Los Labubu, unos peluches de orejas puntiagudas, ojos desorbitados y una sonrisa repleta de dientes afilados, lograron lo impensado: tras volverse viral en redes sociales se convirtieron en un negocio mega millonario de ventas en China y todo el mundo.
Diseñados por el artista Kasing Lung y comercializados por la empresa china Pop Mart, estos muñecos no solo generan una obsesión global en sus consumidores, sino que convirtieron a su creador y al CEO de Pop Mart, Wang Ning, en multimillonarios.
Con un patrimonio estimado en US$20.300 millones, Wang Ning es un ejemplo de cómo un juguete puede transformarse en un fenómeno de masas.
Labubu nació en 2015 como parte de la serie ilustrada The Monsters y son una mezcla de elfos nórdicos y monstruos de cuento convertidos en un peluche suave con colores vibrantes y expresiones faciales que oscilan entre lo travieso y lo adorable. Sus dientes afilados contrastan con su tamaño pequeño (generalmente entre 10 y 20 cm), creando un efecto de “monstruo inofensivo” que atrae tanto a niños como a adultos.
Kasing Lung, su creador y el artista detrás de este fenómeno, se inspiró en su infancia en los Países Bajos, donde creció rodeado de historias de elfos y criaturas mitológicas. Originalmente, el personaje apareció en libros infantiles como My Little Planet (2013) y Lizzy Wil Dansen (2014), antes de saltar al mundo de los juguetes.
El punto de inflexión para la marca llegó en abril de 2024, cuando la artista tailandesa Lisa, de la banda k-pop BLACKPINK, apareció con un llavero de Labubu en su bolso.

La imagen se volvió viral, desatando una fiebre de compradores en todo Asia que rápidamente se extendió a Occidente. Otras celebridades como Rihanna, Dua Lipa y David Beckham siguieron la tendencia, consolidando a Labubu como un símbolo pop de estatus.

La estrategia detrás del boom de ventas: el misterio de las “cajas misteriosas”
Pop Mart vende los Labubu en cajas sorpresa (blind boxes), donde el comprador no sabe qué modelo recibirá hasta abrirlo. Esta estrategia, similar a los juegos de azar, generó una cultura de coleccionismo obsesivo.
La versión “secreta” (con una probabilidad de 1 en 72) puede llegar a venderse en el mercado secundario por hasta 7.000 dólares en plataformas digitales como eBay.
Además, la marca creó ediciones limitadas y colaboraciones exclusivas. Desde series temáticas junto a Coca-Cola o Halloween hasta colaboraciones con marcas como Vans, cada lanzamiento se convierte en un evento.
Por otra parte, este peluche se metió en el mercado de “kidulting”, es decir juguetes para adultos. Los Labubu representan una tendencia global donde los adultos consumen juguetes como forma de escapismo o reconexión con la infancia. En China, este mercado mueve millones, con coleccionistas que ven en estas figuras una inversión o un símbolo de estatus.
De hecho, los compradores de 18 años o más impulsaron un aumento en el primer semestre de 2024, donde la línea The Monsters generó 870 millones de dólares en ventas para Pop Mart.

El 10 de junio de 2025, una figura de Labubu de 131 cm (tamaño humano) se vendió por 1,08 millones de yuanes (US$150,000) en una subasta en Pekín, batiendo récords como el juguete coleccionable más caro del mundo.
Pop Mart, fundada en 2010, comenzó como una tienda de figuras coleccionables y hoy cotiza en la Bolsa de Hong Kong. Su éxito se basa, además del modelo de cajas ciegas, en la escasez artificial del producto.
Es que las ediciones limitadas crean urgencia. De hecho, en China, es muy difícil conseguir uno de estos ejemplares y las autoridades, en las últimas semanas, ya confiscaron 462 Labubu ingresados de contrabando para la reventa.

Aunque Pop Mart abrió 374 tiendas en China y expandió su presencia a EE.UU. y Europa, la demanda supera la oferta. En Singapur, las reposiciones se agotan en menos de una hora, y en Filipinas, los coleccionistas pagan hasta 500 dólares por figuras en el mercado negro.

Y el boom ya llegó a Latinoamerica: por ejemplo, en México, figuras como el Labubu Gigante “Flip With Me” se agotaron en menos de 48 horas y los usuarios han llegado a pagar más de 400 dólares por cada ejemplar de este muñeco.
Además el juguete chino se convirtió en un fenómeno viral: hay 1,4 millones de publicaciones de #Labubu en TikTok. Se pueden ver en las redes videos de fanáticos abriendo las cajas misteriosas, mostrando estilos inspirados en ellos y, por supuesto, disfraces de Labubu.
A su vez, en el mundo 2.0 también muestran las diferentes estafas que hay detrás de este millonario negocio. Es que hay gente desesperada por ser parte de este boom que compra el juguete sin ver la procedencia y termina siendo engañada, recibiendo imitaciones o, incluso, otros peluches dentro de las “cajas ciegas”.

Lo cierto es que Labubu es más que un juguete: es un fenómeno cultural que combina arte, marketing y psicología de consumo. Su éxito radica en saber explotar la incertidumbre, la exclusividad y el poder de las redes, convirtiendo a este peluche en un símbolo de una generación.