¿se escucha diferente o es una excusa para vender más?

Pelusón of Milk reúne a un grupo de amigos para hacer la escucha de la remasterización que acaba de editarse. Suena medio nerd o medio snob decirlo: gente sentada alrededor de una grabación modernizada para ver cómo suena el Flaco Spinetta, o para que, de alguna manera, vuelva a tomar una forma corpórea.

Después del segundo tema, con una mezcla de vergüenza y sentido común, alguien pregunta en voz baja: “¿Vos notás la remasterización?”. Ahí empieza a ponerse bueno. “Sí”, responde el dueño de casa: “La voz de Spinetta suena como si nunca se hubiera fumado un Derby suave”.

¿Qué nos hace consumir lo remasterizado? ¿Son reediciones con otro nombre? ¿Será un caprichito de melómanos? Ok, somos gente que resiste una audiometría, ¿qué deberíamos notar cuando escuchamos un disco remasterizado?

-Escuchá la batería. Es como si la tocaran cinco John Bonham juntos…

“Yo tengo el Pelusón en vinilo original”, interviene Martín Ciccioli, periodista, “melómano” y conductor de ¿Quién paga la fiesta?, en la Rock & Pop, donde suenan al aire canciones en diferentes formatos.

-Pongo el mismo tema en formato vinilo, CD, streaming y hasta en casete.

-A mí me interesa tener el material tal como fue concebido en su momento. A Pelusón lo compré y es un orgullo mío que está muy bien guardado entre mis tesoros. Para mí ya sonaba muy bien desde el comienzo. El milagro de una púa impactando contra el acetato de vinilo, sobre un plástico y haciendo que eso genere música maravillosa, es una bendición.

El que quiere decir algo es Mario Breuer, capo di tutti capi, ingeniero de sonido de todos los grandes del rock argentino. Super Mario Breuer, botones y perillas de las consolas de Charly García, el Indio Solari y mil etcéteras. “Mirá, el mejor ejemplo para entender esto es cuando se agarró todo el catálogo de Los Beatles para remasterizarlo y hasta remezclarlo. Mi opinión personal es que es un poco sacrílego eso. Los discos tienen la edad del día en que salieron. Y remasterizar es cambiar la fecha de nacimiento”.

-A veces mejora, a veces no. Puede que digas: se escucha todo más separado, sí, pero me gustaba más como se escuchaba antes.

Mario Breuer recuerda que en sus estudios terminaba una sesión de Miguel Mateos y entraba Sumo. Salía Sumo y entraba Don Cornelio y la Zona. Cientos de discos llevan su nombre en alguna parte de los créditos.

“A los que más les sirve esto es a los estudios de mastering y a las compañías discográficas. ¿Sabés por qué? Porque el fanático de Led Zeppelin que ya se había comprado todos lo vinilos, que después se compró todos los cedés y después, cuando se puso de moda de nuevo el vinilo, salió a comprarse todos los vinilos de nuevo, va a estar ahí una vez más. ¿Qué quiero decir? Que hay mucho negocio en todo esto“.

-Hay mucha gente que lo nota, que nota la remasterización. Yo también me juntaba con los muchachos a escuchar discos con la persiana baja y el teléfono descolgado para que nadie moleste. Es probable que sí, que te des cuenta que no suena como antes. Pero hay toda una cuestión de verdad, mitos y camelos alrededor del remastering. Yo creo que la principal razón para remasterizar es volver a sacar un disco que ya se lo hemos vendido al cristiano como cinco veces. Es un poquito mucho.

Yo pasé por todos los estadios, el Dolby, el Dolby Surround, y si me preguntás sigo disfrutando de los discos en estéreo y las mezclas originales. Cada vez que quise remasterizar algo, un tema de otra época, nunca jamás quedó tan bueno como en la fecha de nacimiento de aquel material.

Remasterizar es mejorar el sonido de una grabación. Además de Pelusón of Mik, el sello Universal está remasterizando varios discos del rock argentino, que incluyen a Charly García, Fito Páez, Los Pericos y más. El problema es que a veces el sonido mejorado desnuda y deja en evidencia. Ahora que Oasis es noticia, Liam Gallagher, se sabe, desaprobó la remasterización aniversario de Definitely Maybe, su primer álbum de estudio. “Suena más débil en 2024 que en 1994”.

Sobre remasterizacions de discos célebres y bien logrados, The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, “preservó la atmósfera original del álbum”, pero mejoró el sonido de los “detalles sutiles dándonos una audición más inmersiva”.

Una remasterización de Revolver, de Los Beatles, hizo que The Guardian le diera cinco estrellitas argumentado que los nuevos detalles revelan significados más profundos en las canciones. “Las armonías tenues en Here, There and Everywhere rehacen la melodía como una antigua canción de amor de rock’n’roll. El piano desafinando en I Want to Tell You refleja inseguridad y el bajo retumbante de McCartney en Taxman ilumina el tono mordaz y cínico de la letras de Harrison”.

Ciccioli cuenta que el ejercicio de pasar cuatro veces el mismo tema en distintos formatos es una sección ideal para enfermitos de la música.

“Obvio que se necesita un tratamiento nuevo, sangre nueva, y eso significa agarrar el master y volverlo apto para todas las plataformas. Estoy a favor. Por algo Beatles, Floyd, Zeppelin y otras grandes bandas ya van por la cuarta o quinta remasterización de su obra”.

“Camelo”, dice Mario Breuer. Lo escucha Federico “Tio” Aristegui, que estuvo de los dos lados del mostrador. Como músico, tocó, entre otros, con Nacha Guevara en Heavy Tango. Y grabó con Joaquín Sabina, con Ratones Paranoicos.

“Hice remasterizaciones para vinilo de discos que no fueron inicialmente editados en vinilo. No se remasteriza igual para cada soporte, pero Mario tiene razón: hay que respetar el sonido original, la instantánea de una época y de una carrera. Remasterizar es también una excusa para revitalizar el catálogo y seguir comercializándolo. Yo creo que hay que hacer un lavado de cara. Ojo, no es para cualquiera y no siempre queda bien”.

Ciccioli está convencido de que es “un acto de amor” haber hecho brillar Pelusón of Milk. “Estamos hablando del disco de Seguir viviendo sin tu amor, la canción de Luis Alberto Spinetta que más veces sonó en la radio. Además, y sobre todo, es una oportunidad para que un montón de gente vuelva a su antiguo amor por el Flaco. Queremos escucharlos más jóvenes y más vitales cuanto más viejos se van poniendo. Es una forma de priorizar algo fundamental: la escucha”