cómo es el deporte canino que ya tiene 20 perros “atletas” en Argentina



Obediencia, agilidad y protección. La trilogía de actividades define al ADN del mondioring, una especie de ring mundial que fue diseñado para estandarizar las competencias de trabajo de perros a nivel internacional. La práctica es considerada como una de las más exigentes del rubro.

¿De qué se trata? Es una disciplina de adiestramiento canino deportivo que pone a prueba la destreza de los perros simulando situaciones reales. Se originó en Alemania durante los años 80 con el objetivo de adiestrar perros para la policía. El primer campeonato se celebró en 1987 y Argentina representa uno de los rincones de Sudamérica que participa de estas competiciones.

Diego Rubén Alfonso es director del centro de adiestramiento Vilka. En diálogo con Clarín cuenta que el nivel de competición en el país es muy bueno. También señala que el mondioring comenzó a desarrollarse en nuestro territorio desde el Club del Ovejero Belga en el campo “a cara de perro”. En la actualidad, está vigente en 5 campos caninos y hay 20 perros compitiendo, tanto nacional como internacionalmente.

“Esta disciplina requiere tener el control absoluto del perro. Por eso ofrece una herramienta para ayudar a seleccionar la mejor genética del animal. Asimismo, se valora su carácter impredecible y creativo (los ejercicios varían en cada competición para simular situaciones reales) y el equilibrio, es decir, que sea valiente y protector, pero también obediente y estable. Entrenar a un perro para estas competencias lleva no menos de 2 años”, relata Alfonso.

Su diferencia con otras actividades de adiestramiento canino reside en tres potenciales. Es que la variabilidad, es decir, la falta de rutina en los ejercicios que plantea exige una mayor capacidad de adaptación y concentración. El trabajo de protección (el perro debe demostrar su capacidad de defender y proteger) y la exigencia también garantizan un diferencial en este deporte.

¿En qué consiste cada uno de sus principales pilares? La obediencia significa que el animal debe seguir órdenes precisas como caminar junto al guía, quedarse quieto bajo distracciones, seguir al dueño sin correa, rechazar comida de extraños y recoger objetos. Lo que se evalúa es su precisión y actitud. El objetivo es demostrar precisión, concentración y conexión con el guía sin señales visibles o verbales exageradas.

En segundo lugar, la agilidad analiza las características físicas del perro a través de varios tipos de saltos como el de altura (hasta 1,20 m), el de longitud (hasta 4 m) y el que presenta obstáculos palisados (hasta 2,30 m). Aquí interesa tanto la técnica como la disposición del perro para ejecutar los saltos.

Y en tercera instancia, la protección abarca ejercicios como defensa del guía, búsqueda o escolta del figurante, detención de una huida, defensa bajo amenaza y vigilancia de objetos. El propósito es que el perro pueda demostrar valentía, autocontrol y obediencia en diferentes escenarios, atacando sólo cuando sea necesario y soltando al figurante a la orden del guía o del juez.

“Cualquier raza puede ser aceptada en el deporte siempre que tenga pedigree (documento genealógico del perro) y su libreta de trabajo, y haya aprobado el test de sociabilización. Los perros sin pedigree pueden presentarse en un pre mondio (promocional) o como perro blanco (debe mostrar los ejercicios antes de competir)”, explica Alfonso, que también es delegado de la comisión Rsv Global Latín America.

¿Cómo se garantiza la seguridad del animal? Se exige que haya aprobado sin dificultades el test de obediencia para competir y también debe tener un control absoluto en todo el programa. “Si presenta una actitud fuera de control se lo retira de la pista (está cercada con red). En caso de gravedad, se suspende”, indica Alfonso.

La competencia consta de tres secciones y siempre se realizan en el mismo orden: obediencia, agilidad y defensa, con un puntaje total de 400 puntos. Cada nivel (MR1, MR2 y MR3) presenta su propia dificultad y velocidad. El reglamento está diseñado para evaluar al perro de trabajo de forma integral mediante pruebas que simulen situaciones reales.

El equipo de competición está conformado por el binomio perro y guía, quienes deben realizar una serie de ejercicios de obediencia, saltos y protección, evaluados por un juez. Pero detrás de esta dupla existe al menos un coach y un figurante (como debe hacerse morder por el perro está protegido con un traje especial) quienes forman parte del entrenamiento del can.

En función de la temática elegida, el juez es el encargado de armar la pista en el momento de iniciar el certamen y cada ejercicio tiene un puntaje fraccionado en función del ejercicio.



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