y es apenas parte de la denuncia de un chico de 14 años de Dolores que fue violado reiteradamente por un docente, un inspector de escuelas primarias (de quien habla en ese tramo) y un diseñador de modas, a quienes la Justicia de Garantías de Dolores dictó la prisión preventiva. Además, conociendo ser portadores, al menor lo contagiaron de VIH y sífilis.
El juez Mariano Caseaux reproduce en su resolución el testimonio de la víctima, en el que revela detalles de suma importancia para el caso, al describir lugares, situaciones y sensaciones que vivió desde el momento en que se encontró a solas con los tres hombres -en diferentes momentos-, y lo que padece aún hoy, meses después de las violaciones.
Cristian Guevara, de 37 años, profesor en una escuela secundaria de Dolores y su pareja, Jorge Santander, de 24, diseñador de modas, y Pablo Walter Chiavola, de 52, inspector de escuelas, están detenidos desde mayo en Castelli. El juez de Garantías dispuso ahora que sean trasladados a la Unidad Penal de Dolores a la espera de ser enjuiciados.
Les imputa los delitos que la fiscal de la UFI N°1, Mónica Ferre, había solicitado: facilitación de imágenes pornográficas a menores de edad, abuso sexual con acceso carnal agravado por el daño en la salud de la víctima y facilitación de pornografía, corrupción de menores, y readecúa para los casos de los docentes la calificación a “abuso sexual con aprovechamiento de la inmadurez sexual agravado”.
Los hechos ocurrieron a finales de enero de este año, después de que el menor, quien vive con sus padres en la localidad bonaerense ubicada a mitad de camino entre Buenos Aires y Mar del Plata, descargó en su teléfono la aplicación Grindr, enfocada en el público LGBTIQ+. Para poder validarse se registró diciendo que tenía 18 años, pero luego, a los imputados, les aclaró ser menor de edad.
“Yo recuerdo que por incomodidad, en un momento, le pregunté si había estado antes con otros menores de edad y él me respondió que sí”, dice el chico en su declaración sobre Guevara, el primero que lo contactó a través de la aplicación y lo invitó a su casa para mantener un encuentro sexual.
Acordaron encontrarse al otro día. Antes, intercambiaron fotos de ambos desnudos. Lo mismo describió que hizo con los otros dos hombres, aunque luego borraran las imágenes.
Al día siguiente de hablar con Guevara, el adolescente les dijo a sus padres que iba a caminar al parque pero fue a la casa del hombre, en la calle Márquez. Guevara abusó sexualmente del chico. Siempre supo que se trataba de un menor de edad -entiende la Justicia-, “él se lo dijo”, y no usó protección a pesar de ser portador y conocer su diagnóstico de VIH. De hecho, al ser detenido, en su casa se hallaron los medicamentos que tomaba.
Lo instó a que no dijera lo que había ocurrido: “No le cuentes a nadie, soy profesor y podría quedarme sin trabajo”, le pidió al despedirlo.
“El estaba consciente de que estaba mal y pensaba que se aprovechaba de mí, él sabía que se estaba aprovechando de mí y me di cuenta de eso cuando me dijo que no dijera nada”, contó el menor. Sin embargo, el docente sí lo hizo: les pasó el contacto del chico a su pareja, Jorge Santander, de 24 años, y a Chiavola.
Santander lo llamó esa misma noche y mantuvo relaciones sexuales en la casa de Guevara. Al día siguiente lo llamó el inspector. Esa semana Chiavola se encontraba en Dolores -vive en Villa Gesell- por cuestiones laborales. Lo contactó al menor a través de Grindr primero y luego siguieron la charla por WhatsApp. Lo citó en una dirección falsa para constatar “que se tratara de un menor”. Al corroborarlo, lo llevó al departamento, a una cuadra de distancia, donde lo abusó.
En sus redes sociales, Chiavola tiene fotos en su trabajo, rodeado de alumnos menores de edad, de cuando se casó con su pareja gay y también cuando actuaba como transformista en una obra de teatro en Mar del Plata. Su nombre artístico, y como se registraba en las redes sociales, es Pablo Alter.
“Con muchas dudas al principio, por lo que significa, los resquemores lógicos, el miedo a la impunidad, a exponerse y que no pase nada, pero los papás entendieron que debían hacer la denuncia no solo por su propio hijo, sino para evitar que otros chiquitos estén en la misma situación”, explicó a Clarín el abogado César Sivo, representante la familia del menor, junto a Federico Fourquet.
Ocurre que la denuncia no fue inmediata. Luego de los abusos, a mediados de febrero, el adolescente comenzó a presentar síntomas de una enfermedad que terminó de confirmarse cuando debió ser internado de urgencia en un hospital de La Plata. Allí, los médicos le diagnosticaron VIH. Días después, confirmaron además que había contraído sífilis. Luego contó a sus padres lo que había ocurrido.
Además, Guevara, el docente detenido enfrenta una causa previa por grooming, captación de menores con fines sexuales a través de Internet, radicada en la Fiscalía N° 6 de Villa Gesell.
Tanto la fiscalía como el juzgado hablaron del daño no solo físico que los abusos dejaron en la víctima. “En la actualidad tengo pesadillas, con Chiavola, sueño que estaba en el pasillo, me escondo en un cuarto y se me acerca él y me despierta gritando”, contó el menor a los instructores del caso, y que todavía “me vienen los olores de Cristian (Guevara), un olor repugnante que me da asco”. Al tiempo, trata las enfermedades que le contagiaron los violadores.