Nachito Saralegui, el cómico que la rompe en las redes y trabajó con Susana Giménez, pero sufre de ansiedad y está medicado

Los más jóvenes lo conocen. Lo siguen desde hace tiempo. Empezó a subir contenidos a las redes hace más de 10 años. Nachito Saralegui (33) tiene casi 800.000 seguidores en instagram y no es extraño ver gente de mediana edad que se le acerca a decirle que se divierte con sus personajes y que lo conoció por sus hijos adolescentes.

Nachito Saralegui también es uno de los protagonistas de la serie Porno y helado -junto a Martín Piroyansky, por Amazon-, que próximamente estará rodando su tercera temporada. Con Lucas Rodríguez y Rober Galati hace El Galpón -un programa de sketches, los martes a las 18, aunque después puede verse diferido-, por Vorterix y dos viernes por mes se presenta a la medianoche en el Paseo La Plaza -en la sala Pablo Neruda-, con El show de Nachito, en su tercera y última temporada.

Con ese espectáculo, que tiene algo de stand up, intervención musical y un poco de interacción con el público, también sale de gira y lo presenta en distintas ciudades del país. Y el año pasado, hasta lo llevó a España.

Platense, hincha de Estudiantes, actor. “A mí siempre me gustó hacer reír. Desde chiquito me gusta actuar”, asume. Juega al básquet desde los 5 años y es un deporte que ama. Sigue entrenando en un club de La Plata y esa es una de las razones que lo retienen en su ciudad natal.

“Cuando estoy muy ansioso, ir a básquet es la salvación. Amo el básquet con toda mi vida”, dice y cuenta que está organizando con Pedro Pérez Disalvo -hermano de Coscu-, que juega profesionalmente al básquet en Racing y ahora tendrá dos meses de vacaciones, unos partidos con amigos.

“En el colegio, me defendía con el humor”, declara. “Hubo una etapa en la que sufrí bullying, por ser medio gordo o tener sobrepeso”, repasa. Durante la primaria, no quería ir a la escuela, porque lo pasaba mal. “Lo fui superando con el tiempo. Un día descubrí que me podía defender con el humor. Me hacían bullying y yo les devolvía el chiste. Y el aula se reía. Ahí me di cuenta de que tenía un poder. Descubrí el humor como un escudo de protección ante lo malo de la vida y se fue haciendo costumbre”, explica.

Pero como siempre es una de cal y otra de arena, cuando encontró en el humor una salida, a los 14 años empezó con ataques de pánico, ansiedad y a tener trastorno obsesivo compulsivo. “Y el humor quedó en pausa”, reconoce. “Abandoné la escuela. Estaba todos los días en mi casa, llorando, no entendía qué me pasaba. Le tenía mucho miedo a la muerte”, confiesa.

¿Hubo un disparador para que eso le sucediera? “En la escuela, tuve un profesor de Religión que era un cura polaco, que había venido como misionero. Nos hablaba de la bondad de Dios, pero también de los pecados y me instaló el sentimiento de culpa y el miedo a Dios”, explica. Los papás de Nachito iban a misa los domingos, pero se alejaron un poco de la religión “por el daño que vieron que me hizo”, continúa. “Fueron dos años duros. Mis papás estaban angustiados. Recorrí 10 psicólogos, 4 psiquiatras… Hasta dar con el tratamiento adecuado. El TOC es jodido porque es tu propia cabeza jugando contra vos. No fui a la escuela, hasta que encontré un tratamiento con el que mejoré mucho. Y pude terminar el colegio”, repasa. A pesar de todo, dice seguir siendo creyente. Y se atreve a ser Dios en un personaje que disfruta mucho de hacer.

Está soltero y en el show habla de sus fracasos amorosos. Es el menor de tres hermanos varones. Se anotó en Veterinaria, porque le gustaban los perros, pero abandonó enseguida; cursó dos años de Abogacía -aprobó solo dos materias, pero perseveró porque se había puesto de novio con una compañera- y finalmente se decidió por la actuación.

“Les planteé a mis padres la posibilidad de estudiar en la Escuela de Teatro de La Plata”, recuerda y pronto recibió la aprobación. “Con un grupo de amigos empecé a hacer videos que se fueron viralizando”, relata sus comienzos. Con ese grupo querían filmar una película y para financiarla, montaron una obra de teatro que presentaron en el Coliseo Podestá de La Plata. “Y se agotaron las entradas. Ahí mis papás se convencieron de que estaba bien que siguiera con la actuación”, afirma. Y finalmente, se filmó la película En busca del muñeco perdido, que se puede ver por Youtube.

En un cumpleaños de un amigo en común conoció a Fran Gómez –como esta nueva generación se mide en seguidores, cabe decir que Fran tiene dos millones de seguidores en Instagram-. “Empezamos a hacer videos juntos, por el 2016. Y los subíamos a instagram”, cuenta. Luego, estrenaron Flasheando secuencia, en teatro. Más tarde, Tipazos. El tercer show se vio truncado por la pandemia. Pero como crisis son oportunidades, comenzaron con el streaming.

“Con dos amigos, José Ordoqui y Emiliano Ambrosis, conocidos como Argentuzo y Kerusa, y con Fran, nos pusimos a hacer un programa por Twitch y teníamos un QR para que la gente, si quería, nos donara plata. Algo sacábamos, pero muy poquito…”, recuerda.

En tiempos de pandemia, Nachito se gastó todos los ahorros que tenía, a tal punto que cuando lo llamaron para hacer el casting para interpretar a Ramón en Porno y helado, su respuesta fue que no tenía plata para viajar hasta Capital. “No había transporte público y un remís salía caro”, explica. “Tratá de juntar la plata, porque es muy probable que quedes vos”, le dijeron del otro lado del teléfono. Consiguió el dinero para el auto. Fue y quedó.

“Me dijeron que iba a tener escenas con Susana Giménez, que iba a estar Favio Posca… Y yo no lo podía creer”, dice. Claro que todavía eran tiempos de aislamiento, y cuando a comienzos del 2021 viajaron a Uruguay para filmar, tuvieron que cumplir con el protocolo: siete días encerrados cada uno en su habitación del hotel, sin poder salir. “Imaginate yo, con ansiedad, TOC y ataque de pánico… me encerrás en una pieza de hotel y es una bomba de tiempo. Me la pasé llorando, hablando por teléfono con mi mamá diciéndole que me quería ir… Y la psicóloga que me decía que aguante, que al salir iba a cambiar todo. Y fue así, salí y a partir de ahí me agarró un relax hermoso y disfruté muchísimo de filmar”, cuenta.

Con Lucho Mellera, un comediante y exitoso estandapero, Nachito estrenó un show en el 2022 que se llamó Contenidos. Luego llegó el momento de largarse solo. Lo llamó a Quique Constant -hermano de sus productores-, que es músico, y armó el espectáculo que actualmente presenta en La Plaza. Con Quique es con quien inventó una “banda falsa” llamada Juan tiene un perro que se llama Juan, parodiando nombres de bandas como El mató a un policía motorizado. La banda escaló tanto, que los temas pueden escucharse por Spotify. El estilo de humor que hace está, de algún modo inspirado en Cha cha cha y Todo por dos pesos. “Me encantaría que Alfredo Casero, Diego Capusotto o Fabio Alberti participaran de algún capítulo de El Galpón”, sueña. “Sería un lujo”.

No es Garrick. No es el cómico que detrás de su sonrisa de payaso está triste. Pero sí es cierto que Nachito, el que hace reír a sus seguidores, sufre ansiedad. “Sigo medicado, pero estoy mejor”, dice. Después de un tiempo de estar sobremedicado, ahora tiene un nuevo psiquiatra y siente que va por buen camino.

“El miedo a la muerte y la culpa, en algún lugar de mi inconsciente siguen estando; pero me hago el boludo”, bromea. “Mi escudo es la comedia”, repite. El paciente hipocondríaco, ese personaje que construyó Saralegui, dice que un poco lo representa.

Como todo queda en familia, José, el hermano mayor de Nachito, es uno de los guionistas de El Galpón. El hermano del medio, Juan Martín, se recibió de profesor de Educación Física y tiene una hija de 15 años que ve los shows de su tío desde muy chiquita. “A mí me gustaría que un día hagamos un sketch en El Galpón los tres hermanos, para volver a jugar como cuando eran chicos”.