Lo que comenzó como un arresto por un robo, terminó revelando un hallazgo mucho más perturbador. La policía de la ciudad de Saitama, Japón, detuvo el 16 de junio a un hombre bajo sospecha de asesinar a una joven desaparecida hace siete años. Dos objetos hallados en su casa sirvieron de pista para reabrir un caso de desaparición que parecía enterrado en el pasado.
La Policía de la Prefectura de Saitama arrestó a Jun Saito, un hombre desempleado de 31 años, por robarle el celular a una mujer. Cuando los agentes registraron su domicilio, en el barrio Omiya de Saitama, encontraron dos cráneos exhibidos en un estante de vidrio. Uno de madera y otro humano, junto a varios huesos.
Las autoridades explicaron que una prueba de ADN confirmó que el cráneo humano era el de Kaho Miyamoto, de 21 años, quien vivía en Ibaraki y quien fue vista por última vez en la estación de tren JR Omiya en Saitama, el 4 de enero de 2018.
Sobre el cráneo de madera, la policía pudo confirmar que Saito lo compró por internet, tal como había declarado. En cuanto a los huesos, las autoridades siguen trabajando para poder identificarlos. Además, la policía incautó un cuchillo, una sierra y otras herramientas que se cree que se utilizaron en el momento del crimen.
Al declarar, Saito confesó haber estrangulado a Miyamoto en su domicilio: “He tenido deseos asesinos desde niño. Quería matar a alguien. Estoy seguro de que lo hice con su consentimiento. No había otra razón”, relató ante la policía de Saitama.
Los jóvenes japoneses se conocieron en noviembre de 2017 a través de las redes sociales. Dos meses después, Miyamoto tomó un tren desde la estación de Tsuchiura, en la prefectura de Ibaraki, hasta la estación de Omiya para encontrarse por primera vez con Saito. Luego se dirigieron juntos al departamento del joven, donde, según reportaron Japan Times y Japan Today, Saito presuntamente la asesinó y desmembró su cuerpo.
Antes del crimen, el presunto asesino le habría pedido que dejara una nota a su familia explicando que había conseguido un trabajo de medio tiempo con alojamiento incluido y había quitado el chip de su celular para evitar que lo rastreen.
Al día siguiente, el 5 de enero de 2018, la familia de Kaho Miyamoto había denunciado su desaparición ante la comisaria de Ibaraki. Ante las nuevas noticias sobre su hija, emitieron un comunicado “Estamos llenos de incredulidad y no queremos creer esto. Era una niña seria y amable que se preocupaba por los demás. Deseamos recordar a nuestra hija con cariño como familia”.