A Drew y Jonathan Scott no les hace falta protagonizar un blockbuster de Hollywood para que los consideren grandes estrellas del entretenimiento. Les alcanza con ser los Hermanos a la obra.
Los Property Brothers ni siquiera son actores. Uno es contratista de producción y el otro es agente inmobiliario.
En su programa, emitido en sus diferentes versiones por Home & Health y ahora disponible en Max, ayudan a personas “comunes” y a famosos a tener un hogar mejor.
“Vender para comprar”, “Remodelaciones con celebridades” o “Hermanos a la obra: en casa” son realities de Hermanos a la obra con más ficción de lo que aparentan.
Los Scott conocen muy bien las reglas del reality show, un género televisivo que, según la RAE, se basa en “la presentación de casos, vivencias o conflictos personales reales o inducidos”. De ahí que en su momento dejaron que medios como el New York Times siguieran el backstage de la producción para que los espectadores pudieran descubrir los trucos.
Aunque la mayoría de las escenas que transcurren frente a cámara son parte de la realidad, Hermanos a la obra sigue una estructura previamente planeada.

La premisa es simple: familias de alto poder adquisitivo quieren darle un nuevo look a su casa y llaman a los Scott para refaccionarlas y convertirlas en mansiones de lujo.
HGTV, el canal que emite el programa en Estados Unidos, cubre los gastos de los episodios, pero son Drew y Jonathan quienes pagan las remodelaciones (los ingresos son destinados a organizaciones benéficas).
Ambos se ajustan a los requisitos de sus clientes. En la mayoría de los episodios -que salen en TV desde 2010- empiezan mostrándoles una casa que sirve como inspiración y trabajan a partir de ahí.
Veamos un caso que revela el truco del programa.
El caso de Jenny y Nolan Reimold
Jenny y Nolan Reimold son los dueños de una casa “de inspiración” de los Hermanos a la obra. En mayo de 2018, el matrimonio le prestó su mansión a los gemelos para que la usaran de ejemplo en un episodio y la convirtieran en un set de rodaje hollywoodense.

Como los clientes del capítulo buscaban una casa “costera”, los Reimold contribuyeron con la magia del show: ocultaron fotos personales y obras de arte no aprobadas por sus autores y ajustaron su hogar para que estuviera en línea con el look requerido, eliminando artículos de campo y reemplazándolos por cosas que tenían de la época en la que vivían en Florida.
Jenny quitó algunas cajas de madera y agregó coral y vidrio de mar en las estanterías, así como también cestas de mimbre y manglares.
Un día con los Scott
Hace un tiempo, una periodista del New York Times cubrió una jornada de rodaje con los gemelos en un bungalow de Galveston, Texas.
Entre otras cosas, la cronista reveló cómo, por pedido del director, Jonathan grabó dos o tres veces un plano en el que se sorprende al ver un inodoro y luego intenta sacarlo del baño a la fuerza.
Una escena divertida de ese día fue cuando los hermanos tuvieron que reconstruir una situación sucedida la noche anterior: algunas horas antes del rodaje, a la casa le faltaba una chimenea: el viento la había volado al costado de un auto en la vereda. Como el accidente no fue grabado, los Scott decidieron hacer una recreación.

Ya con la tormenta bastante lejos, el director pidió extras para que hicieran de trabajadores, así que un grupo de comerciantes salió a la calle y fingió obrar en una construcción. El realizador dio la señal: “¡Estallido!”, gritó, y Drew fingió sorpresa y salió corriendo de la casa. Miró la chimenea haciéndose el asustado, se frotó los ojos y… “¡Toma 2!”. Fueron un total de cuatro tomas.
Que nada se salga del guión
En el Property Brothers clásico, los Drew interactúan constantemente con los millonarios que desean remodelar sus mansiones. En pantalla se ven divertidos idas y vueltas en el que tocan temas de todo tipo, no solo los vinculados a las bienes raíces.
Según reveló el medio CheatSheet, los Scott están lejos de ser amigos de sus clientes. De las seis semanas que dura la renovación solo ven a las familias aproximadamente ocho días, y varios de son para grabar en conjunto las reacciones que luego se ven en el programa.
Los productores tienen un trabajo poco amigable: controlan que nada se salga del libreto, incluso los momentos de peleas. Para lograr estas tensas situaciones, los productores les recuerdan a los Scott que destaquen los encontronazos de opiniones de sus clientes en el pasado.

A su vez se fijan en no trabajar con solteros. Todas las personas comunes y corrientes que aparecen en el show son matrimonios porque creen que así todo es más “televisivo”.
Con el trabajo de Jonathan y Drew pasa lo mismo. Tal como indica el medio citado, el programa contrata equipos de construcción locales para las distintas remodelaciones y estos son quienes hacen el trabajo duro desde las sombras.
El peor dato de los que arroja CheatSheet es el de que los Property Brothers solo arreglarían cuatro habitaciones por mansión y que los clientes supuestamente deben elegir entre el baño y la cocina.